Francisco Cabral Bravo
Con solidaridad y respeto a Rocío Nahle García y Ricardo Ahued Bardahuil
A lo largo de la historia, las mujeres han tenido que alzar la voz, no por ambición o vanidad, sino por la necesidad urgente de defender lo que han ganado con esfuerzo, lágrimas y sacrificios. Las victorias femeninas nunca han sido obsequios; son el resultado de batallas intensas, ganadas en medio de barreras visibles e invisibles. El poder femenino ha sido una rareza incómoda para quienes se ven así mismos como los legítimos herederos del poder.
Hoy en Veracruz, la historia vuelve a repetirse. Una vez más, las mujeres han logrado lo que durante siglos se consideró imposible: Norma Rocío Nahle García fue elegida gobernadora de uno de los estados más importantes de la República.
La historia está llena de mujeres que se negaron a aceptar los límites impuestos por una sociedad dominada por hombres. Eleanor Roosevelt, enfrentó los prejuicios de su tiempo, no solo como esposa de un presidente, sino como líder que moldeó la política internacional. Ella no heredó el poder, lo construyó con tenacidad rompiendo las expectativas de una sociedad que intentaba reducirla a una figura decorativa.
En la ciencia Marie Curie, la primera persona en ganar dos premios Nobel en diferentes disciplinas, destacan por su determinación.
Estas mujeres no esperaron a que se le abrieran las puertas; las derribaron a fuerza de trabajo y perseverancia. Lo que une a estas mujeres, es la comprensión de que ninguna de ellas lo logró sola.
Las victorias de las mujeres no son moneda de cambio en los juegos de poder. No podemos aceptar que se cuestione la capacidad de una mujer para gobernar o que se minimicen sus logros, atribuyéndolos a otros por su género.
En otro contexto, como cada seis años, comienza un nuevo sexenio. Para algunos, este le pareció pequeño y quisieran que nunca terminara. Para otros, este le pareció eterno y desearían que nunca hubiera comenzado. Pero como el tiempo es objetivo y no subjetivo, resulta para todos que duró dos mil 131 días. Ni uno más ni uno menos.
¡El reloj político avanza sin retroceso! “El tiempo nunca se detiene ni se retrasa ni se anticipa”
Funciona a plenitud y con absoluta autonomía. No requiere de nuestro auxilio ni solicita mantenimiento, ni exige combustible. No se descompone ni se desgasta ni perece. Es infalible y eterno. El tiempo es, por excelencia, el sistema perfecto. Pero además, el tiempo nunca es neutral. Siempre corre a favor o en contra. Todos vivimos en el tiempo. Todos nos acontece dentro del tiempo. Solamente los muertos no viven en el tiempo. Ellos viven en el recuerdo. En aquel lugar que está fuera del tiempo y más allá de él. En muchas ocasiones, los humanos confundimos el recuerdo con el pasado. Así como también muchas veces confundimos la premonición con el futuro. Esto es riesgoso y peligroso. El recuerdo no es el pasado, así como la imaginación no es el futuro. El pasado y el futuro son espacios temporales. El recuerdo y la imaginación son ejercicios dimensionales. El poder tiene sus reglas: destruye al que lo usa sin medida, pero también al que, debiendo ejercerlo, lo rehuye. Porque en la hueca corona que ciñe las sienes mortales de un rey, la muerte tiene su corte. William Shakespeare, El Rey Ricardo II.
Equidad no es lo mismo que igualdad. Por equidad nos referimos a que las oportunidades sean equitativas para acceder a los factores que hacen posible que la gente pueda generar cierto ingreso Y acceder a cierto nivel de bienestar.
En una sociedad equitativa, todos podemos escoger el tiempo de vida que queremos, ya sea en términos de educación, para obtener un crédito, un empleo o para participar en el debate público, independientemente de cual sea nuestro país de origen, estatus económico y social de nuestros padres, nuestra etnia, clase social o género.
La distribución de ingresos, niveles educativos y bienes materiales son típicamente desigualdades en una sociedad equitativa, porque las personas difieren en términos del esfuerzo que realizan, su deseo de arriesgarse, o de la manera de cómo procesan información.
Esta inequidad de ingresos no es sólo aceptable, sino también deseable debido a los incentivos que proporciona.
Lo que no es aceptable es la desigualdad derivada de la falta de oportunidades y de la discriminación.
Por ejemplo, una niña indígena nacida en un área pobre de América Latina enfrenta un futuro mucho más difícil que un niño de un barrio rico.
Así mismo, los ciudadanos de los países desarrollados viven en promedio 20 años más y tienen al menos seis años adicionales de escolaridad que quienes viven en países en desarrollo.
Estas diferencias no sólo son moralmente inaceptables: también obstaculizan el crecimiento económico y la reducción de la pobreza.
Aunque no hay una relación sistémica entre desigualdad en el ingreso y el crecimiento, el informe argumenta que equidad y crecimiento son a largo plazo, complementarios.
Una mayor equidad promueve una mayor prosperidad.
La falta de oportunidades inhibe la iniciativa y le quita a la sociedad el talento y el esfuerzo de sus miembros. Si una mujer pobre quiere empezar un negocio, pero enfrenta obstáculos para conseguir un crédito, seguramente no podrá hacerlo, por más grande que sea su empeño.
Si la equidad trae tantos beneficios, ¿Por qué tantas sociedades no lo son?
Las sociedades que se forman con una distribución inequitativa de recursos tienden a crear instituciones económicas y sociales que a su vez son inequitativas. Por lo tanto, la inequidad se perpetúa por generaciones, ya que las élites controlan el poder y capturan los beneficios de la actividad económica
Esto no sólo es injusto, también es ineficiente económicamente al impedir que grandes grupos de la población desarrollen su potencial económico.
Aún cuando la historia es importante en la determinación de la inequidad, el cambio es posible.
Donde hay una base política para los cambios, muchas políticas y programas pueden significar oportunidades para los pobres.
Los debates durante las recientes cumbres de Naciones Unidas, refuerzan la necesidad del compromiso de los ricos con un mundo más equitativo.
La equidad debe regresar al centro del discurso y de la acción de la reducción de la pobreza y del desarrollo económico.
La palabra lumpen tiene su origen en el idioma alemán, nos dice la RAE, y se refiere a un grupo social urbano que está formado por las personas marginadas socialmente, sin los mínimos recursos económicos: mendigos, vagabundos e indigentes, forman parte del lumpen. "El diccionario prehispánico del español jurídico, por su parte, define al lumpen como un grupo social que atenta, sin ningún tipo de principios, contra la seguridad de los individuos o colectividades bajo un ánimo rapaz y delincuencial”.
Para muchos, dentro de los que me incluyo, el primer contacto con este término no se dio a través de los filósofos de la ética o de los moralistas religiosos, sino de la lectura de algunos textos marxistas. Fue el propio Karl Marx quien popularizó el término entre los estudios de la política y la sociedad.
Sin exagerar mucho, a casi doscientos años del 18 Brumario, pareciera que en materia de lumpenización de la política, en algunas latitudes, no hay nada nuevo bajo el sol.
En otro contexto el pontífice Francisco advirtió que "estamos cerca de una guerra casi mundial" y deseo que los gobernantes sepan asumir su responsabilidad, el riesgo y el honor de la paz, durante su discurso a las autoridades belgas en el castillo de Laeken. Rezo para que los responsables de las naciones, fijándose en Bélgica y en su historia, sepan aprender de ello y ahorren a sus pueblos catástrofes incesantes e innumerables lutos. Rezo para que los gobernantes sepan asumir su responsabilidad, el riesgo y el honor de la paz y sepan alejar el peligro, la ignominia y la absurdidad de la guerra. Y agrego "rezo para que teman al juicio de la conciencia, de la historia y de Dios, y conviertan la mirada y los corazones poniendo siempre el bien común en primer lugar"
Ante los reyes de los belgas Felipe y Matilde y el primer ministro en funciones Alexander de Croo, deseo que Bélgica sea un puente, por lo tanto, "indispensable para construir la paz y repudiar la guerra". Agregó: Europa necesita a Bélgica para llevar adelante el camino de paz y fraternidad entre los pueblos que la forman. Abogo por una acción cultural social y política constante y oportuna, a la vez valiente y prudente.
Se llama a Europa a reemprender su camino, a recuperar su verdadero rostro, a confiar nuevamente en el futuro abriéndose a la vida, a la esperanza, para vencer el invierno demográfico y el infierno de la guerra.
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