Resulta muy lamentable que en estos lapsos críticos algunos connacionales poderosos se han dedicado a atacar encarnizadamente al titular del Poder Ejecutivo Federal, aprovechando las vías digitales y los servicios de testaferros mediáticos ante cualquier error u omisión del gobierno, sin considerar para nada las acciones y políticas instrumentadas para contrarrestar los efectos del letal virus ni la problemática de la infraestructura hospitalaria existente o los rezagos heredados en medicamentos e instrumental clínico a lo largo de 5 sexenios. Ahora todo es culpa de AMLO y de “sus ocurrencias” y sólo anhelan salir bien librados financieramente, aun cuando fallezcan muchos mexicanos. Acostumbrados a la evasión fiscal y al “rescate oficial” exigen canonjías en momentos donde todos ameritamos apoyar, ofreciendo esfuerzos, sacrificios y propuestas constructivas. Pero definitivamente esos magnates ensoberbecidos están en otra frecuencia y su rabia la proyectan por doquier, contagiando de pesimismo y de enojo visceral a individuos de la clase alta pero también a una buena franja de elementos de la clase media.
Ni la semana sacra se salvó de la virulencia, de los denuestos constantes, de los dardos envenenados, de las mentiras y rumores, así como de las burlas y chistes denigrantes encauzados hacia el Peje, por más que él pidiera a sus adversarios un período de tregua o de reposo. Los malquerientes procedieron a la inversa, deyectando más podredumbre e inmundicia, olvidándose de las penurias, requerimientos y urgencias de los más vulnerables. Tal pareciera que tales enajenados estuvieran ajenos a lo que ocurre en otras latitudes, donde el Covid-19 ha cobrado innumerables víctimas. Hay que enfatizarles que, en medio de sus carencias, nuestro país está preparado para las contingencias futuras y que no procederá con irresponsabilidad comunitaria como ocurrió en Estados Unidos por la negligencia de Trump, o con la ligereza y ausencia de medidas preventivas como Italia y España. Sugeriría a esos tendenciosos y agoreros del desastre que por lo menos otorgaran al gobierno vigente el beneficio de la duda, dejando de lado la bilis, el rencor destructivo y esas “vibras diabólicas” que contaminan el alma.
Aprovecho las circunstancias para decirles a varios paisanos que son adictos a las redes y al “universo digital” que no se dejen embaucar por los manipuladores profesionales que sirven a los intereses de los supremos magnates deshumanizados, pues atrás de toda esa campaña de desprestigio y de linchamiento sociopolítico contra Andrés Manuel persiste el propósito de retornar a esos escenarios del viejo sistema donde brillaba la corrupción, la evasión de impuestos y la impunidad plena para los perversos truhanes de cuello blanco. Hoy que México lucha contra un poderoso enemigo invisible, con una población predominantemente pobre y miserable, esos hipócritas Barones financieros pregonan que carecen de liquidez para enfrentar la crisis, que son pobres, de buen corazón y muy católicos, lo cual se contradice con su comportamiento egoísta. Tales demagogos
“pichicatos” deberían ejercitar la memoria para recordar los 78 mil millones de dólares que mantienen depositados en el sistema estadounidense o “sus fortunas de cuento de hadas que resguardan, libres de impuestos, en los paraísos fiscales del orbe…” Así que, reflexivos colegas, parientes y amigos, asimilen la calidad ética de los “desinformadores” y procedan inteligentemente y con cautela.
Para evitar zozobra, angustia e incertidumbre, así como pánico paralizante hay que estar debidamente informados; los avances tecnológicos nos permiten tener en un plazo breve las estadísticas, los datos e incidencias de la pandemia del coronavirus, tanto en el ámbito nacional como en el contexto mundial. Diariamente en nuestro país las autoridades sanitarias informan con gráficas y con videos lo que acontece en nuestro país, indican también las medidas para superar las diversas fases o etapas de la contingencia, sin dejar de considerar las recomendaciones básicas de higiene personal, confinamiento físico y cuidado especial a los ancianos y personas con hipertensión arterial, obesidad, diabetes y afecciones renales. Por favor dejemos a un lado las diferencias políticas, ideológicas, culturales, económicas y de toda índole; nuestra República debe salir avante en estos lapsos emergentes con la intervención de lo mejor de todos nosotros, superando el individualismo empobrecedor y fortaleciendo nuestros espacios de convivencia y de colaboración. Ojalá el Covid-19 sea el generador para reconstruir nuestro alicaído tejido social.
_____________________________________________
Atentamente.
Profr. Jorge E. Lara de la Fraga |
|