Por motivos personales y familiares he estado en contacto con mi tierra nativa y desde esos recintos mágicos del Gran Conejo y de las campiñas de la esperanza veo a un Huatusco que se crece al castigo y que lucha cotidianamente por superar la crisis económica prevaleciente. En medio de mis recuerdos personales y con cierta información histórica obtenida a lo largo de los años puedo decirles a los lectores que el antiguo Señorío de Cuautochco fue fundado por los teochichimecas allá por el año de 1327, de eso ya hace 689 primaveras y que la Conquista Española destruye en su momento las bases de la organización social indígena y obliga a los nativos a adoptar otra religión. Se dice que el mismo Hernán Cortés efectuó reuniones diversas en el Huatusco del pasado, con Pánfilo de Narváez, para convencerlo y tenerlo como aliado para conquistar la Gran Tenochtitlán.
Ya en esos caminos de la historia, es menester apuntar que esa comarca de las Grandes Montañas fue durante la Colonia Alcaldía Regional y después Corregimiento en 1542, abarcando una gran área geográfica, desde Maltrata, Acultzingo y Orizaba y comprendiendo además Coscomatepec, Totutla, Ixhuatlán y Chocamán, sin dejar de mencionar a Tequila, Zongolica, Atzacan y Quimixtlán. En 1670, Don Juan de Palafox y Mendoza, décimo octavo Virrey de la Nueva España se refugia en esos lares del Cerro de Acatepec por razones estratégicas. Mucho después, durante la Guerra de Independencia, el General Guadalupe Victoria, como jefe insurgente, estableció su Cuartel General en Huatusco por los años de 1815 y 1816. Al correr del calendario, ese mismo espacio geográfico fue estancia pasajera de personajes como Nicolás Bravo, Antonio López de Santa Anna, José Joaquín de Herrera, Benito Juárez, Maximiliano de Habsnurgo, Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz. En 1847 es Capital del Estado de Veracruz, durante la administración del Lic. Juan Soto, cuando nuestro país es víctima de la Intervención Norteamericana.
Terminaré la semblanza indicando que en 1830 es elevado Huatusco a la categoría de Villa y el 1880 es erigida ciudad, merced al Decreto número 25 signado por el Gobernador Luis Mier y Terán. En 1890 es otorgada la concesión para construir un ferrocarril que vinculara a Córdoba con Huatusco, pero el famoso “Huatusquito”nunca llega a su destino final por esa barranca imponente del Jamapa que se interpone en el camino. En 1948 es inaugurada la carretera federal Fortín – Huatusco y se cumple un gran anhelo de los paisanos, pues los trayectos anteriores se efectuaban a pie o a lomo de bestia. Así, en 1951, cuando yo tenía 9 años y ya estaba pavimentada tal carretera vimos llegar los chicataneros a los primeros autobuses, que fueron denominados como “Los chocolates” en razón de su color café obscuro.
El huatusqueño por adopción, Don Agustín Salcedo Castañeda, desde hace algún tiempo fallecido, nos ofrece a los paisanos un texto suyo (en prosa y en verso) de singular importancia que él mismo tituló “Huatusco de mis Recuerdos”. Llega joven a nuestro vergel jarocho y se incorpora a las labores humanitarias que efectuaba el Hospital Civil Dr.
Darío Méndez Lima” y poco a poco se va asimilando al ritmo de vida de la tierra de los cafetos en flor. Producto de sus afectos, investigaciones y remembranzas es el compendio referido que incluye varios apartados interesantes de la ciudad como: Las calles y los barrios, la introducción del agua, el fluido eléctrico, el drenaje y alcantarillado, el mercado, los herreros, mecánicos y armeros, curtidurías y peleterías, fabricantes de calzado, la carretera, las tiendas de ropa, las panaderías, los hoteles y restaurantes, carnicerías, sastrerías, peluquerías y otros múltiples renglones importantes de la presencia huatusqueña. No cabe duda de que Don Agustín Salcedo, aun siendo originario de Apazapan, fue más chicatanero que los tamales de cosamalo y que el tlaltonile de buena factura, pues con su escrito nos hace revivir y extrañar a ese bello jirón veracruzano del gran conejo y de “las trompetas de bambú”.
Mucha raigambre e historia subyace en esa parte de la región de las Grandes Montañas donde hoy por desgracia se ha enseñoreado la crisis y la angustia, como efecto lógico de la aplicación de un modelo nacional neoliberal e inhumano; pero también es pertinente destacar que en esos lares de gente laboriosa y con calidad ética ya se empieza a sentir un clamor de inconformidad por los abusos de una clase en el poder que todo lo ve en razón de sus particulares intereses. Ya están cercanos los tiempos de que en esas áreas del Señorío de Cuauhtochco se levante una nueva insurgencia pacífica que en forma firme y decidida respalde y se identifique con un proyecto de nación nacionalista y justo.
ATENTAMENTE
PROFR. JORGE E. LARA DE LA FRAGA.
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