¡Ay reata no te revientes, que es el último jalón!. Ánimo, ya falta menos. Empiezo a elaborar este comentario el día 15 de mayo, lapso cronológico donde se conmemora el festejo merecido a los docentes de todo el país; vaya desde aquí mis respetos y mi reconocimiento a todos los colegas didácticos, tanto para aquellos que –como yo- estamos justamente jubilados, como para los esforzados educadores que ofrecen diariamente su óptimo esfuerzo –vía virtual o presencial- a fin de que las nuevas generaciones se desenvuelvan armónicamente. Aprovecho las circunstancias para relatarles que con motivo de la pandemia existente y de la reclusión física respectiva que todos estamos padeciendo me permití, en mi calidad de abuelo y profesor, solicitarles a mis 6 nietos que me elaboraran algo con relación a ese virus mortífero que ha provocado múltiples víctimas en todo el orbe, en más de 200 países. Les especifiqué a mis descendientes que a través de dibujos, de esquemas, de escritos, de narraciones, de cuadros estadísticos o de trabajos manuales podrían solventar mi petición. Esos infantes, adolescentes y jóvenes no me hicieron quedar mal y a continuación detallo sus aportaciones.
Jorge Rodrigo, el más pequeño de mis nietos, con apenas 4 años y medio de edad (alumno de preescolar), ante su imposibilidad de escribir o dibujar algo preciso, utilicé la plática o el diálogo, indicándome con sus palabras que todos debíamos cuidarnos y no salir a la calle porque un microbio o “germen” enferma a las personas y algunas pueden morir, por ello sus papás no van a su trabajo y él y su hermano no han ido a sus escuelas. Agregó que ese “germen” o robot malo hace que los niños tengan tos, calentura y dolor de cabeza; ante lo cual él siempre toma el jarabe que le da su abuela Rosy y unas medicinas que tienen sus papás, pues esos medicamentos (término mío) son como el “robot bueno” que le ganará al malo. Por su parte, Héctor Gael, de 8 años de edad y alumno de segundo grado de primaria, bajo la guía de mi esposa Rosa Aurora (la abuela Rosy) elaboró un modelo tridimensional del famoso coronavirus (Covid-19), utilizando materiales diversos: esferas pequeñas de unicel, popotes, alfileres, palillos, chaquira, papel fluorescente, pintura y pegamento. Dicha tarea resultó agradable para el infante Héctor, a pesar de los detalles y de lo laborioso del proceso constructivo. Al final, en una tarjeta anexa, escribió con claridad: “El Coronavirus”, trabajo hecho por Héctor Gael, bajo la conducción de su abuela. También utilizó el logotipo de la Secretaría de Salud e insertó el mensaje contundente: “¡Quédate en casa!”.
Por cuanto a mis nietos Eduardo y Alejandro, hermanos, puedo decirles que cada uno de ellos elaboró un dibujo alusivo y ambos respondieron a un cuestionario. Eduardo de 9 años y meses, alumno de cuarto grado de primaria, además del gráfico intitulado “El coronavirus y el mundo”, donde se observa cómo el planeta tierra se defiende e inyecta una vacuna al virus que lo persigue o molesta, respondió así a las interrogantes: el virus es más mortal que una bacteria y no tiene vida; la cuarentena es una necesaria medida y significa permanecer 40 días encerrado en casa; el Covid-19 es un virus mortal con forma de corona por ello es conocido también como coronavirus y ante su propagación mundial se ha convertido en una pandemia. Por cuanto a la reclusión física expresa que se siente incómodo, sin poder ir a su escuela y sin hacer cosas que le
gustan; desea retornar a la vida normal para estar contento y satisfecho. Al final supone que le ganaremos al coronavirus, “pero que no todo será igual y feliz”.
Por su parte Alejandro, adolescente de 13 años y meses, alumno de segundo grado de secundaria, ilustra gráficamente al orbe circundado por el maléfico virus y responde que tal componente natural es un agente patógeno sin vida que se multiplica y ataca a los seres humanos; tal “ente” es altamente contagioso y resulta mortal en un 5% de los infectados. Si queremos algo diferente en el futuro debemos poner en operación un nuevo orden mundial, a fin de modificar el comportamiento del hombre, como especie dominante, para preservar debidamente al planeta Tierra. Agrega que durante esta cuarentena él ha estado inquieto, con insomnio y con incertidumbre. Se siente raro, extraño, “debido a que antes todos teníamos una vida ajetreada y el Covid-19 vino a frenar todo…” Supone, piensa que el brote de este virus se origina por la falta de higiene en todo el mundo, específicamente en Wuhan, China. Concluye que venceremos esta amenaza, porque “al final todos nos vacunaremos, pero nos azotará otra crisis económica casi como la de 1929…”
(Continuará)
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Atentamente
Profr. Jorge E. Lara de la Fraga. |
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