Jorge E. Lara de la Fraga.
La contingencia mundial que estamos padeciendo, con los lamentables fallecimientos, los horrores y angustias ante los cadáveres múltiples, las dificultades materiales – económicas, las carencias sanitarias, la ausencia de medidas preventivas y la irresponsabilidad y negligencia de algunos gobernantes, no deja de ser una enseñanza y una oportunidad para repensar nuestro devenir, evitando como especie trastabillar con los mismos errores y pugnando desde ahora por una sana convivencia humana, identificándonos con humildad y respeto en derredor a las reglas básicas de la madre naturaleza. Hace poco Arundhati Roy, pensadora y escritora oriental, expresó que “históricamente la pandemia ha obligado a los seres humanos a romper con el pasado e imaginar su mundo de nuevo. Esta no es diferente, es un portal, es una puerta entre un mundo y el siguiente. Podemos optar por cruzarlo arrastrando tras nosotros las carcasas de nuestro prejuicio y odio, nuestra avaricia, nuestros bancos de datos e ideas muertas, nuestros ríos contaminados y nuestros cielos llenos de humo. O podemos atravesarlo caminando ligeros, con escaso equipaje, listos para imaginar y construir otro mundo…” Ahí está el reto o el compromiso para todos nosotros.
Por lo pronto, quiero aprovechar este espacio para enlistar lo positivo que observo al interior de nuestra realidad mexicana durante este período de prueba y emergencia, así como precisar también las cuestiones inapropiadas y deleznables proyectadas durante el transcurso de la pandemia, porque bien se ha preconizado que en las catástrofes y en las crisis emerge lo mejor y lo peor del ser humano, que se entrecruzan las virtudes y los vicios; unos se fusionan y respaldan recíprocamente ante las penas y otros buscan en ese mar proceloso las ganancias, luchan fiera e inescrupulosamente “por las pepenas”. Entre lo valioso rescato la fuerza del pueblo y la directriz del gobierno, ya que a pesar de las carencias, los rezagos clínicos, los problemas financieros y los abusos del pasado, nuestra república puede salir y saldrá bien librada de esta contingencia. Con acciones oportunas y planeadas por personal especializado y con trabajo solidario e interinstitucional se ha contestado con hechos y logros a esas voces viperinas y difamatorias cotidianas. El entusiasmo y optimismo ha prevalecido y se ha visto la colaboración de seres creativos que han diseñado dispositivos y aparatos clínicos; asimismo se ha constatado el trabajo heroico y denodado de los médicos especialistas, enfermeras y personal variado del área de la salud. Capítulo aparte implica el comportamiento racional y responsable de los miembros de la comunidad, quienes han respetado “la sana distancia”, efectuando las labores higiénicas personales y de sus viviendas, el uso de cubrebocas cuando tienen que salir del hogar por razones urgentes, el debido aislamiento físico, así como la inasistencia a lugares o eventos concurridos.
No puedo dejar de aludir como elementos rescatables las acciones y estrategias mancomunadas del Ejército, de la Marina, de los tres niveles de gobierno, de las asociaciones y clubes de servicio, de la sociedad civil, engarzados en torno a un plan general operativo. Por cuanto al ámbito personal – familiar, estos lapsos singulares han facilitado el diálogo entre padres, hijos y familiares, la oportunidad para reflexionar sobre nuestra vulnerabilidad ante el
virus mortal; asimismo en el regazo hogareño ha campeado una atmósfera de reflexión colectiva sobre el fenómeno sanitario, de la necesidad de que cada miembro de la célula social se guíe con respeto hacia sus semejantes y actué acorde con los valores universales, mediante la vinculación fraterna, la honestidad y el respeto a los seres de la tercera edad. Múltiples connacionales han aprovechado el tiempo libre para disfrutar de buena música, de eventos culturales televisados, de cotejos futbolísticos – beisbolísticos – basquetbolísticos célebres, de encuentros boxísticos de antología, así como de películas clásicas y de documentales históricos y científicos. Otros más han desplegado energías y esfuerzos en la lectura de textos y en la elaboración de ensayos, comentarios, artículos y compendios.
Aludiré a continuación las actitudes, las opiniones y acciones de elementos que parecen vislumbrar “el vaso medio vacío” y que se tornan un tanto alarmistas, oportunistas y que pronostican horizontes sombríos y poco esperanzadores. Me resulta inconcebible que haya personas que “inyectan” incertidumbre y angustia, al propalar mitos, falacias, chismes y rumores malignos en derredor del Covid – 19, en lugar de orientar a esa colectividad ayuna de datos y sustentos científicos. También es deleznable la postura avariciosa de comerciantes y expendedores farmacéuticos que “escasean” o esconden los productos y mercancías para agenciarse más dividendos, sin omitir a esos pseudoperiodistas o mercenarios mediáticos dedicados a confundir y a desinformar, obedeciendo directrices aviesas de los sectores poderosos para denostar a la autoridad federal. Por tal sendero ignominioso transitan los magnates ensoberbecidos que parecen ajenos a la contingencia y al dolor humano, “chantajeando” al Ejecutivo con amenazas veladas y obligando a sus colaboradores a violentar las disposiciones de salud, contando con los servicios mercenarios de sus voceros informativos. El “amarillismo”, las noticias falsas y la cauda de rumores o noticias tergiversadas pululan en la prensa escrita, en los medios audiovisuales y en los escenarios digitales, todo un vendaval de inmundicias y de estiércol que mancilla a sus protagonistas, no a su adversario o “víctima” favorita. Ojalá esos trasnochados del desastre nacional hicieran un alto en el camino para entender que en estos lapsos de apremio y de crisis lo que importa sobremanera es nuestro país, nuestro México y olvidarse un rato de su querella rabiosa contra López Obrador. A esos catastrofistas y detractores sistemáticos les formulo la interrogante siguiente: ¿Por qué no comparan con objetividad, con datos fidedignos, lo que hizo y sigue haciendo el gobierno federal mexicano en este difícil proceso de la actual pandemia (a pesar de las carencias existentes, de la endeble infraestructura hospitalaria y de los rezagos clínicos heredados), con las medidas iniciales de operación y de cómo se sigue actuando contra el coronaviros en E.E.U.U., Italia, España y Francia, donde han acontecido innumerables decesos?
Resulta saludable que la mayoría de los mexicanos lucha y se sacrifica a diario para salir airosos de esta encrucijada, es encomiable también que esa colectividad propositiva y optimista asimila que vamos por el buen camino, con mando sereno y es gratificante que ya múltiples paisanos no se dejan engañar con las patrañas neoliberales ni “con el canto de las sirenas” del pretérito abominable.
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Atentamente
Profr. Jorge E. Lara de La Fraga |
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