La política en los tiempos actuales abarca una amplia gama de temas y actividades relacionadas con la toma de decisiones y la gestión de asuntos públicos. La ciencia política moderna se divide en varias disciplinas, como la política comparada, las relaciones internacionales, la teoría política, las políticas públicas y la administración, la política interna y el gobierno, la economía política, la metodología política, etcétera.
La política se refiere a la actividad encauzada a la toma de decisiones de un grupo para alcanzar ciertos objetivos y resolver o minimizar los problemas sociales, la distribución de recursos y los conflictos de intereses dentro de una sociedad. Se desarrolla en diferentes niveles, desde el ámbito nacional hasta el local y municipal, y es parte de cada grupo laboral o grupos sociales organizados.
La política en la actualidad se ha acercado más a la sociedad, involucrando al ciudadano en mayor medida. Se ha desmitificado la idea de que la política es materia nada más de los gobernantes, reconociendo que los ciudadanos también pueden influir con su participación, tanto en la distribución del poder como en la organización de la convivencia humana.
La política se extiende a diversos ámbitos, desde las discusiones familiares hasta la esfera internacional en organizaciones como la ONU, la OEA, el BM, el FMI cuyo impacto es significativo en las decisiones a nivel global. El sistema político mundial del siglo XXI se caracteriza por dinámicas horizontales y verticales, donde la política global, suprarregional y glocal juegan un papel determinante y los actores políticos se organizan a nivel transnacional para abordar retos mundiales y complejos problemas culturales.
Se adapta a un lenguaje mediático, simplificando la comunicación y personalizando las estrategias para llegar a un público más amplio. Esto plantea un contraste entre la visión clásica de la política como una actividad moral noble y la perspectiva moderna, influenciada por Maquiavelo, que la concibe como una técnica desligada de la moral, centrada en obtener y mantener el poder.
El ambiente político actual está marcado por una polarización nacional no sólo en México, si no en muchos otros países. Son numerosos los desafíos que se tienen que enfrentar, tales como la pacificación del país, combatir la violencia, la desigualdad social y económica, proteger los derechos y el bienestar público, contener el auge del populismo, la desconfianza en las instituciones, el desarrollo de las redes sociales y la desinformación, la participación democrática y últimamente el conflicto del cambio climático que los científicos han venido señalando al menos en los últimos treinta años sin que nadie les haga caso.
Son sólo algunos ejemplos de los muchos desafíos políticos que enfrentan los países en estos tiempos. Son momentos difíciles para asumir el liderazgo de una nación. Pero también son momentos de grandes oportunidades. Los líderes que logran unir a sus países y proponer políticas inclusivas –no excluyentes–, así como enfrentar los problemas y conflictos acentuados de manera compartida, tendrán un impacto duradero en el mundo.
Nada justifica la exclusión, la imposición, la política unipersonal ni el sacrificio social de la polarización. El futuro de la política dependerá de la capacidad para favorecer el proceso que reduce la manifestación de cualidades opuestas (despolarización) y construye una sociedad más justa, equitativa e inclusiva. El gobierno de un pueblo es un asunto bastante delicado y complejo, en el que no se puede actuar a la ligera sin que haya consecuencias inmediatas o a mediano plazo.
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