Una estimada señora que siempre ha simpatizado y votado por la oposición se me acercó hace poco para decirme: “Oiga profe, usted que escribe y que puede hablar con el Jefe, dígale que se vaya con calma, que es mejor paso que dure y no trote que canse…”; le respondí que tal encomienda no es fácil, pero que haría lo posible. Agregó que observa por televisión un tanto cansado a AMLO, agobiado por los graves problemas, a menos de cinco meses de su mandato. Me solidaricé de inmediato con el sentir de la anciana y en este comentario me atrevo a externarle a nuestro Primer Mandatario unas sugerencias respetuosas para que preserve su salud, su equilibrio armónico y pleno, así como para que valore debidamente el desempeño de sus colaboradores.
He militado formalmente en la izquierda desde la década de los 60, pero siempre seguí con interés y me identifiqué con los ideales y esfuerzos de los luchadores sociales de los 50 y por ello dimensiono en todo su valor el triunfo obtenido en las urnas el primero de julio de 2018 y deseo que tal logro electoral se proyecte a construir un mejor porvenir para nuestro país en todos los sentidos, que el pretendido cambio cualitativo destierre paulatinamente los vicios, las lacras y rezagos del pasado reciente. En tal contexto, Andrés Manuel López Obrador está realizando acciones para darle un nuevo rumbo a la República y se está esforzando al máximo, pero debe asimilar que él sólo no puede configurar maravillas, que en la titánica y compleja empresa nacional deben intervenir con responsabilidad, eficiencia y pasión los cuadros morenistas, los representantes populares de avanzada y los funcionarios probos del sistema.
Con sustento en lo anterior, con todo comedimiento y respeto a la suprema investidura, le recomiendo al correligionario Andrés Manuel López Obrador que efectúe conferencias de prensa “mañaneras” una o dos veces a la semana, con lo cual habría material o aspectos importantes a exponer en cada sesión. Alguien comentaba que lo ideal sería que cada inicio semanal (el lunes) fuera el momento o lapso clave para anunciar el desarrollo de la agenda e incorporar programas y eventos a llevarse al cabo en tal período. Aprovechar el resto de sus mañanas el Presidente para convocar a sus colaboradores inmediatos, a efecto de mensurar los avances y logros en sus esferas de responsabilidad, así como para conocer los pendientes, los asuntos delicados y las cuestiones álgidas que ameritan ser atendidas de manera multidisciplinaria o interinstitucionalmente. “Tomar al toro por los cuernos”, atender lo urgente, lo prioritario, para evitar males mayores. En los casos especiales y necesarios hacer recorridos por algunas entidades, sin gastar energías “en infiernitos”; se supone que cada gobernador tiene que proceder a la altura de su rango y cumplirle a la ciudadanía que lo respaldó con su sufragio. El Presidente Andrés Manuel, en su carácter de estadista visionario, no debe entretenerse en casos específicos y menores, él tiene el supremo mando para conducir el navío republicano hacia ámbitos seguros y estoy seguro no le temblará el pulso cuando proceda contra un colaborador irresponsable, deshonesto o incapaz.
Algo más destinado a ese hombre visionario e inquieto: No abrir muchos “frentes”, medir bien sus fuerzas y calibrar los peligros posibles de un proyecto o de una propuesta. Para nada olvidar que “el que mucho abarca, poco aprieta”; resulta preferible transitar a paso seguro, “no sudar” calenturas ajenas y delegar funciones cuando las circunstancias así lo ameriten. Proseguir por los mismos caminos civilizados de “amor y paz”, dialogar con los que tienen otros puntos de vista para arribar a acuerdos consensuados. Ser el árbitro de calidad ante discrepancias -entre sí- de algunos dirigentes morenistas; hacer entender a todos que sobre los intereses personales o de grupo deben prevalecer los preceptos constitucionales, los valores humanitarios y los lineamientos reivindicadores de un proyecto nacionalista incluyente. En el medio deportivo se dice que el talento personal gana cotejos pero que el trabajo en equipo gana campeonatos. Tal aseveración bien se puede utilizar para aplicarlo a los ámbitos políticos, indicando que un guía o líder puede agenciarse y ganar ciertas batallas, pero para obtener el éxito completo o “ganar la guerra” tendrá que respaldarse en la colaboración de todos sus compañeros o correligionarios. Eso es lo que debe ocurrir en nuestros escenarios nacionales, “jalar todos parejos”, eliminar la modorra burocrática, aportando el extra y no dejar solo al Jefe de las Instituciones. |
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