El 22 de marzo pasado se celebró el Día Mundial del Agua como un recordatorio de la relevancia de este líquido esencial para la vida. La crisis mundial por el acceso al agua potable, la gran contaminación de ríos y lagunas, la pérdida de la calidad de la tierra para la formación de mantos acuíferos, el mal uso y las dificultades para su traslado (como en el caso de Xalapa) la convierten en un preciado y fundamental elemento para cubrir varias necesidades pero, de manera prioritaria, para la sostener la vida sobre La Tierra.
El agua circula a través del planeta. Lo hace adoptando diversos estados, y su comportamiento depende, en gran medida, de las condiciones geográficas, biológicas y climatológicas. El agua es indispensable para el ser humano y para el resto de los animales y las plantas en el ciclo vital que mantiene la vida. Es curioso que el 70 por ciento de la Tierra sea agua y que el 70 por ciento de nuestro cuerpo también lo sea. Quizás por eso se recomienda beber mucha agua en una dieta saludable y para una larga vida, útil para las reacciones metabólicas y catabólicas del cuerpo pues apenas podríamos sobrevivir una semana sin beberla.
Los campos sin agua palidecen, se secan, mueren. Muere también el ganado. Las tierras áridas no pueden permear las aguas de la lluvia ni detenerla sobre su superficie. La existencia se torna difícil. En la ciudad, la población se queja de los tandeos prolongados que privan temporalmente a las personas del líquido que satisface las múltiples necesidades del hogar. Los manantiales disminuyen su caudal pues las aguas invierten su fluir y nos parece que se secan, al cambiar su ruta y buscar las profundidades frías de la tierra.
Por ello es que la edición de 2022 del Informe sobre el desarrollo de los recursos hídricos en el mundo de las Naciones Unidas, describe los desafíos y oportunidades asociados con el desarrollo, la gestión y la gobernanza de las aguas subterráneas en todo el mundo, y pone de manifiesto el potencial de este abundante recurso para satisfacer una parte importante de nuestras necesidades, si se gestiona de forma sostenible.
La atención se centra en las aguas del subsuelo bajo el lema de «hacer visible lo invisible», porque estamos ante una posibilidad de deterioro de la biodiversidad y la extinción de las especies. En el Correo de la Unesco de abril-junio de 2022, la editorialista Mila Ibrahimova escribe un artículo en el que propone las aguas subterráneas como un antídoto para la crisis de agua.
El aumento constante de la escasez y la creciente presión sobre las necesidades de las aguas superficiales hacen inevitable una crisis mundial. Si se logra explotar plenamente el potencial de los recursos hídricos subterráneos, estos pueden ofrecen una enorme reserva de agua dulce, puesto que representan más del 90 por ciento del total del planeta. Hoy sólo satisfacen una cuarta parte de nuestras necesidades, concluye la expositora.
Este recurso natural está infravalorado, mal gestionado y mal utilizado. Grandes volúmenes de agua subterránea dulce se hayan distribuidos por todo el mundo y, de manera irregular, sobre la superficie de los cinco continentes. Los seres humanos deberemos cuidar el uso responsable del agua y hacernos conscientes de que es una cosa más, de las muchas otras que afectan al planeta entero, y que debemos cuidar.
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