Gilberto Nieto Aguilar
Viendo un video de esos que circulan a granel en las redes, en donde una chica parece emular a Rambo cuando se dispone salir de casa. Dice que al paso que vamos es necesario salir a la calle con guantes, cubreboca, un chaleco antibalas, casco, chaleco salvavidas, máscara antigas, un bolillo para el susto y una coca cola bien fría por si baja la presión arterial al enfrentar al Covid 19, la inseguridad galopante, asaltos, secuestros y atentados, el temblor, la tromba de agua, las arenas del desierto...
No queda más que reconocer que la picardía y el ingenio mexicano no tienen límites y para todo hay una respuesta o una salida que va del sarcasmo y la ironía a la burla y el ridículo; de la crítica aguda y mordaz al reconocimiento sentimental y de entrega total. El humor, los albures y los chistes de doble sentido han sido como válvulas de escape para liberar el peso de las miserias y dolencias de la vida.
Es obvio que la amenaza en la calle, en el trabajo, en la casa, en cualquier comercio o lugar, nos preocupa a todos. Un bicho al que no podemos ver ni enfrentar como enemigo visible, pero que sabemos de su peligrosidad por la rapidez y volumen de contagios que pueden provocar la muerte y cuyo índice de mortalidad es proporcional al índice de contagios. La encomienda es evitarlos.
La crisis en la economía es una amenaza que no sólo asedia a México. La viven varios países, solo que aquí, desde Echeverría a López Obrador, se ha creído tocar fondo en varias ocasiones y el país milagrosamente ha sobrevivido. No es posible evaluar a futuro el coste de la pandemia. Esto dependerá de los que dure el confinamiento y de que no repita; de las medidas que tome el gobierno respecto a mantener o cancelar las actividades económicas no esenciales y de la capacidad de organización, ahorro y productividad de las empresas.
Otra amenaza que acecha a muchos es el desempleo. Al menos uno de cada seis jóvenes en el mundo –principalmente mujeres–, ha dejado de trabajar desde el comienzo de la pandemia de Covid-19, señala un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Por su parte, Jonathan Heath, subgobernador del Banco de México, alertó que una de las cosas que más nos debería preocupar ante la crisis económica por la pandemia es, precisamente, el desempleo.
El crimen no ha descansado durante la pandemia. En varias partes del país se señalan hechos violentos (Guanajuato, CDMX, Zacatecas, etc.) y los asaltos y
homicidios están al orden del día. La delincuencia se adapta a las circunstancias. Incluso con el confinamiento se incrementaron los ciberdelitos como el tráfico de productos diversos, falsas vacunas y remedios milagrosos, estafas en compras por Internet, infinidad de supuestas “informaciones” sobre la realidad de la pandemia.
La sensibilidad y la salud mental también se ven afectados en muchas y variadas formas. No salir después de que se ha establecido una rutina de vida puede provocar ansiedad y miedo. Quedarse lejos de la pareja o la familia, la pérdida del empleo, el luto tras despedir a un ser querido, suelen ser deprimentes. Los comportamientos sociales e individuales se han modificado en poco tiempo y esto tomará su tiempo para adaptarse y adecuar los nuevos.
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