Jorge E. Lara de la Fraga.
A manera de introducción les comento que el pasado 15 de marzo, en mi carácter de ex director de la BENV, fui invitado formalmente para presenciar la ceremonia de relevo directivo en el egregio plantel rebsameniano. Se notificó que el Gobernador presidiría el evento pero después de dos horas de extraño retraso, con la responsabilidad y prudencia de la comunidad normalista, se efectuó lo programado, con la ausencia del C. Cuitláhuac García Jiménez, Titular del Poder Ejecutivo, quien fue disculpado públicamente, provocando en los asistentes un ingrato sabor de boca, máxime cuando se tuvo conocimiento que estuvo en el plantel unos minutos y que en forma privada le tomó la protesta al reconocido Maestro Daniel Domínguez Aguilar.
Algo más sorprendente y preocupante: durante tres días y horas adicionales (11,12 y 13 de marzo) se luchó de manera decidida y valiente para sofocar un incendio forestal localizado en la congregación de Toxtlacuaya, en la reserva ecológica San Juan del Monte. Voluntarios y autoridades del municipio de Las Vigas, así como autoridades forestales y personal de la Secretaría de Protección Civil y bomberos de la región se lanzaron febrilmente para superar ese lamentable siniestro provocado –así se afirma oficialmente- por la irresponsabilidad de personas que no apagaron debidamente una fogata. El saldo se estimó en la pérdida de por lo menos 400 hectáreas de vegetales maderables, la destrucción de un predio ecológico, la muerte de animales y la evacuación temporal de 2,000 pobladores. Al enterarme del suceso, me interrogué sobre las razones que le hayan impedido a nuestro Primer Mandatario local estar en el lugar de los hechos, así como permanecer al margen mediáticamente ante la devastación correspondiente.
¿Qué está pasando en Veracruz actualmente?, ¿Hay falta de liderazgo?, ¿Se vislumbra ausencia de oficio político y están fallando algunos colaboradores?, ¿Requiere el alto mando estatal un equipo de asesores?, ¿Cómo está operando el grupo cercano al gobernador? A un poco más de 100 días de gestión directiva, después de tres meses y medio, se juzga imprescindible evaluar los logros y esfuerzos del equipo comandado por Cuitláhuac García Jiménez, a fin de superar rezagos, atender conflictos, reconocer los logros y realizaciones, así como poner atención en las áreas neurálgicas o en los “puntos rojos” donde se han detectado insuficiencias u omisiones. Evitar a mediano plazo los tropezones de los subalternos que parecen haber perdido el rumbo o que están cometiendo imprudencias parecidas a los representantes del pasado sombrío.
Para los correligionarios de Morena y específicamente para los funcionarios y representantes populares de dicho instituto político debe quedar muy claro que el proyecto de transformación nacional, impulsado por López Obrador, debe respaldarse con acciones y proyectos responsables, con trabajo diligente y con espíritu de servicio. Hace poco un colaborador del Presidente de la República externó: “Cada funcionario de Morena está obligado a cumplir y esos representantes populares de avanzada no se pueden mantener en la inercia y en la indiferencia burocrática… Hay que demostrar con hechos que se labora en beneficio de la gente, que se es eficaz y que se atienden los problemas diversos…”
A mis casi 77 años, más allá del bien y del mal –como dijeran mis mayores- no puedo ni debo evadir mi responsabilidad ciudadana en estas épocas donde verdaderamente deseamos, como sociedad consciente y crítica, una transformación integral y plena en los terrenos socioeconómicos y políticos que permita el resurgimiento de nuestro país. Con la nueva administración federal y con el relevo de poderes estatales estamos en el sendero apropiado para alcanzar las metas reivindicadoras, siempre y cuando se labore con entrega, eficacia y honorabilidad. Andrés Manuel está desplegando sus mejores empeños y cotidianamente ofrece muestras evidentes de ello, pero lamentablemente guardamos dudas sobre lo que acontece en la provincia. Es de suponerse y se desea que en Veracruz el Gobernador cumpla con su alta responsabilidad y opere con grandeza de miras y con sensibilidad política. |
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