Su simbología. La tradicional cena de Nochebuena es un condensado de tradiciones y sazones que encuentran su sello mexicano y una profunda advocación religiosa y familiar. Con la Nochebuena se celebra la víspera de la Navidad en el hogar cristiano para conmemorar el nacimiento del niño Jesús. Por la noche la mesa estará servida, y será el encuentro y reencuentro de familiares, amistades cercanas y seres queridos, reconociendo los valores más importantes de la familia.
Pocas celebraciones han evolucionado tanto como la Navidad durante los últimos 20 siglos, incorporando tradiciones de otros orígenes y reconociendo variantes en cada una de las regiones del mundo. La mayor parte de estas tradiciones llegan hasta nuestros días desde el larguísimo período medieval y se extiende y enriquece con el descubrimiento de América.
Los católicos. Es el 24 de diciembre un acontecimiento excepcional. Nochebuena se presenta al mundo como la cena familiar por antonomasia pero, más allá de degustar de una cena según las posibilidades y costumbres de cada familia, es la víspera de la Natividad o nacimiento de Jesús. Antes de esta fecha ya hubo posadas y hermosas y nutridas peregrinaciones en honor de la Virgen de Guadalupe.
La literatura. La Navidad constituye un tema abordado en varios países que contiene particularidades expresivas y sentimientos de amor hacia el prójimo. Desde la novela, la poesía, el teatro y, sobre todo, el cuento, grandes escritores le han dedicado al menos un relato y, entre ellos, mencionamos a Ignacio Manuel Altamirano, Antón Chejov, Charles Dickens, los hermanos Grimm, Hans Christian Andersen, F. S. Fitzgerald, Truman Capote, Dostoievski, García Márquez, J.R. Tolkien, Oscar Wilde, entre muchísimos otros autores de gran renombre y prestigio que han contribuido con sus historias a crear un ambiente especial en estos días.
La realidad. Aunque algunos analistas aseguran que en las últimas décadas se ha perdido parte del espíritu navideño, lo cierto es que lo celebran tanto ateos como religiosos. Algunas personas podrán decir que estas costumbres y tradiciones las ha inventado la gente para divertirse y los comercios para vender, pero detrás de la Navidad hay mucho significado humano que invita a tratar de vivir estas tradiciones con un amplio sentido fraternal y solidario que no debe perderse. La época que vivimos necesita de estos lazos de unión universal.
Las tradiciones. Dice el Papa Francisco, en su reciente Carta Apostólica del 1° de diciembre: “Con esta Carta quisiera alentar la hermosa tradición de nuestras familias que en los días previos a la Navidad preparan el belén, como también la costumbre de ponerlo en los lugares de trabajo, en las escuelas, en los hospitales, en las cárceles, en las plazas... Es realmente un ejercicio de fantasía creativa, que utiliza los materiales más dispares para crear pequeñas obras maestras llenas de belleza. Se aprende desde niños: cuando papá y mamá, junto a los abuelos, transmiten esta alegre tradición, que contiene en sí una rica espiritualidad popular. Espero que esta práctica nunca se debilite; es más, confío en que, allí donde hubiera caído en desuso, sea descubierta de nuevo y revitalizada.”
Como puente hacia otras religiones, tal vez la figura de los Reyes Magos, mencionada en el Evangelio de San Mateo, sea una alegoría de que “el mensaje salvador de Cristo se dio para todos los hombres en todos los confines del planeta y no solo para los judíos”. Durante siglos en España, la Navidad fue una de las principales festividades de encuentro entre cristianos y musulmanes. En otras parte del mundo, han hecho de estos días previos al año nuevo, una gran fiesta de fraternidad humana y lo festejan a su manera.
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