Gilberto Nieto Aguilar
Las panaceas del hombre a veces se vuelven cajas de pandora. El socialismo, (previo al comunismo), no alcanzó a imponer en el planeta la dictadura del proletariado, etapa posterior a la toma del poder por parte de la clase obrera, la cual crearía un Estado obrero bajo el modelo de una dictadura de las clases trabajadoras sobre la burguesía. Es decir, derrocar las fuerzas del capital invirtiendo el modelo de desarrollo de la libre empresa, extenderse y decretar la muerte del capitalismo en el mundo.
Marx postula la necesidad de una revolución en la cual el proletariado se establezca como clase dominante y logre la abolición del Estado burgués bajo un proceso que consiste, en realidad, en superar cualquier posibilidad de volver a la situación anterior. Por eso, de manera muy simple, la dictadura (la mano fuerte que guìe), el adoctrinamiento forzoso (las conductas se inducen), los dogmas inflexibles (esto será así, aunque todavía no lo comprendan).
Estudié en una Escuela Normal Rural y fui adoctrinado en la secundaria y la Normal sobre las teorías marxistas y leninistas: No me agradó la forma impositiva de los adoctrinadores, lo indiscutible de un futuro comunista para la humanidad, la incuestionable ruta que llevaría a todo el mundo al comunismo, porque el devenir histórico ya está trazado… ineludiblemente.
Esa forma de ver la historia chocó con mi idea (hace más de 50 años) de lo impredecible que me parecía el acontecer de la humanidad. Pero reconozco que era enajenante la vehemencia con la que nos daban las lecciones y nos explicaban las grandes ventajas del comunismo cuyo modelo era la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, muy cercanas al ideal.
Viví lo suficiente para ver el curso de los acontecimientos entre las naciones del mundo, después de la nominación de Mijaíl Gorvachov y su lucha por contener el desmoronamiento del imperio soviético, el desastre de Chernóbil, el fin de la Guerra Fría, la caída del Muro de Berlín y el espacio de libertad para los rusos buscando un socialismo con rostro más humano.
Lenin describe esa dictadura en la que sólo una clase determinada, a saber, los obreros y en general los trabajadores industriales, de fábricas y talleres, están en condiciones de dirigir a toda la masa de trabajadores y explotados en la lucha por
derribar el yugo del capital, luchar por conservar y consolidar el triunfo, crear el nuevo régimen socialista, hasta conseguir la supresión completa de las clases.
En esta forma de organización socioeconómica se propone una sociedad sin clases ni propiedad privada de los medios de producción, como las fábricas, las empresas, las minas, etcétera, y toda la actividad económica es organizada por el Estado. En los años noventa el mundo sufrió grandes cambios en casi todas las regiones del planeta, y el mundo socialista inició una transformación en Rusia y sus países satélites, salvo China, que siguió su propio paso.
Cuba es un ejemplo de sobrevivencia. Con la muerte de Fidel Castro inició una lenta caída, siempre bajo la presión del bloqueo norteamericano y las ansias de los ciudadanos (muy propias del ser humano) de buscar mejores oportunidades de vida y libertad. Su lucha puede cambiar su destino.
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