Gilberto Nieto Aguilar
El ser humano realiza muchas cosas en esta vida para su manutención, diversión, cultura y esparcimiento, que le permiten alcanzar estados diversos en su radiografía emocional. La creatividad humana le lleva a una amplia diversidad de actividades que le ayudan a sobrevivir y que le complementan en su realización e interés por indagar sensaciones nuevas, estimular la adrenalina y algunas llegan a crearle un hábito. Dentro de estas actividades, por lo general laborales, le llevan a constituir una rutina cotidiana. Esa rutina en algún momento tuvo que ser decidida bajo alguna circunstancia personal o exterior, por decisión propia o por presión ajena, y en ocasiones suele no serle agradable.
Es fascinante echar una ojeada a esa diversidad de actividades. En las de manutención, encontramos en las calles infinidad de comercios, algunos con giros inesperados. Varios son subempleos que apenas aportan lo indispensable. Las oficinas acogen a mucha gente y los trabajos a través de la tecnología hoy ofrecen una extensa e increíble gama de oportunidades. Los profesionistas pueden ser libres o empleados en alguna dependencia de gobierno o empresa privada donde prestan sus servicios. Hay negocios en diferentes niveles, categorías, giros, especulativos, legales o ilegales, empresas, industrias, explotación del campo.
La manufactura, pesca, minería, artesanías, construcción, transporte, hotelería, turismo, belleza, freelance, blogging, consultoría, arte y deporte. La clave para ganar dinero es que la actividad genere un beneficio que supere sus costos. Los intereses, habilidades, necesidades y expectativas de cada individuo determinan la exploración en el amplio campo de acciones para generar ingresos. La variedad de estas actividades es inmensa y sigue creciendo, desde trabajos de corte tradicional hasta nuevas oportunidades digitales en una lista casi infinita de posibilidades.
Algunos pasatiempos se pueden convertir en fuentes de ingreso, pero hay muchas actividades que se realizan simplemente por placer, por diversión, por fortalecer la cultura como leer, viajar, asistir a eventos culturales. El deporte común o los deportes extremos atraen a mucha gente. Otros desarrollan su creatividad pintando, escribiendo poesía, tocando algún instrumento musical, bailando, corriendo en bicicleta. O practican jardinería, ejercicio físico, coleccionan objetos, cocinan, hornean, meditan, aprenden un idioma, se reúnen con amigos, ingresan a clubes, nadan, pescan, practican alpinismo, senderismo, geocaching, andan a caballo y miles de actividades más, algunas extrañas, riesgosas, inusuales, pero para ellos, fascinantes.
Estas actividades ─y muchas otras contempladas en las tradiciones de los pueblos─ permiten a las persona expresar su individualidad, desafiar sus límites y conectarse con comunidades de intereses similares. La diversión, como muchas de las cosas que irradia el ser humano, es subjetiva y personal. Cada quien decide bajo su responsabilidad pasarla bien evitando, por sensatez, aquellas actividades ilegales o que pueden causar molestias y riesgos a terceros.
Lo que me maravilla es precisamente esa gran variedad de actividades que ha sido capaz de crear el ser humano, desde su propio mundo o en interacción con otras culturas, enriqueciendo sus conocimientos y posibilidades, promoviendo la empatía y el respeto hacia lo diferente, reconociendo la facultad de crear, hacer, manifestarse, lograr un esfuerzo, dominar alguna habilidad, mostrar la capacidad que puede alcanzar la mente y el cuerpo juntos, de manera individual o en equipo.
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