Jorge E. Lara de la Fraga
“El diablo los hace y ellos se juntan...” Así se diría en mi tierra sobre lo acontecido el pasado 13 de noviembre. Un verdadero aquelarre de controvertidos y singulares concurrentes, que almacenan en su interior sombrías intenciones.
Algunos conocidos, colegas y vecinos me invitaron a participar en la marcha que se efectuó en varias ciudades de nuestro país el domingo 13 de noviembre y les expresé mi desacuerdo con tal evento porque no observaba motivos o razones para proceder por dichos sendero contestatario; es más, los alerté para que no le hicieran “el caldo gordo” a los organizadores de tal evento, mismos que a leguas pretendían exhibir al Presidente de la República como un sujeto anti democrático y tiránico que anhela a toda costa destruir al INE. En el marco de las libertades que impera en México y en concordancia con las garantías individuales plasmadas en nuestra Carta Magna se desarrolló esa caminata “blanca y rosa”, donde confluyeron personajes disímbolos y vetustas personalidades que tienen como común y recalcitrante adversario a AMLO. Ahí “se hermanaron” entes anteriormente contrapuestos como Madrazo, Creel, Margarita Zavala, Elba Esther Gordillo, Los Chuchos, “Alito y Marko Cortés, los prosélitos de Frenna, los magnates Claudio X González y Gustavo de Hoyos, grupos identificados con el clero político, así como panistas, priistas y perredistas, todos con la consigna o el lema fervoroso: ¡El INE no se toca!.
En mi carácter de ciudadano, sin compromisos de ninguna índole más que con mi conciencia, me formulo la siguiente interrogante: ¿El INE no se toca ni debe tocarse? Y me respondo de inmediato: claro que sí se puede y debe evaluarse tal organismo, pues como toda obra humana es perfectible y de ser necesario amerita ser modificado o ajustado, acorde a los requerimientos y a las circunstancias. Ni en México ni en ningún país del planeta tierra hay democracia perfecta, por ello no se entiende que algunos elementos y sectores pretendan “atrincherar al órgano electoral” para que todo siga igual, a pesar de que hay evidencias de que “algo está podrido en Dinamarca”, como dijeran los clásicos. A manera de apunte inicial indico que la pretendida Reforma Electoral impulsada por el Ejecutivo Federal propone al Poder Legislativo, entre otras cosas, revisar la estructura orgánica del INE para eliminar duplicidades y hacer menos costoso su funcionamiento, incorporar el voto electrónico, considerar a candidatos de grupos poblacionales vulnerables, evitar la duplicidad de funciones entre las vocalías distritales y los organismos públicos locales electorales (los Oples) para ahorrar recursos, regular las campañas electorales y fiscalizar los recursos utilizados en las mismas, evaluar lo inherente al ámbito procesal de los juicios dirimidos en el Tribunal Electoral para subsanar usurpación de funciones, reducción del financiamiento a los partidos políticos y disminuir el número de diputados y senadores, sin omitir utilizar otro procedimiento más democrático para elegir a los consejeros electorales.
Así que la ciudadanía mexicana no se debe dejar engañar, nadie está contra la desaparición del INE, es más el sentir popular anhela un Instituto vigoroso, transparente, con autonomía real, sin controles de ningún tipo (ni de las cúpulas partidarias-empresariales ni del gobierno). La democracia es parte sustantiva de la vida pública y corresponde a todos promoverla y defenderla; hay que ponerle un dique a todo lo que sea una regresión al pasado, un vínculo atávico a ese “dinosaurio de las malas artes” y de los intereses espurios. Para nada un retorno al viejo régimen, el cual representa -en el sentir colectivo- la pobreza, la desigualdad, la corrupción e impunidad, así como la injusticia. En lo personal, a mis ochenta abriles, les manifiesto a mis conocidos y parientes que todavía no estoy chocho, que recuerdo con claridad los esfuerzos y los sacrificios de la gente para mejorar las condiciones socioeconómicas y políticas de nuestro país; que el sendero esta trazado hoy para dar un paso más hacia la trasformación. Que se oiga muy claro y preciso: “no se plantea la desaparición del INE sino sus necesarios cambios; va a seguir siendo autónomo e independiente del Gobierno, nadie tiene el monopolio de la razón y el juez supremo debe ser el ciudadano responsable y participativo”.
Por todo lo anterior, externo categóricamente que desfilaré el próximo domingo 27 de noviembre, porque tengo motivos de sobra para proceder en tal sentido y porque me inconformo por la conducta de esos hipócritas defensores de la democracia que se escudan en principios y valores, pero que carecen de autoridad ética y de congruencia, mismos que se caracterizan por su falta de propuestas y su menosprecio a las personas de menor ingreso, a los diferentes y a los que piensan distinto. Cuando vaya marchando razonaré “que la oposición está ahora donde menos le conviene, en la protesta sin fundamentos, sin programas, sin ideas ni proyectos y manejando la vieja estrategia del nazi Goebels: utilizar la mentira infinitamente repetida para hacerla parecer verdad”.
ATENTAMENTE
PROFR. JORGE E. LARA DE LA FRAGA |
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