Estar al frente de una problemática compleja como es la de nuestro país y efectuar avances vertiginosos de inmediato es humanamente imposible. Andrés Manuel López Obrador en sus primeros cinco meses de gestión ha puesto su mayor empeño para cumplirle a la comunidad nacional, pero es menester asimilar que su proyecto de Nación requiere del tiempo necesario para su cabal aterrizaje. En principio el tabasqueño tiene en alta estima el concepto de gobernar de los griegos y a diario se afana por atender sus deberes con capacidad, preparación y conocimiento de la realidad; antepone el bienestar comunitario al beneficio personal o grupal y no olvida para nada las líneas o aspectos torales de su plan general de trabajo. Está preparado para la gran encomienda, tiene visión de futuro y no quita el dedo del renglón por cuanto a luchar en contra de la nefasta corrupción que nos abruma.
Andrés Manuel no camina a ciegas o es afecto a las ocurrencias; en su interior gravitan elementos básicos para sacar a nuestro pueblo del estado de estancamiento en que se encuentra. Ha tenido que salir al paso para desactivar “bombas de profundidad” como el robo de combustible o para detener obras majestuosas que le implicarían muchos egresos a nuestra economía en el futuro (como el aeropuerto cercano a Texcoco), pero su lucha va más allá, como es la de fortalecer financieramente a nuestro país, combatir los monopolios, considerar al sector energético como la palanca del desarrollo, otorgarle respaldo al campo, en pro de una soberanía alimentaria; así como una lucha legítima contra la desigualdad, abolición de los privilegios fiscales, la democratización al acceso de los medios de comunicación, educar mejor a las nuevas generaciones y preservar nuestro entorno ecológico.
Aunque los detractores de AMLO traten por todos los medios de exhibirlo negativamente ante la comunidad, la gente con criterio no se traga la píldora envenenada; si bien Andrés Manuel, como ser humano, tiene sus fallas, ha emprendido acciones diversas a lo largo y ancho de la República que es merecido analizar y destacar. De manera genérica enlisto algunas de ellas y en otro momento mencionaré otras, con detalles adicionales. En principio es notorio que ya aminoró el robo de combustible y se han tomado medidas para evitar tal latrocinio; también van caminando la reforma educativa y la reforma laboral; se aprobó por la vía legislativa lo inherente a la Guardia Nacional y el volumen de exportaciones nacionales se ha mantenido en índices superiores a los sexenios anteriores. Por otra parte, nuestro peso se ha mantenido en un nivel medianamente aceptable con respecto al dólar y se han generado ahorros, eliminando el gasto que implicaba el pago a los militares del estado mayor presidencial y el costo de las abultadas pensiones a los ex-presidentes de nuestro país.
Por si lo anterior fuera poco, enfatizo que los programas sociales empiezan a operar y en breve lapso se vislumbrarán sus efectos; Los Pinos, ese recinto exclusivo de los primeros mandatarios y de las ceremonias excelsas, desde el inicio de la nueva administración federal, es un lugar cultural-artístico, donde múltiples paisanos se recrean con dicha riqueza ecológica y con obras escultóricas-pictóricas. Asimismo el precio de la gasolina no se ha disparado y en términos estadísticos ha bajado a precios menores a los que se vendía en noviembre de 2018; se está investigando el “gran
negocio” de las compañías farmacéuticas, con el fin de abaratar los medicamentos básicos; se ha incrementado el número de empleos en el primer trimestre del año 2019 y se espera que con la reforma laboral se tenga un mejor panorama; de manera afortunada no se han presentado conflictos mayores en los EEUU y eso propicia un equilibrio y estabilidad comercial con ese socio mayoritario. Se avizora el proyecto del Tren Maya y una refinería en Tabasco; se hacen alianzas comerciales con otros países; se crea la Fiscalía General de la República y está en camino la eliminación del fuero para el Presidente de la República y los legisladores.
Falta mucho por hacer, como abatir los altos índices delictivos, poner en vigencia plena a la Guardia Nacional, reestructurar el sistema de salud, evaluar el desempeño de todos los representantes populares para que “empujen con energía y eficacia”, instaurar estrategias viables de difusión que proyecten hechos verificables, pero algo es muy oportuno reiterar: AMLO lucha cotidianamente por un México diferente, donde sea desterrada la opacidad, la ineficiencia y la corrupción; su sencillez, congruencia y acercamiento a la gente no son poses mediáticas. Ya se subió al brioso corcel y va con todo para eliminar esa enorme brecha entre unos pocos potentados y esa multitud hacinada entre la pobreza y la miseria.
Atentamente
Profr. Jorge E. Lara de la Fraga |
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