Se aproxima a ritmo vertiginoso la realización del proceso sociopolítico del 10 de abril en nuestro territorio patrio, donde los ciudadanía mexicana está convocada para decidir, con su sufragio, si el presidente Andrés Manuel López Obrador puede seguir ejerciendo su mandato hasta el 2024 o amerita ser reemplazado o relevado por otra persona. El segundo domingo del próximo mes se llevará al cabo, por primera vez, la consulta de revocación de mandato del nivel jerárquico supremo y tal acontecimiento cobra relevancia significativa porque en el futuro puede aplicarse tal ejercicio democrático para evitar el abuso del poder y el desempeño innoble o deficiente del funcionario titular del Ejecutivo Federal, sobre el principio o máxima: “El pueblo pone y el pueblo quita”, entendiendo al respecto que un gobierno sin apoyo popular no puede ni debe aferrase al control gubernamental, toda vez que carece de autoridad moral.
En el marco de ese singular proceso histórico hay dos corrientes de opinión; los que respaldan al actual Titular del Poder Ejecutivo Nacional y los que se oponen plenamente a que AMLO culmine su gestión presidencial. Entre los opositores persisten los sectores ultrareaccionarios y fanáticos derechistas que esgrimen falacias contra el régimen, difunden rumores y proliferan barbaridades como el de afirmar que el comunismo se establecerá en el país si Andrés Manuel López Obrador sigue al frente del timón. Lo lamentable del asunto es que algunas personas se dejan embarcar y difunden comunicados perniciosos del Frente Nacional Anti AMLO (el denominado FRENAA). En este comunicado incorporo información y elementos sobre tal grupo radical, esperando sea de utilidad para los conciudadanos que participaran en la consulta y que anhelan un México vigoroso.
El Frente al que hago referencia es un movimiento que se identifica como contingente ciudadano y pacífico; pretende hacer dimitir al Presidente Andrés Manuel López Obrador por medio de recursos jurídicos y a través de acciones de presión social, sin descontar los respaldos y las herramientas mediáticas. Al principio dicho movimiento efectuó en varias localidades del país caravanas de automóviles (con vehículos caros y hasta de lujo), después realizó protestas y marchas en la Ciudad de México y en el Zócalo; ante el poco respaldo de la gente y con el afán desesperado por proyectar sus propósitos opositores a una colectividad indiferente, estableció o instrumentó un campamento con tiendas de campaña ubicadas en la plancha de la Plaza de la República, dándose el caso de que al paso de los días en esas iniciales 750 o 700 casas de campaña sólo unas pocas eran ocupadas. Sin gloria y mucha pena fueron retirados esos materiales y dispositivos “de la lastimosa resistencia contestataria”; para colmo, la pandemia también colaboró en contra de ese frente fantasmal. FRENAA está integrado por 67 miembros, declarándose todos ellos, apartidistas e indicando que carecen de patrocinadores. Se sabe que es liderado por empresarios diversos, destacándose Pedro Luis Martín Bringas, Gilberto Lozano y Juan Bosco Abascal, además de dirigentes como Jaime Sandoval, Jessica Hernández, Sally Sheridan, Sergio Iriarte y el académico Salvador Mendiola. Entre sus filas están los periodistas Pedro Ferriz de Con, Pedro Ferriz Hijar, Rafael
Loret de Mola, Héctor Aguilar Camín, Enrique Krauze y Carlos Loret de Mola, más la solidaridad fervorosa de elementos de la alta jerarquía Católica y Apostólica. Varios de esos personajes aludidos y sus simpatizantes se han exhibido por sus arengas y diatribas homófogas, xenófobas y discriminatorias; muchos de esos adinerados y magnates ensoberbecidos se identificaron con la propuesta electoral de Ricardo Anaya (PAN) en la campaña presidencial del 2018.
Ante la furibunda embestida de los adversarios contra las acciones y políticas del gobierno federal, me resulta preocupante el comportamiento de ciertos sectores populares y “clase medieros” que parece se dejan engañar por los “manipuladores del desastre”, bien encerrándose acríticamente en sus “estancias de cristal”, sin omitir opinión alguna o adicionándose al fervoroso coro para endilgarle al Presidente López Obrador calificativos absurdos como comunista, dictador, traidor, sujeto maligno, asesino, enemigo de los creyentes, defensor de los truhanes, gobernante antidemocrático, reencarnación de Luzbel y otras denominaciones descalificadoras de similar índole, dejando de lado y como queriendo eclipsar que el mandatario oriundo de Tabasco, entre otras cosas, se ha dispuesto a llevar a efecto un orquestado proyecto nacional para atacar a la corrupción, para transformar las vetustas estructuras institucionales, para fortalecer la economía, para incorporar a la ciudadanía en la toma de decisiones, para lograr una educación de calidad, para transparentar y dignificar la vida pública, para respaldar a los grupos marginados, para apoyar al agro y vigorizar las industrias, así como para abolir los monopolios y eliminar los privilegios fiscales.
Sin irnos más lejos, en un ejercicio retrospectivo sobre las últimas 3 gestiones sexenales, resulta sorprendente constatar que múltiples connacionales olviden lo ocurrido en nuestra realidad mexicana hace 15, 9, 6 o 3 años, cuando gobernaron los panistas Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa o, más recientemente, cuando tuvo el timón de mando el priísta Enrique Peña Nieto; pareciese que los desmanes, atentados, hechos sangrientos y las arbitrariedades de tales personajes y sus respectivas comitivas se borraron del “imaginario colectivo” o se esfumaron como por arte de magia de la mente de un conglomerado “apacible y sumiso”, pero que ahora ante nuevos horizontes renovadores levanta insólitamente su voz de inconformidad, se “rasga sus costosas vestiduras” y arremete rabiosamente, de manera verbal y física, hacia todo lo que instrumente y ponga en vigencia la administración federal. Espero que el próximo 10 de abril muchos ciudadanos mexicanos acudamos a las urnas para expresar nuestra decisión, sea cual fuere, de manera firme y decidida, en ese evento cívico de singular trascendencia para nuestra República.
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Atentamente
Prof. Jorge E. Lara de la Fraga |
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