Después de las vicisitudes pasadas, llegamos a las violentas escenas de 1968 y 1971. La UNAM y el Politécnico seguían siendo un semillero de marxistas y leninistas que, al entrar en el mercado laboral, olvidaban las ideologías de juventud y se incorporaban a la vida institucional o al trabajo profesional libre. Pocos seguían cultivando sus apegos ideológicos juveniles.
El Plan de Once Años (1960-1970), bajo la dirección de Torres Bodet, pretendió acelerar y mejorar el proceso educativo en todo el país. México, en el siglo pasado, dejó pasar el ferrocarril de la Revolución Industrial. Las luchas internas de más de cien años lo dejaron agotado, y el General Cárdenas logró establecer un clima de estabilidad política y social que acompañó al “milagro mexicano”.
El Plan de Once Años intentó enfrentar los problemas de la explosión demográfica, las diferencias socioeconómicas y llevar la educación primaria a las regiones apartadas. López Mateos envió la iniciativa de ley para constituirlo. Además, creó la Comisión Nacional de los Libros de Texto Gratuito, un paso fenomenal para abatir el analfabetismo que sufría más del 50 por ciento de la población adulta.
Después de este plan de largo aliento, entre 1970 y 1993 fueron y vinieron varios intentos vanos de reforma educativa. Los beneficios de la supuesta Revolución no llegaban a las mayorías. El esquema del “desarrollo estabilizador” perdió su encanto. La diferencia entre el gasto público y la recaudación creció notoriamente, igual que la deuda pública externa. La inflación se vuelve una pesadilla. Muchas regiones viven en la pobreza y la miseria. No hay oportunidades de progreso, y se percibe un abandono de la política económica, social y educativa.
Con asesoría de la UNESCO, Carlos Salinas impulsa la Modernización Educativa y publica el documento “Hacia un nuevo modelo pedagógico”, con la pretensión de evitar el sexenalismo y los cambios educativos sin evaluación de resultados. En 1992-1993 se firma el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación, se reforma el Artículo 3º Constitucional, se crea la Ley General de educación e inicia la descentralización educativa. La primaria y la secundaria son incorporadas a la educación básica obligatoria.
Desde 1990, con la Declaración Mundial sobre Educación para Todos y su marco de acción, la UNESCO ha sido un fuerte referente internacional para lograr la satisfacción de las necesidades básicas de aprendizaje. En mayo de 1994 se formalizó el ingreso de México a la OCDE y desde 2000 se ha dado seguimiento al programa de evaluación internacional PISA en seis evaluaciones, con malos resultados.
En esta década de los noventa, la Unesco encargó material escrito para apoyar el despegue que se pretendía a nivel mundial. Integró una Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI presidida por Jacques Delors que se convirtió en el libro “La educación encierra un tesoro” (los 4 pilares). Solicitó a Edgar Morin la expresión de sus ideas y publicó “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro”.
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