Nuestra entidad veracruzana ha brillado con luz propia en el campo de la educación y a lo largo de su historia se destaca con la instauración de instituciones y la realización de eventos que representaron en su tiempo verdaderos pivotes o catapultas para el desenvolvimiento social y cultural de la comunidad. Desde las postrimerías del siglo XIX Veracruz se significa en lo tocante a la formación magisterial con el establecimiento de la Escuela Modelo de Orizaba en 1883, implicando toda una revolución pedagógica en el concierto nacional, pues las pocas instituciones formadoras de docentes operaban bajo obsoletas directrices didácticas y la actividad renovadora de Laubscher y después de Rébsamen trastocan todo ese andamiaje vetusto, incorporándose los principios de la enseñanza objetiva y una organización técnico-académica trascendente. En sus inicios el plantel normalista tuvo sus detractores y salió avante; a lo largo de su trayectoria ha confrontado y superado situaciones de emergencia; también se ha hecho merecedor a reconocimientos por su afán innovador, por sus proyectos sociales y reivindicadores y por el pensamiento crítico de su colectividad. En sus planes y programas, elaborados todavía bajo la autonomía del Estado de Veracruz, tuvo siempre en consideración modelos curriculares que proyectaron contenidos psicopedagógicos, científico-humanísticos, físico-artísticos y tecnológicos.
A lo largo de un poco más de 133 años de existencia la egregia institución ha ocupado 3 inmuebles o edificios (el ex-convento de San Ignacio, hoy escuela primaria Rébsamen; las instalaciones de la Facultad de Economía de la U.V. y el funcional local actual, ubicado en la Avenida Xalapa) y ha tenido 4 nombres o denominaciones: Escuela Normal Primaria del Estado, Escuela Normal Veracruzana, Escuela Normal Veracruzana “Enrique C. Rébsamen” y Benemérita Escuela Normal Veracruzana “Enrique C. Rébsamen”, significándose en todas las épocas como un plantel dinámico y propositivo. Se puede aseverar sin ambajes que la BENV prosigue siendo un referente para el normalismo nacional y que no sobrevive ni se vanagloria de su pretérito glorioso; en este siglo XXI y en lo inherente al nuevo modelo educativo propuesto por la SEP, tanto en el nivel básico como en el nivel normal, la comunidad académica de la Benemérita ha externado sus puntuales preocupaciones y sus comentarios razonados.
A propósito de lo anterior, recuerdo que hace poco, en medio de molestias y llamadas de atención por parte de las autoridades educativas, los representantes de la Junta Académica manifestaron en el Foro de Análisis celebrado en Xalapa el 27 de junio de 2018, en el auditorio de la Benemérita y donde intervinieron especialistas, técnicos en educación, catedráticos, invitados y docentes en el nivel básico, que la transformación de las escuelas normales no se reduce a propuestas curriculares; que otros renglones son desatendidos o marginados como el financiamiento, la autonomía de gestión, la estructura orgánica y el desarrollo académico, lo cual irradia o se refleja en las funciones sustantivas de las instituciones. Ya en lo tocante a ciertas licenciaturas del vigente plan de estudios, los inquietos maestros de nuestro plantel puntualizaron: En las licenciaturas de educación
preescolar y primaria se le otorga mayor peso al aprendizaje y a la enseñanza del inglés que a las disciplinas específicas de cada nivel educativo, en detrimento del aprendizaje de estrategias de enseñanza.
En la licenciatura en educación secundaria (especialidad telesecundaria) hubo cambio de denominación: licenciatura en la enseñanza y aprendizaje en la telesecundaria y bachillerato, sin considerar que las telesecundarias forman parte de la educación básica obligatoria. Por cuanto a la licenciatura de educación especial –alertan los analistas– se pretende cambiar esta carrera por la licenciatura en inclusión educativa, donde tal propuesta no considera las competencias específicas de la disciplina para atender a los niños con discapacidad severa ni la inclusión social y laboral, así como la diversidad cultural y lingüística en indígenas y migrantes. La pertinencia y viabilidad de una renovación curricular depende mucho de la auténtica participación, desde su diseño, de las comunidades académicas que habrán de operarlo e incluso de una fase de pilotaje en la cual se enriquezca lo planteado… Es conveniente armonizar las normas de selección de alumnos, inscripción, acreditación, regularización y certificación en las diversas licenciaturas… Al culminar los trabajos de ese Foro de Análisis en el pasado mes de junio los convocados al mismo (miembros del CINVESTAN – IPN, UNAM, Escuela Normal de Tiripetío, B. Escuela Nacional de Maestros y BENV) se proclamaron a favor del diálogo entre los funcionarios educativos y los cuerpos colegiados de las normales, para lograr los consensos pertinentes en pro de una formación integral y de calidad, evitando con ello las imposiciones centralistas, excluyentes y verticales del Altiplano.
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Atentamente
Profr. Jorge E. Lara de la Fraga. |
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