Jorge E. Lara de la Fraga.
En el mes de junio, en el primer domingo de este año, se efectúan las llamadas elecciones intermedias en nuestro país y ya los partidos políticos así como las respectivas coaliciones y alianzas afilan sus armas para ofrecer una enconada lucha para proyectar hacia el triunfo a sus abanderados y candidatos. Durante los meses de abril y mayo, sin descontar los primeros días de junio se desarrollarán las campañas y es donde los prospectos a un cargo de representación popular ofrecerán “el oro y el moro”, así como otras menudencias y ocurrencias para obtener el mayor número de sufragios de la ciudadanía. De todos los puestos en disputa uno de los más complicados y observados es el de las alcaldías municipales; si bien en esta ocasión se votará para elegir diputados federales, “conscriptos” locales, presidentes de las comunidades, delegados y hasta para gobernadores en algunas entidades federativas, las confrontaciones más encendidas, más debatidas y encarnizadas se escenificarán en los entornos municipales para el relevo de los titulares de cada ayuntamiento de nuestro territorio patrio.
Fragorosas y muy tensas han resultado siempre las elecciones para determinar a la persona que tendrá la responsabilidad de dirigir los destinos de una jurisdicción municipal, pues si bien a los ciudadanos les interesa quien puede ocupar el máximo cargo de la Nación, la gubernatura de su Estado y las curules legislativas, no hay algo más significativo y determinante para ellos que el elemento bastante cercano que durante un período les resolverá sus demandas apremiantes o bien (si se equivocan, no cumple con lo acordado o gana el adversario) se estrellarán sus reclamos y peticiones en el muro institucional de la indiferencia y del desdén vengativo. En ese contexto y en derredor de tales comicios pueblerinos se lucha con pasión y entrega, dándose el caso de enfrentamientos entre colegas, amigos y hasta en el interior de las familias, todo sea – eso se pregona y reitera – en aras de la “causa legítima” y del éxito vertebral.
Hoy la colectividad huatusqueña se prepara en este 2021, para afrontar los retos electorales próximos y de antemano conoce las opciones posibles para encauzar sus preferencias; entiende que debe razonar los sufragios que emitirá para los diversos cargos o posiciones de representación popular, pero sobre todo se preocupa por seleccionar al elemento idóneo que será el conductor de los destinos de ese municipio rico en diversidad natural, vigoroso en los terrenos agropecuarios, con potencialidades varias para un desarrollo sustentable y con un patrimonio histórico – cultural – educativo de renombre. Para nada desea que se apoltrone en el sitial de mando del feudo del gran Conejo un individuo corrupto, acostumbrado a las prácticas viciosas del antiguo régimen; alguien que coloque a sus familiares e incondicionales en la nómina oficial y todavía practique con descaro “la compra de conciencias”. Son los tiempos en que Huatusco demanda un ejercicio transparente de la hacienda pública, un trabajo democrático de sus autoridades que impulse a la ciudadanía para alcanzar logros de beneficio común, un clima de
confianza que permita la superación de rezagos materiales y la atención de servicios comunitarios en las rancherías y congregaciones, así como la instrumentación de un plan de desarrollo factible que posibilite la diversificación laboral, el equilibrio ecológico, la atención al campo educativo, al renglón cultural y las estrategias de recreación deportiva.
Un paisano muy amable que me dispensa con su amistad y asimismo con sus singulares deferencias, me expresó que la gente está harta de las imposiciones y de los engaños, que no aguanta más que un individuo sea el que domine el escenario de la región y que se ostente como “el bueno de las películas o de las telenovelas”, envolviéndose en el manto de las hipocresías, de las promesas no cumplidas y en torno a las poses pseudoreligiosas y mojigatas. Tal amigo sin tapujos lucha para que llegue a dirigir a la Comuna una persona que despierte simpatías y que hable de frente, que trabaje con denuedo y sea organizado, que se respalde en programas debidamente estructurados y mediante un equipo de colaboradores eficientes. Me indicó que ese solar extraordinario de los cerros azules y de las colinas de la esperanza “se aventurará” en los próximos comicios para salir del bache en que se encuentra y pueda alcanzar un nivel de desarrollo que esté al nivel de su categoría ancestral.
Cuando retorne a ese recinto donde fue enterrado mi ombligo, espero que mis contemporáneos y mis paisanos hayan procedido responsablemente en la emisión de sus votos para fortalecer nuestra democracia nacional y para que los adecuados candidatos logren el éxito en beneficio del pueblo de ese rincón veracruzano que se caracteriza por su aromático café “de altura” y por su delicioso tlaltonile.
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Atentamente.
Profr. Jorge E. Lara de la Fraga |
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