Por medio de Netflix tuve la oportunidad de ver la primera temporada de la serie “Designated Survivor (Superviviente Designado) 60 días”, que en cierta medida es la versión coreana del trabajo televisivo norteamericano que ostenta el mismo título. Al principio las escenas previas no me atraparon, partía del prejuicio de que era una copia al carbón de la historia contada por los productores estadounidenses, pero poco a poco, al paso de los episodios, fui encontrándole interés a esa secuencia oriental, toda vez que los personajes centrales actúan acorde a la idiosincrasia de ese país que en los años 50 del siglo XX vivió una etapa crítica que propició la ruptura o división nacional. Los capítulos de esa serie presentan a la Corea Democrática (del sur) en estos años del siglo XXI, con sus progresos sociales, económicos y tecnológicos, pero asimismo con sus rezagos, pendientes y resistencias a los cambios que amerita toda sociedad contemporánea.
En forma concisa Superviviente Designado es la historia de un ciudadano responsable que posee una adecuada formación académica, misma que le ha permitido desarrollar investigaciones de carácter ecológico y proceder como catedrático idóneo en instituciones del nivel superior. Durante un lapso es invitado por el presidente de la república para desempeñar un cargo en la estructura gubernamental, dándose el caso de tener aciertos en su actividad oficial pero asimismo entrar en divergencias con su superior por enfoques diferentes ante un problema o asuntos a discernir. En medio de su probable dimisión o renuncia por el desacuerdo aludido acontece un atentado horrible que arroja múltiples víctimas de importancia, pues al explotar un recinto gubernamental fallecen múltiples servidores públicos, entre ellos el primer mandatario del país. Ante el acontecimiento insólito “ese funcionario menor”, el académico incómodo es ubicado como interino al máximo sitial de mando durante 2 meses, o sea tener una responsabilidad enorme a lo largo de 60 días, careciendo de formación y sensibilidad política.
Tal protagonista medular de la seriada se ve envuelto en un torbellino de acontecimientos donde él tiene que proceder; de momento transita de su vida tranquila cotidiana a una atmósfera huracanada que lo mantiene en constante estrés. Amerita contener o atemperar una probable intervención en un país vecino, además una amenaza de golpe de estado, el golpeteo permanente de los medios de comunicación y de las “redes digitales”, así como los sondeos de opinión o encuestas, sin dejar de considerar una investigación difícil y compleja para descubrir a los enemigos que propiciaron el horrendo crimen masivo en un espacio clave del Poder Legislativo.
Sin entrar en más detalles, adiciono que resulta interesante observar en los diversos capítulos el comportamiento de “ese elegido” producto de las circunstancias, a veces proyectándose de manera dubitativa o titubeante y en otros momentos revelarse positivamente con decisiones puntuales y razonadas. En el momento menos esperado
afloran retos a cometer y ese “superviviente designado”, de manera afortunada, se apoya magistralmente en un buen equipo de jóvenes progresistas que anhelan una Corea unida, moderna y de vanguardia. No faltan los traidores y los desleales, mismos que luchan en la oscuridad para poner a la nación al borde de un estado de emergencia.
Les recomiendo a los lectores, colegas y amigos que disfruten esa serie televisiva para que saquen sus propias conclusiones y asimilen que el oficio o el arte de gobernar es harto complicado, donde hasta el más experimentado “se las ve negras” y suele cosechar pifias ante determinaciones impropias o ante errores de toda índole, tanto del mismo jefe supremo como de los titulares del gabinete.
_____________________________________________
Atentamente.
Profr. Jorge E. Lara de la Fraga |
|