Parece que fue ayer, pero ya han pasado 30 años; en ese 1992, cuando se cumplía el centenario del deceso del general Juan de la Luz Enríquez, gobernador fundador de nuestra egregia Institución y también cuando el plantel de Rébsamen recibía la honrosa distinción de Benemérita, egresaba de sus aulas pedagógicas una inquieta, propositiva y bulliciosa generación de docentes para desempeñarse responsablemente en el terreno profesional y encauzar con entusiasmo y entrega a los niños de los planteles de preescolar y de primaria. Todo ese ejército de Dragones disponía de las herramientas pertinentes para superar los obstáculos que encontrarían en su sendero y es de suponerse que la dura realidad despertaría en cada uno de ellos su creatividad e imaginación para salir airosos en los eventos cruciales. De algo estoy muy seguro: esas muchachas y muchachos que hace 3 décadas se lanzaron audazmente a la labor didáctica y humanista cumplieron a cabalidad con su cometido y hoy retornan a su alma máter a testimoniar su agradecimiento y a rememorar al ilustre educador fundador suizo, el cual manifestó que los docentes “deben imprimirle siempre emoción a su trabajo cotidiano, enseñar con vigor, claridad, precisión y laborar incesantemente a favor de su propio perfeccionamiento profesional…”
Hace unos meses un maestro universitario ya jubilado me expresaba con cierto pesar que él hubiera querido cursar la profesión de docente en nuestro plantel normalista, pues ha observado el cariño o el agradecimiento que le guardamos a la Institución y el orgullo de ser miembro de una de sus generaciones de egresados. Agregaba que si bien le satisfacía ser un hijo de la Máxima Casa de Estudios de la entidad, no experimentaba ese sentimiento de identificación que proyecta un docente, ni poseía una denominación o nombre de generación que ostenta con beneplácito un rebsameniano durante sus celebraciones. En definitiva es un hecho que el docente emanado del colegio fundado en 1886 abriga en su interior un lazo indisoluble tanto con la escuela normal como con sus compañeros de estudios y ello se constata en las reuniones o festejos de sus integrantes que periódicamente se congregan, tal es el caso de los Dragones, de todos ustedes, que de 1988 a 1992 cubrieron exitosamente sus semestres lectivos y que obtuvieron un documento recepcional hace 3 décadas, cuando estaban en su apogeo tanto Michael Jackson como Michael Jordan, cuando se abría una promisoria etapa con el internet y se desarrollaban los Juegos Olímpicos en Barcelona. Toda una era de esperanza para esos jóvenes que abrían sus alas para volar por las diversas latitudes de la entidad y encauzar con atingencia y responsabilidad a la niñez mexicana.
Durante mi desempeño como responsable institucional del plantel centenario y emérito de Rébsamen, Carrillo y de Manuel R. Gutiérrez tuve la oportunidad de tener
contacto con varias generaciones de normalistas; en mi retentiva endeble surgen las inquietas imágenes de los Grillos, Piolines, Pingüinos, Caracoles, Delfines, Perros, Conejos y Avestruces, sin olvidarme de los Dragones que a los largo de 4 años dejaron constancia de su existencia en sus prácticas escolares, en la Semana del Estudiante, en las labores físicas, artísticas y tecnológicas, así como en su desempeño en la investigación pedagógica y en las sesiones interactivas del salón de clases. Puedo aseverar enfáticamente que siempre sentí el respaldo espontáneo de esa savia joven en todas las acciones y proyectos que puse en vigencia con mi equipo de colaboradores y por ello cuando emigraron esos intrépidos Dragones externé lo que a continuación consigno:
LA ESCUELA NORMAL VERACRUZANA NO ES SÓLO EL GRAN EDIFICIO QUE NOS ALBERGA, TAMPOCO ESTÁ REPRESENTADA ÚNICAMENTE POR EL PRESTIGIO HEREDADO; ES Y DEBE SER PARA TODOS LOS QUE ESTAMOS AQUÍ EL RETO Y EL COMPROMISO POR HACER DE NUESTRA ALMA MÁTER EL RECINTO VIVIFICANTE DONDE LOS PROYECTOS INNOVADORES SE HAGAN REALIDAD, DONDE LOS NUEVOS AIRES DE REIVINDICACIÓN HUMANA ENCUENTREN SU CAUCE, DONDE LAS IDEAS, POR MUY DIVERGENTES QUE SEAN, SE EXTERIORICEN CON EL ÚNICO LÍMITE DEL RESPETO AL SEMEJANTE, DONDE LA DIFERENCIA CRONOLÓGICA ENTRE EL MAESTRO Y EL ALUMNO NO SEA LA LIMITANTE PARA QUE SE ABORDEN ASUNTOS DE IMPORTANCIA SOCIAL Y PEDAGÓGICA EN UN TERRENO DE IGUALDAD.
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Atentamente
Profr. Jorge E. Lara de la Fraga
NOTA:
Texto leído en la ceremonia del trigésimo aniversario de la aludida Generación (BENV-Estatua de Rébsamen), 16 de julio de 2022. |
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