Apunte preliminar. Hace 33 años, en 1988, se aplicó una encuesta a un grupo de 35 personas (era la época de “los tapados” y predominaba el partido tricolor). La única pregunta: ¿Quién será el candidato oficial del PRI? Y las opciones eran: Alfredo del Mazo G., Manuel Bartlett D., Sergio García Ramírez, Pedro Ojeda Paullada, Francisco Rojas Gtz., Carlos Salinas de Gortari, Miguel González Avelar y Héctor Hernández Cervantes. De todos los ciudadanos participantes, algunos con experiencia política, otros con estudios sociológicos y los demás profesionistas, ninguno acertó. Únicamente un joven universitario, invitado de última hora, “le dio al clavo”, señaló a Salinas; la mayoría nos volcamos hacia Bartlett, Ojeda Paullada y Del Mazo González.
Desde hace un buen tiempo, más de 4 décadas, he elaborado – con el respaldo de compañeros y colegas – quinielas o pronósticos sobre eventos deportivos de diversa índole. Así, ante torneos internacionales o nacionales de futbol soccer, basquetbol, tenis, béisbol, futbol americano o alrededor de cotejos boxísticos, hemos estructurado formatos o boletas para que fanáticos y aficionados intervengan en esos entretenimientos domésticos, aportando una cantidad módica para premiar al o los participantes que obtengan los mejores puntajes en lo tocante a sus pronósticos sobre los resultados oficiales de campeonatos o de series confrontativas. En ese tenor, puedo aseverar que las Copas Mundiales de futbol-soccer, las Series Mundiales de béisbol, los Súper Tazones del futbol-americano, las series finales de campeonatos de la NBA, las peleas boxísticas para dirimir cetros mundiales de las diversas categorías, así como los torneos nacionales de futbol-soccer no han quedado al margen de esa labor voluntaria y entusiasta de predecir los acontecimientos físico-atléticos y vertirlos en una papeleta valorativa.
Con esa experiencia obtenida en el campo o en los terrenos deportivos, algunos contemporáneos me sugirieron hacer lo mismo pero con proyección hacia los ámbitos político – electorales, asimilando de antemano que ello podría provocar molestias o críticas negativas por parte de algunas personas ortodoxas. Sin embargo “nos lanzamos al ruedo” y entre compañeros, vecinos y colegas de profesión hemos participado “quinielísticamente” en varios procesos políticos efectuados en nuestro país, ya sea a nivel nacional o bien circunscritos a nuestra entidad federativa. En las votaciones intermedias del pasado 6 de junio, donde hubo una buena respuesta ciudadana y donde se eligieron democráticamente varios puestos de representación popular, puedo decirles con satisfacción que un grupo de “jubilados jubilosos” de Xalapa -además de ejercer su compromiso cívico dominical- participaron con optimismo en la requisitación de una quiniela electoral (2021), donde se consideraban tres aspectos importantes: las 15 gubernaturas en disputa y las posibilidades de obtención de triunfos por parte de las dos coaliciones; las diputaciones federales uninominales y la coalición o alianza más ganadora de distritos, así como los porcentajes logrados de votos para renovación de Congreso Nacional, tanto de Morena y aliados como de la Oposición en total.
Antes de seguir el comentario sobre el tópico, les indico a los lectores que resulta más difícil vaticinar en los asuntos electorales que “adelantarse cronológicamente” en cuanto a resultados de tipo deportivo. He testificado quinielas debidamente acertadas de varios participantes, obteniendo el óptimo puntaje en confrontaciones físico-atléticas; lo cual no ha ocurrido en el territorio de las
contiendas políticas, donde representa un verdadero escollo o muro alcanzar todos los aciertos y ser merecedor al puntaje pleno. Sobre el particular, culmino con resaltar que en la quiniela elaborada para aplicarse el pasado 6 de junio, ninguno de los 20 participantes logró los 5 aciertos; uno solo tuvo 4 aciertos, 5 se agenciaron 3 aciertos, 6 obtuvieron 2 aciertos y finalmente ocho se conformaron con 1 acierto.
La estructura de la quiniela a que hago referencia (2021), en términos concisos, constó de los siguientes apartados o cuestiones: 1.- Morena y aliados ganan ( ) gubernaturas 2.-Opositores en general ganan ( ) gubernaturas, con tres opciones a definir, en cada caso, sobre el entendido de que 15 gubernaturas estaban en juego. Después, sobre las Diputaciones Federales, uninominales (300) los interesados tenían que indicar la alianza o coalición que ganaría o alcanzaría más triunfos (más distritos), tachando 3 Morena y aliados o 4 la oposición en pleno. Al final se hacía hincapié en los porcentajes de votos emitidos para la renovación del Congreso (Únicamente Diputaciones Federales Uninominales) 5 Morena y aliados y 6 opositores en general, con tres opciones en cada caso, para tachar o señalar una. Cada apartado tenía un valor de 20 puntos y el total era 100 (puntaje perfecto)
En el tintero se quedó en un mero proyecto el formato sobre los pronósticos (la quiniela correspondiente) de la jornada electoral veracruzana, donde se dilucidaron ese 6 de junio tres cargos de representación popular: la renovación de las 212 presidencias municipales, las 20 diputaciones federales uninominales adscritas al Estado de Veracruz y las 30 diputaciones locales uninominales que dinamizará a la H. Legislatura. Es de suponerse que si fue complicada y difícil “la quiniela nacional” donde intervenimos 20 personas, en el contexto jarocho donde a la luz de los resultados hubo muchas sorpresas e infinidad de desilusiones partidistas y coalicionistas, tal ejercicio predictorio – aun con la mágica bola de cristal - hubiera resultado un singular desafío o un crucigrama diabólico hasta para aquellos especialistas duchos en las “lides grillescas”.
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Atentamente
Prof. Jorge E. Lara de la Fraga |
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