El 10 de diciembre fue el día internacional de los derechos humanos. La humanidad ha avanzado en su reconocimiento de la igualdad de las personas, el disfrute a su libertad, el respeto a la vida y la dignidad y, como lo asienta la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, el derecho a buscar la felicidad como ideal máximo de la especie humana, en el trato ético con los demás. Sin embargo, ¿qué hace tan complicado y casi imposible de realizar estos preceptos?
¿Por qué se puede hablar, reflexionar y aceptar el valor de los derechos humanos y es tan difícil aplicarlos y vivirlos en los hechos cotidianos? Los derechos humanos son aquellos que se tienen por el simple hecho de ser humanos. Es la forma que instintivamente cualquiera espera que se le trate, y la atención que se merece cualquier individuo sin distingos de raza, sexo, credo religioso, preferencia sexual, situación económica, militancia política, nacionalidad o algún impedimento físico o mental.
Cada país puede tener sus ordenamientos jurídicos propios, pero los derechos humanos han alcanzado un rango universal aceptado por la inmensa mayoría de las naciones que se han comprometido en la práctica a respetar y asentarlos dentro de sus propias Constituciones. La ONU marca un listado de al menos 30 derechos humanos universales para todos los países del mundo.
Originalmente, los individuos tenían derechos sólo por pertenecer a un grupo, como una familia o clase social. Allá por el año 539 a.C., Ciro el Grande, tras conquistar la ciudad de Babilonia, hizo algo totalmente inesperado: liberó a todos los esclavos y les permitió volver a casa. Aún más, declaró que la gente tenía derecho a escoger su propia religión. El cilindro de Ciro, una tablilla de arcilla escrita en acadio y caracteres cuneiformes se considera la primera declaración de derechos humanos en toda la historia de la humanidad.
La idea de los derechos humanos se difundió rápidamente hasta India, Grecia y finalmente Roma, y los incidentes más importantes que en los cientos de años posteriores se dieron a su favor, marcaron con excesiva lentitud las conciencias colectivas de algunos pueblos y fueron quedando como ejemplos para el resto de la humanidad.
Mil ochocientos años después de lo de Ciro, la Carta Magna inglesa de 1215 dio a la gente nuevos derechos e hizo que el rey estuviera sujeto a la ley. Siglos más
tarde, la Petición de Derechos como declaración de libertades civiles fue presentada por el Parlamento Inglés al Rey Carlos I en 1628 para establecer los derechos de la gente.
Además de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos (1776), la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789) en la cual los franceses declaraban que todos los ciudadanos son iguales ante la ley, hubo personajes que por su cuenta lucharon por estos derechos, como Luther King, Gandhi, Mandela.
La Segunda Guerra Mundial, Hitler, y el exterminio nazi de millones de judíos, queda grabado como la más reciente y criminal falta de conciencia de los derechos humanos. El mundo estaba desesperado por un cambio. La Declaración Universal de Derechos Humanos (10 de diciembre de 1948), documento consensuado por la ONU entre los países del mundo, definen los derechos humanos para todas las personas. Y hoy forman parte de las leyes obligatorias del planeta.
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