Son múltiples y variadas las formas y tecnologías de movilización de la información y comunicación que se utilizan, en sentido amplio, para el tratamiento, almacenamiento, procesamiento y difusión de información y datos supuestamente generados para cubrir una necesidad de saber y dar a conocer. Se incluyen en ellas la televisión, la radio, las revistas y periódicos impresos y digitales, el Internet y sus diversos modos de usarlo: blogs, WhatsApp, Facebook, Twitter, buscadores como Google y un gran etcétera, por la vastedad del campo.
La desinformación y la manipulación de la noticia no son un fenómeno nuevo. En cambio, son inéditas la velocidad y la amplitud con las que se propagan toda clase de rumores, mentiras e informaciones manipuladas por las redes y los medios. Divina Frau-Meigs, de la Sorbona de París, recomienda a los lectores: «contra la información falsa, el espíritu crítico».
Cuando alguien intenta convencer a otros de algo, a menudo cae en falacias lógicas, manejo de emociones y sentimientos, verdades a medias y otras «trampas» que dejan en segundo plano la facultad de razonar. Quienes desean manipular utilizan formas comunes de falacias que por desgracia pasan desapercibidas para muchos, sobre todo aquellos poco afectos a esforzarse recurriendo al sentido crítico y al conocimiento de los hechos de que se trata.
Simplemente, en una acalorada discusión, las personas son propensas a caer en muchos huecos de conocimiento. Es honesto admitir que se desconoce algo para permitir mayor fluidez en la discusión y un mejor sentido de confianza y beneficio. Reconocer que no se sabe algo, le da mayor calidad al ser humano porque la mentira llenaría de momento un instante de la discusión y la verdad aparecería más tarde.
Se debe reexaminar el papel de las redes sociales y de los intercambios en ellas, teniendo en cuenta el auge digital que transforma las antiguas audiencias en nuevas comunidades de intercambio e interpretación. El “chismorreo”, evidente en las redes sociales, dista mucho de ser baladí y no se debe tratar con desprecio, pues vincula desordenadamente habladurías, bulos y cotilleos, y convierte lo privado en público.
Las redes sociales ganan cada vez más peso en los periodos electorales de México, en rivalidad con los medios informativos, pero ambos instrumentos suelen ser igualmente tendenciosos y manipuladores de la opinión pública. Se denota en ellos
el interés preferencial sin importar ética, veracidad y honradez pues importa más la información sensacionalista, provocadora y sugestiva que la verdad.
Dos casos muy sonados del manejo de redes en elecciones presidenciales fueron cuando Obama alcanzó la presidencia de Estados Unidos. Se habló mucho del papel de las redes sociales en su triunfo. El año pasado Emmanuel Macron sufrió una serie de ataques masivos por parte de piratas informáticos que difundieron miles de archivos de correos electrónicos, falsos en su mayoría, pero al final ganó la elección. Influyen mucho, pero existen sectores inmunes que suelen ser minorías.
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