Hablar de la adolescencia es conversar de un asunto bastante delicado que ha sido objeto de preocupación de padres, maestros e instituciones diversas públicas y privadas. La adolescencia es un periodo por definir en la vida de aquellos que dejan la niñez. Es un tema actual y recurrente en las escuelas secundarias y preparatorias, en las escuelas normales, en las familias y en la sociedad en general. «Constituye el campo de estudio de la antropología, psicología, biología del desarrollo, sociología, historia y, por supuesto, también aparece como un concepto de saberes de la realidad familiar, educativa y social del presente» (A. Lozano Vicente, 2014).
El ser humano desde todos los tiempos ha necesitado de un espacio de muchos años para desarrollarse biológicamente, crecer y madurar sus funciones cognitivas. A diferencia de otros seres vivos, como los animales, nuestra programación genética es abierta y tiene que “humanizarse”. Pero solo es posible humanizarse en la convivencia con los otros.
Los animales nacen con una programación genética muy definida. Enseguida se levantan, caminan y aprenden en poco tiempo todo lo que necesitan para sobrevivir porque no precisan más. El ser humano, en cambio, es desvalido por muchos años mientras su condición biológica madura y sus facultades cognoscentes se abren a la comprensión del mundo y de la vida. Necesita de la comunidad para alcanzar este desarrollo.
En este proceso natural de crecimiento, necesita de otros que le provean alimento y cobijo, pero también de quienes pueda aprender a comprender las cosas que le rodean y le ayuden a expresar sus ideas y sentimientos. Esa es la importancia fundamental del hogar durante la primera década de existencia, que se reflejará posiblemente durante toda su vida posterior. Paralelamente, recibe una gran ayuda con lo que le aporta la escuela, que también ha evolucionado como una necesidad complementaria para formar al ser humano desde hace, al menos, cinco o seis milenios.
La adolescencia es una etapa muy delicada, porque es el periodo de las definiciones, es el momento de mayor autenticidad que el niño enfrenta para entenderse, ubicarse en un espacio social con los demás, comprender sus ideas, sentimientos y emociones y esbozar un titubeante camino a seguir en lo que será su vida y su existencia. No se puede determinar un periodo por edades, ya que resulta bastante complejo ante las realidades cambiantes en el curso de la vida de cada niño o niña.
El concepto de adolescencia como hoy lo conocemos, aparece descrito por primera vez en 1904 por Stanley Hall, quien estudió en Harvard junto a William James, autor de la importante obra “Principios de psicología” que sentó las bases de esta disciplina dentro de la ciencia. Hall describe que el adolescente «puede expresar mucha energía y actividad desmedida y alternativamente mostrarse indiferente y desganado; puede pasar de la euforia a la depresión, de la vanidad a la timidez, del egoísmo al altruismo idealista» (A. Lozano, 2014).
Esta descripción hecha hace 120 años no se distancia de la que se podría elaborar hoy. Ese periodo que transcurre desde la pubertad hasta el completo desarrollo corporal y psicológico, está lleno de contradicciones, de inestabilidad emocional, de menosprecio por cualquier forma de autoridad, de afán de aceptación entre sus iguales, de conocer y aprender “cosas de la vida”, de reafirmación, de probar cosas nuevas, lo que hace muy compleja su estancia en el hogar y, sobre todo, en la escuela, junto a otros con iguales condiciones de adaptabilidad en proceso. Seguiremos con el tema.
gnietoa@hotmail.com
|
|