Gilberto Nieto Aguilar
¡Monterrey agoniza en la sequía! ¡Monterrey se ahoga bajo el agua! Sí, son los extremos que en un corto tiempo el cambio climático imprime a la naturaleza. Es uno de los síntomas letales que ocasiona este fenómeno y que siempre debe estar presente en nuestros actos para luchar contra él, aunque hoy nos acaricie el rostro el aire fresco que trae la lluvia. Esta lluvia no significa que entramos en bonanza. Significa más bien que es un sesgo como muchos más que habremos de ver.
No olvidemos tan rápido lo que se sufrió en los últimos meses aquí en Xalapa, con calores insoportables y las calles tomadas por la escasez del líquido preciado. Xalapa, la ciudad de las flores. Xalapa, la ciudad de la neblina, de las calles empedradas y húmedas, del chipi-chipi, del suetercito ligero al caer la noche aunque estemos en mayo. Eso… fue hace varias décadas. Cuando era una locura pensar en traer un ventilador, y ni soñar que algún día instalaríamos el aire acondicionado en las habitaciones.
Yo creo que la bella pluviosilla, junto al majestuoso Pico de Orizaba, debe estar sufriendo igual. Es un llamado a las conciencias de todos. Recordemos a Perote hace más de medio siglo, con un frío seco durante todo el año, y cuando soplaban los vientos del valle, partía los labios y a veces las mejillas. Algunas mañanas la llave de agua no giraba porque estaba congelada. Había que esperar a que entibiara un poco la mañana para abrirlas con éxito.
Los que viven cerca de las playas, o los que gustan divertirse nadando u observando el bello espectáculo de las olas verdiazules acariciando las arenas y las rocas de las playas. Nuestras costas del Golfo ya resintieron el crecimiento del mar provocado por los deshielos polares, y están perdiendo terreno ante el embate de las olas y la marea.
En estos momentos que tenemos agua, que sentimos la frescura provocada por las diminutas gotitas que se sostienen en el aire, olvidamos los momentos pasados, las palabras que exigían hacer algo, escuchadas en los medios, con los amigos y hasta de las apáticas autoridades, sobre lo conveniente de cuidar el medio ambiente, de no tirar basura en cualquier parte, de no permitir que se corten tantos árboles sin un estudio previo, de que cada quien adopte un arbolito y lo ayude a crecer y abrir sus ramas y sus hojas para que nos dé oxígeno, atraiga la lluvia y nos refresque con su sombra.
El calentamiento global con todas sus consecuencias es una de las más graves amenazas que enfrenta la humanidad para su supervivencia. Las olas de calor y la
fuerte sequía son avisos preocupantes, pues hemos visto ríos y lagos que casi se secan dentro de un ciclo que crece y se repite en periodos cada vez más cortos. El aumento en la temperatura, el cambio en los patrones de precipitación, los eventos climáticos extremos, los deshielos polares, el aumento en el nivel del mar son sólo algunos de los síntomas notorios.
En las campañas electorales recién terminadas, muchos candidatos abordaron el tema del medio ambiente como prioritario. Ojalá que no haya sido condición del momento y una vez en el poder se olviden que el problema se sigue agudizando y que el punto del no retorno cada vez está más próximo. Necesitamos de programas gubernamentales, mucha promoción en los medios, participación de la sociedad civil, responsabilidad personal y mucha conciencia de que, de la conducta y actuación de todos, depende el saneamiento de nuestro entorno, para la preservación de la biodiversidad y los ecosistemas de nuestras regiones y del planeta entero. El asunto es vital.
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