Abordar la vida y obra del esclarecido pedagogo Enrique Conrado Rébsamen Egloff representa para mí un singular reto y una experiencia especial, pues mi intención es resaltar los rasgos o facetas más significativas de ese hombre que “quema sus naves” y se atreve a cruzar el Atlántico en 1883, cuando contaba con 26 años de existencia y podía tranquilamente laborar como docente y directivo en la escuela normal que estaba bajo la responsabilidad de su padre, en la localidad de Kreuzlingen del Cantón de Turgovia, en Suiza. Es probable que el espíritu de aventura del joven Rébsamen y la depresión económica que sufrió Europa entre 1873 y 1895 fueran los elementos determinantes para que nuestro personaje, armado con un buen bagaje psicológico-pedagógico y titulado como docente de educación primaria y secundaria, se trasladara en barco hacia México y llegara en 1883 al puerto de Veracruz con grandes esperanzas, con inquietudes renovadoras y con lógicas incertidumbres.
Ese vástago de Juan Ulrico Rébsamen y de Catalina Egloff, nacido el 8 de febrero de 1857, venía impregnado de las concepciones y lineamientos filosóficos y pedagógicos de insignes pensadores como Comenio, Fröebel, Bacon, Pestalozzi y Herbart, sin dejar al margen a Kehr, Bencke y Ziller. Tal viajero singular de la cultura, con ideas liberales, sólo esperaba que en el Nuevo Mundo se le ofrecieran las oportunidades para proyectar a plenitud sus conocimientos, ideales y sueños de cambio. A continuación iré abordando etapas de Rébsamen como formador ubicado en nuestro país en esas postrimerías del siglo XIX y en los inicios del siglo XX, donde se proyecta como el individuo creativo que adapta las doctrinas europeas a la realidad mexicana, así como el teórico que diseña planes de estudio y programas escolares, además de operar como el ser entusiasta que despierta a los profesores de su letargo por medio de comentarios y artículos pedagógicos. Aunado a lo anterior, destacó su labor como promotor de la reforma educativa liberal y como responsable funcionario del ramo formativo a nivel nacional.
Llega a México el 18 de mayo de 1883 y casi de inmediato se traslada a León, Guanajuato, para desempeñarse como profesor particular de los hijos de un próspero comerciante, en razón de un contrato establecido desde Europa. No hace “huesos viejos” en esa actividad por razones del clima retrógrado imperante en esa región del bajío. Se instala un corto periodo en la capital del país, escribiendo y leyendo. En ese lapso es cuando el educador alemán Enrique Laubscher lo invita a colaborar con él en un proyecto novedoso del orden didáctico que se desarrolla en Orizaba, Veracruz. Ahí es donde el pedagogo suizo efectúa una labor académica encomiable con docentes ávidos de los nuevos senderos pedagógicos. Laubscher y Rébsamen se complementaron satisfactoriamente en esa Academia Normal, abordando el primero los renglones prácticos y el segundo enfocando su quehacer en el campo teórico. Esos alumnos-docentes, al cabo de siete meses, abrevaron la herramienta psicopedagógica primordial para atender idóneamente las 18 escuelas cantonales de la entidad jarocha y además funcionaron después, con otros docentes, como fieles reproductores de esas tendencias innovadoras de la reforma educativa liberal en proceso.
El gobernador Juan de la Luz Enríquez, como buen estadista, valoró el esfuerzo desplegado en esa Academia Normal e invitó a Rébsamen para fortalecer ese proyecto iniciado en la Pluviosilla, mediante la instauración de una escuela normal en la ciudad de Xalapa, ya como nueva capital de
la Entidad. El 24 de agosto de 1886 se promulgó el decreto del Congreso Local sobre la creación de la institución formadora de docentes y en el mes de septiembre del mismo año Rébsamen es nombrado director de ese plantel que inaugurará sus labores técnico-administrativas, el 30 de noviembre de 1886 e iniciará sus actividades académicas el 22 de enero de 1887.
Rébsamen y su equipo de trabajo fueron los responsables directos y los instrumentadores de los planes y programas puestos en operación, con los propósitos vertebrales de desechar metodologías obsoletas e incorporar procedimientos modernos de enseñanza, entendiendo que la labor del profesor debe estar en consonancia con las características psicológicas y fisiológicas del educando y que la formación debe ser integral y armónica. El insigne maestro, con esporádicas y cortas ausencias, fue Director de la Escuela Normal Veracruzana en el periodo comprendido de 1886 a 1901, o sea durante 15 años operó como el pilar de esa institución que se proyectó a nivel nacional por medio de sus ameritados egresados.
A propósito de Rébsamen, fue el elemento clave en la configuración del primer Plan de Estudios de la escuela normal de Xalapa, pero también es menester reconocer las puntualizaciones y aportes de educadores veracruzanos como Esteban Morales y Silvestre Moreno Cora, así como de hombres de cultura y de ciencia como José Antonio de la Peña, Juan Manuel Betancourt, Manuel R. Gutiérrez y Pedro Coyula. Se integraron a dicho plan asignaturas y actividades que cubrían a satisfacción requerimientos de tipo psicopedagógico, de índole científico-humanístico y de carácter físico-artístico, sin dejar de considerar el renglón tecnológico. También se analizaron los planes de estudio de las instituciones normalistas de Puebla, Guanajuato, Oaxaca y México. Así surgió ese primer instrumento curricular que funcionó durante cuatro años, pues en 1890 se pone en vigencia el Plan Reestructurado, mismo que estuvo en circulación hasta la primera década del siglo XX.
(Continuará)
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Atentamente
Profr. Jorge E. Lara de la Fraga |
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