Para el sentir y opinión de muchos, ahora sí, el encuentro entre Golovkin y el Canelo dejó satisfecha a la afición, a la concurrencia, que presenció de manera directa la contienda como también a los innumerables espectadores que por la vía televisiva disfrutamos y sufrimos con el desarrollo de la contienda. Fue una verdadera guerra “sin cuartel”, donde cada oponente aportó su máximo esfuerzo, sorprendiendo a los especialistas que suponían una diferente estrategia o plan de combate de parte del paisano Saúl Álvarez, mismo que se plantó decidido a convencer a tirios y troyanos que no evadía la lucha cuerpo a cuerpo, como lo hizo en la anterior confrontación. Para mi particular interpretación el kasajo golpeó más, pero el nacido en Jalisco asestó los mejores impactos. El veredicto causó y provocará polémicas, pero algo es muy cierto: ambos adversarios fueron dignos y valerosos protagonistas del arte de fistiana.
Puedo decirles que muchos de mis amigos, colegas y familiares no perdieron detalle de las incidencias ocurridas a lo largo de los 12 episodios y que mi esposa no se acomodó plácidamente en el sofá o en una silla, sino que “vivió”, experimentó con angustia y adrenalina de por medio los embates de cada adversario, anhelando que el Canelo saliera con el triunfo por delante; al final todo fue alegría para ella y para aquellos que apostaron en la famosa “Ciudad del vicio” sus devaluados pesos a favor del paisano rubicundo. Ese día 15 de septiembre las casas de apuestas perdieron un poco, ya que “los momios” estaban inclinados hacia el peleador europeo. De manera particular asevero que la confrontación fue muy pareja, que en mis anotaciones salió avante Golovkin pues remitió más impactos a su adversario, aunque fue receptor de vigorosos impactos en el cuerpo provocándole momentáneos desequilibrios que lo obligaron a combatir a la defensiva. La opinión de conocedores boxísticos es de que debía aflorar al final un empate salomónico, sólo que tal cosa no sería rentable en el terreno mercadotécnico, pues el Canelo Álvarez es imán de taquilla, es más joven que el originario de Kasajistán y representa un rico filón de ganancias e ingresos para el devenir.
Más allá de mi opinión sobre el dictamen del encuentro reñido, manifiesto que el paisano tapatío por fin convenció a varios de sus detractores porque se observan sus avances técnicos y su disciplina para poner en práctica las directrices de sus asesores; si sigue por el mismo camino tendremos campeón consistente y versátil por mucho tiempo, ya que sus oponentes se estrellarán ante un sólido oponente, tanto en lo físico como en lo táctico-estratégico. Incorporo lo que dice un rotativo a nivel nacional: “En polémica decisión dividida Canelo vence a Golovkin. Saúl Álvarez de 28 años, que había estado suspendido seis meses por dar positivo en un antidoping en marzo, le arrebató la corona a Gennady y los dos títulos mundiales de peso mediano que el kazajo defendía, justo después de haber empatado de manera controvertida”. Saúl se engalla: “Esto es para los que siempre creyeron en mí, salí a noquear pero él es un gran peleador.
Ahora sí ganamos y nos llevamos 2 cinturones a México (CMB y AMB)…”, señaló el nuevo monarca, con un profundo corte en la ceja izquierda tras el fragoroso choque.
Entre los asistentes a la arena de uno de los hoteles de lujo de Las Vegas se encontraban magnates petroleros, dueños de empresas, mexicanos entusiastas y con posibilidades pecuniarias, así como artistas y deportistas de renombre. Pude distinguir al inconfundible aporreador Mike Tyson y al basquetbolista Lebron James, quien en un comunicado digital mencionó: “Fue un gran encuentro, una de esas peleas que dejan huella…” Fuera de las bravatas y de las declaraciones altisonantes previas de ambos gladiadores, hay que mencionar que sobre el cuadrilátero los dos oponentes fueron respetuosos de las normas; el combate fue violento pero leal, no hubo acciones viles ni inapropiadas. Ambos atletas culminaron de pie los 12 episodios, con sangre en sus rostros, exhaustos; se abrazaron deportivamente y se reconocieron como guerreros caballerosos.
Atentamente
Profr. Jorge E. Lara de la Fraga |
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