El concepto de verdad en la filosofía del conocimiento es esencial para comprender la relación entre nuestros juicios y la realidad. Se busca coherencia, criterios universales para validar la verdad, lo que desafía la certeza y la subjetividad para buscar una objetividad de carácter científico, aun cuando la ciencia tiene muchos puntos oscuros en su haber y lo que hoy puede parecer una verdad, mañana es rebasada por un nuevo descubrimiento. El conocimiento y la verdad han sido discutidos en la filosofía desde tiempos muy remotos, mucho antes de que la ciencia experimental moderna (S. XVII) respondiera a un método sistemático.
Entre lo que se ha debatido está la pregunta sobre cómo sabemos lo que sabemos y si existe la posibilidad de una verdad absoluta. El conocimiento se adquiere a través de diversas fuentes, incluyendo la experiencia, la observación, la razón, la experimentación y, en el ámbito de la fe, la revelación. Además, el conocimiento puede estar influenciado por creencias personales, contextos culturales, tradiciones, lo que a la postre nos introduce en el relativismo.
A lo largo de la historia se han propuesto diversas teorías epistemológicas (teorías del conocimiento) como el empirismo y la experiencia sensorial de los sentidos, el racionalismo que se basa en la razón y el intelecto, y el constructivismo que propone que el conocimiento es una construcción social y subjetiva, basada en los contextos y las experiencias. También podemos hablar del conocimiento empírico, científico y emocional; de campos del saber organizados por disciplinas afines, etc.
El problema de la verdad tampoco es nuevo. Se encuentra a la subjetividad, por ejemplo, en la disparidad de modos de ver las cosas que existen en las distintas sociedades o incluso al interior de ellas, en los cambios permanentes que han ocurrido, en las opiniones y creencias de las distintas épocas, en las verdades superadas por las ciencias naturales y la tecnología, propiciando verdaderas revoluciones conceptuales y prácticas.
La investigación de la verdad es la tarea fundamental de la ciencia, que todo pueblo debe cultivar en libertad, por encima de cualquier servidumbre internacional o de colonialismo intelectual. Sin embargo, aunque parezca evidente, en algunas regiones del mundo no se vive ni se mira así. Además, las dificultades de la verdad científica se comprenden cuando se utilizan modelos abstractos y conceptos matemáticos que no son una estricta traducción o fotografía de la realidad.
El diccionario de la lengua española dice que verdad es la “conformidad de las cosas con el concepto…de lo que se dice con lo que se piensa o siente…propiedad que tiene una cosa de mantenerse siempre la misma, sin mutación alguna”. Sin embargo, muchas personas dirían que no existe una realidad verdadera, que sólo hay apreciaciones y opiniones, ya que nuestras percepciones y comprensiones son limitadas.
La verdad absoluta, entonces, sería un ideal que la humanidad busca y que podría definirse como un conocimiento exhaustivo y fiel de la realidad, de certeza absoluta en la conciencia y en la ciencia que solo busca el conocimiento. Algunos vinculan esta verdad con conceptos espirituales. Estos dilemas llevan a cuestionar la naturaleza del conocimiento y de la verdad, y la razón por la cual se buscan. Se cuestiona si el conocimiento es estático o está en constante evolución, qué tiene de objetivo y subjetivo, qué limites hay para adquirirlo, cómo opera el lenguaje en la forma de pensar y conocer el mundo.
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