En estos días previos a las campañas electorales me lancé por mi cuenta y riesgo para efectuar una “investigación doméstica” en contacto directo con la ciudadanía “de a pie”, para saber qué esperan de este proceso cívico-social que desembocará en los comicios del mes de julio para elegir al titular del Ejecutivo Federal, a los diputados y senadores, así como a gobernadores de algunas entidades. Me bajé de mi automóvil para hacer uso del pasaje urbano, de camionetas colectivas y de taxis para experimentar las penalidades diarias de los usuarios y para identificarme con paisanos en los tianguis, mercados, áreas públicas, centros de convivencia, parques, auditorios, escuelas, talleres y campos de cultivo. Tuve la fortuna que en todos esos recintos encontré respaldo, ya sea con opiniones, con demandas urgentes, con reclamos por los engaños de los llamados políticos, así como con exhortaciones para que cada connacional haga buen uso de su sufragio, sin dejarse engañar o comprar.
Durante el sondeo de opinión hubo actitudes de molestia o de rechazo, porque algunos suponían que su opinión o respuesta favorecería a algún partido o a determinado candidato. Al aclararles que la intención era saber sus inquietudes y sus preocupaciones ante la renovación de poderes que se avecina, las personas externaron su sentir, algunos de manera amplia y otros en forma concisa. Entre los asuntos o aspectos más urgentes destacaron que las nuevas autoridades ameritan ponerle más atención a la inseguridad y a la violencia, donde nadie parece tener garantías; los robos, homicidios, torturas, desapariciones físicas, amenazas, “pagos de protección” y brutales venganzas acontecen a lo largo y ancho de la República. Otro renglón cardinal al que aludieron los participantes fue la carestía de la vida, donde cada vez les rinde menos su salario ante el incremento en cascada de los alimentos y de los servicios. A los paisanos –así me lo manifestaron- les enoja e incomoda que mientras los funcionarios de las finanzas públicas y hasta el mismo Presidente del país aseveran sobre la fortaleza macroeconómica de México y la estabilidad del peso, en los hogares populares se sufre en la manutención cotidiana y para atender los requerimientos básicos. Por si lo anterior fuera poco, escasean las fuentes de empleo y la gente sobrevive en medio del ambulantaje, desempeñando tareas con pagos irrisorios y algunos desesperados, incorrectamente, se incorporan o se enredan en situaciones de riesgo extremo.
La colectividad está muy molesta con la clase política, varios elementos que vertieron su opinión indican que la mayoría de los funcionarios y de los representantes populares son unos parásitos; que ofrecen en sus campañas o al iniciar su encomienda de confianza “el oro y el moro” y “las perlas de la virgen”, pero ya en su desempeño a lo largo de un período se dedican a multiplicar su patrimonio y hacer mal uso de sus relaciones e influencias. Para esos farsantes se quedan en el olvido sus propuestas o proyectos de salud pública y atención clínica, tan significativos en estas épocas aciagas; sufren amnesia temporal y dejan indefensas a múltiples connacionales que requieren viviendas sencillas, asimismo se tornan indiferentes ante los problemas de drenaje, luz, agua potable y el abandono al agro. Por otra parte, ven con displicencia cómo la gente
sufre ante la ausencia de restauración de caminos, de la construcción de nuevas vías de comunicación y de la edificación de puentes y áreas de servicio para las comunidades marginadas. Todo eso y más fue lo que me vertieron esos voluntarios en sus intervenciones espontáneas, donde también se aludió a la contaminación ambiental, al costo de las gasolinas, a la tragedia de los migrantes y hasta salió a relucir la política agresiva del presidente de Estados Unidos Donald Trump.
Les pedí finalmente a “los encuestados” que en forma breve me dijeran lo que anhelan, en el futuro para nuestra quebrantada Nación. En razón de espacio, enlistaré a continuación lo más reiterativo de sus aportaciones: Encaminar mecanismos viables y estrategias inteligentes para superar los actuales niveles de inseguridad y violencia, promover una economía vigorosa respaldada en nuestros recursos, proceder con austeridad y luchar contra la corrupción, defender la soberanía nacional, operar con mayor participación ciudadana, ofrecer una educación de calidad, establecer un Estado de Derecho, implementar empleos diversos y mejores salarios, atender las necesidades populares, encauzar actividades productivas para el agro, encaminar proyectos que no afecten a la ecología, luchar frontalmente contra los monopolios y vigorizar la investigación científico-tecnológica.
Atentamente
Profr. Jorge E. Lara de la Fraga. |
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