A iniciar el año 2025, se presenta un panorama complejo y cambiante en el marco internacional con diversos desafíos y escasas posibilidades de soluciones prontas y pacíficas. La intersección entre la fragilidad del multilateralismo, la crisis climática, los conflictos bélicos, la cerrazón diplomática para tratar problemas que agobian al mundo, la influencia política y tendenciosa de los “tecnomagnates”, y el respeto a los acuerdos internacionales, será fundamental para definir el futuro del planeta.
Cada vez estamos más cerca de momentos críticos, los cuales se presentan en forma recurrente, con mayor proximidad unos de otros. Al publicarse este artículo, Donald Trump ya habrá tomado posesión de la Casa Blanca después de una serie de decires mucho más agresivos que hace 8 años. Hoy ya podemos ver en qué plan llega realmente, pues puede complicar en mucho este primer año de la presidenta Sheinbaum.
El 2025 arranca con más preguntas que respuestas, con más incertidumbres que certezas, con probabilidades de treguas pero someras posibilidades de paz duradera y de estabilidad, con egos inflados en la política y retadores protagonismos personales en las figuras públicas, con urgencias climáticas sin estrategias colectivas de solución, con dificultades en el diálogo y los consensos, con graves polarizaciones en varias regiones del planeta. La geopolítica es compleja por la crisis humanitaria, las rivalidades políticas, económicas y de dominio político y territorial.
Las oportunidades de salir adelante se vislumbran con una visión esperanzadora ante la innovación tecnológica que puede contribuir a resolver muchos de los desafíos globales, como la crisis alimentaria, la contaminación ambiental y la escasez de agua. La transición hacia energías renovables puede ofrecer una oportunidad para crear nuevos empleos y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Otra oportunidad, a pesar de las tensiones, puede ser el logro de alcanzar la cooperación multilateral en temas como el clima, la salud, la desigualdad y el desarrollo sostenible. Los ciudadanos están cada vez más comprometidos con los desafíos globales y buscan participar en la toma de decisiones, pues seguramente temen un futuro incierto causado por nuestra propia voracidad y falta de previsión.
En materia de política internacional hay aspectos clave que se deben considerar, como la guerra ruso-ucraniana, el conflicto de Hamas e Israel que parece que entra en pausa, pero no en solución, ya que la zona ha sido un conflicto permanente que puede extenderse en varias direcciones en el momento menos esperado. El conflicto sudcoreano que, al igual que ocho años atrás, ha salido a la calle para reclamar la destitución de su presidente Yoon Suk-yeol por abuso de poder.
Suavizar la tensión suscitada por el gigante asiático y su expansión comercial. El sesgo que tomará en materia de política exterior el gobierno de los Estados Unidos en este segundo periodo de Trump, que redobla el desafío en el orden internacional. Y quizá el mayor peso lo representa la capacidad de los líderes mundiales para cooperar y encontrar soluciones a los problemas globales, como un aspecto crucial para el futuro del planeta.
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