El primero de julio de este año se inicia una nueva etapa en nuestro país. Algunos suponen que todo seguirá igual; otros, la mayoría, abrigamos la posibilidad de “un nuevo amanecer”. Si bien López Obrador, a estas fechas, ya es el presidente electo para el sexenio 2018-2024, será hasta diciembre cuando inicie formalmente su ciclo gubernamental. Múltiples electores sufragamos por Morena porque no queremos seguir padeciendo todos esos males que aún aquejan a nuestra República. Los optimistas pensamos que el necesario cambio sí se hará realidad y que somos protagonistas de un salto cualitativo en el ámbito político-social; que en el entorno de este “parteaguas” nos enfilamos a creer en nuestros ideales y valores nacionales; que de nosotros dependerá que no aparezcan nuevamente los jinetes apocalípticos de la miseria, violencia, corrupción e impunidad.
Un ciudadano de recursos limitados y con trabajo eventual mal remunerado me indicaba, al otro día de las elecciones, que estaba muy contento porque veía en el futuro posibilidades de mejorar (él y su familia), sintiendo en su interior la certeza de que se abrirán fuentes de empleo, que se atenderán los campos de cultivo para producir alimentos básicos y que se frenará la violencia. Bastante ufano expresaba la certidumbre que se aminorará la inseguridad, habrá mejores sueldos y se hará justicia a los más “fregados”. También escuché a un dubitativo escéptico, el cual espera acciones de la nueva administración para después formular sus observaciones sobre el relevo sexenal; por lo pronto ve “con buenos ojos” que las personas estén entusiasmadas por lo ocurrido en el pasado proceso electoral y se hace a la idea de que hay que aprovechar esa energía positiva, ese optimismo, para empujar hacia adelante con trabajo y acciones solidarias, demandando de las futuras autoridades el cumplimiento de sus promesas y propuestas.
Sobre el entendido de que no se puede permitir, para nadie, la lesiva evasión de impuestos, un analista alerta: “La reforma del Estado que el nuevo gobierno propone tendrá que hacerse cargo de la precariedad fiscal existente y reconocer que sin una reforma fiscal recaudatoria y redistributiva, no hay camino para andar, que no existe futuro sin Estado y que no hay Estado sin finanzas fuertes…” Colegas docentes del nivel básico, medio y superior se unen al regocijo ante la transición democrática y atisban mejores horizontes pedagógicos, donde se privilegien los derechos laborales, las características bio-psíquicas de los educandos, el esfuerzo cotidiano de los docentes comprometidos y la correspondiente autoridad moral e institucional de las autoridades, todo ello en un contexto óptimo de carácter material y económico, para efectuar debidamente el proceso enseñanza-aprendizaje. Si bien hay que ponerle atención a la labor educativa escolarizada, no dejar de lado la función de los medios audiovisuales, televisivos y de tipo impreso, a fin de que éstos no trastoquen, destruyan o deformen la labor de la escuela y del hogar. Habrá que esforzarse el sistema, tanto escolarizadamente como de manera no escolarizada, para obtener finalmente mujeres y hombres plenos, útiles y con afán de servicio.
Por sobre los nubarrones, chubascos y granizadas de la época, así como de la ola de rumores, chismes de lavadero y noticias tergiversadas incorporadas a las redes digitales, subsisten de manera afortunada los clamores democráticos y las “campanadas jubilosas” que vaticinan una transformación legítima, un nuevo rumbo del país por la vía pacífica y con la participación razonada de la gente. A la distancia resuenan las palabras precisas del guía electo: “Ninguna autoridad encargada de impartir justicia será objeto de presiones ni de peticiones ilegítimas”… El Ejecutivo no será más el poder de los poderes… El pueblo de México está harto de los abusos, desigualdad, corrupción e impunidad, además de que quiere un cambio de la política de seguridad… Respetaré la autonomía de poderes… Propiciaré el Estado de Derecho y respetaré el pleno ejercicio de las libertades… En el nuevo gobierno, el presidente no tendrá palomas mensajeras ni halcones amenazantes…”
Atentamente
Profr. Jorge E. Lara de la Fraga |
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