Francisco Cabral Bravo
Ruego al lector me permite expresar lo siguiente: hay indicios de que Morena podría estar en disposición de negociar con los opositores con objeto de tener un Paquete Económico que pueda ser aprobado prácticamente por unanimidad.
Si hay una variable que ha sufrido en los últimos años en México, es la inversión pública.
De acuerdo con las cifras del Inegi, en los últimos 20 años el país no solo creció, sino que la de 2020 fue inferior en 4% en términos reales a la que se realizó en el año 2000.
Se trató de dos décadas de estancamiento.
Al arrancar la presente administración, como casi siempre en el primer año de cada sexenio, la inversión pública se vino abajo y cayó en 11.8%.
En 2020, ya con los proyectos de infraestructura favoritos del gobierno en marcha, la inversión creció en 11.9%, pero todavía resultó 1.3% inferior a la del último año de sexenio de Peña Nieto.
Para este año se estima una nueva caída, que será de 6.1% en términos reales, con lo cual finalizaremos 2021 con un nivel 7.3% por abajo del que se tenía al final del sexenio anterior.
Por lo anterior es que resultó una sorpresa positiva en el Paquete Económico para 2022 que se programe un crecimiento de la inversión pública federal en 17.7% en términos reales.
Se trata del incremento más importante para la inversión pública desde 2008, cuando se estableció una política fiscal expasiva para amortiguar el impacto de la crisis financiera mundial en aquel año.
Durante décadas el gobierno dejó de invertir. Se apostó equivocadamente a que la inversión privada vendría a sustituir a la inversión pública. Esto no sucedió y el resultado fue un deterioro generalizado en la formación de capital productivo en el país.
Se puede cuestionar la pertinencia de algunos de los grandes proyectos de inversión que se han emprendido. Sin embargo, lo que me parece que no es cuestionable es que finalmente el gobierno esté nuevamente reemprendiendo la formación de capital que dejó de realizar durante muchos años.
Ojalá no se trate meramente de un alza de un año que luego sea seguida por nuevas caídas en los próximos, sino que sea un cambio de tendencia en la política pública y que en la segunda parte de esta administración podamos tener un nuevo impulso a la inversión.
Se ha comentado en diversas ocasiones por destacados economistas que la formación del secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, lo puedo hacer proclive a establecer una política más activa en materia de gasto e inversión arte de Gobierno Federal.
Por lo pronto, ya se percibió en el Paquete Económico para el próximo año, en donde vemos en términos generales una tendencia al crecimiento del gasto público sin que se ponga en riesgo la estabilidad de las finanzas públicas.
Todo indica, además, que podríamos estar ante un cambio de actitud en la relación del Ejecutivo con el Congreso.
El proyecto del Presupuesto de Egresos que se presenta a Legislativo cada año es el documento de política pública más importante. Más allá de declaraciones y discursos, en el presupuesto se ven reflejadas las prioridades,
preocupaciones y verdaderas intenciones del gobierno de forma llana y sin matices, reflejadas en montos y cifras. Es por eso que el Proyecto de Presupuesto, además de ser un documento económico, es también una especie de declaración política de los gobiernos.
Por eso es importante celebrar que el Proyecto de Presupuesto de Egresos presentado la semana pasada por la Secretaría de Hacienda al Congreso, incluye nuevamente un Anexo Transversal Anticorrupción .
Los anexos transversales en el proyecto de presupuesto son documentos en los que se identifica el gasto de programas y unidades de gobierno que están destinados a conseguir un propósito específico. Los anexos transversales son muy útiles en la medida en que ayudan a identificar y hacer más transparente el gasto público que está destinado a atender cierto tema, como el combate a la corrupción en este caso, aun cuando ese gasto es ejercido por más de una instancia o dependencia pública.
Si bien la propuesta de presupuesto para 2022 registra un modesto aumento para el combate a la corrupción, 6.5% más que en 2021, lo cierto es que se trata de un incremento apenas marginal dentro de un entorno recursos para el combate a la corrupción bastante exiguo.
Acabar o controlar la corrupción es indispensable para poder tener programas de gobierno más efectivos, servicios públicos de mayor calidad y una mayor capacidad de extender los efectos positivos del gasto público en la población, sobre todo en lo que se refiere a servicios y derechos básicos como seguridad pública, justicia, educación y salud.
En otro orden de ideas el sábado se cumplieron 20 años del ataque a las Torres Gemelas de New York. Ya habrá usted leído algo del alud de análisis, remembranzas, anécdotas que se han publicado con ese motivo. Entre todo esto, percibo cierta voluntad de identificar ese momento como un punto de inflexión, un momento fundamental de cambio. No creo que sea así, y me parece que vale la pena comentarlo.
Sin duda este ataque fue algo espectacular, que pegó duro en la idea que tenían en Estados Unidos de invulnerabilidad, rodeados de océanos y aliados (Canadá y México).
Fue también causa de mayor xenofobia en este país, y de islamofobia en todo Occidente. Pero de ahí no sigue que haya sido un momento de cambio.
Por el contrario, Estados Unidos no sólo inició un ataque a Afganistán en respuesta, apoyado por todos sus aliados militares, sino que poco después logró ampliarlo a Irak. Esto no significa que esas decisiones hayan sido inteligentes, ni mucho menos que sus resultados hayan sido útiles a Estados Unidos.
Un par de meses después del ataque, China fue aceptada como miembro de la Organización Mundial de Comercio, y se puede argumentar que ese hecho es mucho más importante, en términos históricos qué el ataque a las Torres. Con todo lo traumático del golpe terrorista, fue en realidad el golpe económico de China lo que sentó las bases del movimiento político que acabó en manos de Trump.
En opinión de esta columna, es aún más importante el cambio ocurrido alrededor de nuestra interpretación del mundo provocado por la aparición de las redes sociales.
Es muy complicado identificar los momentos de ruptura en los procesos históricos.
Mucho más cuando son contemporáneos a nosotros. En esta época de medios masivos y redes sociales, cualquier cosa que sea espectacular y aguante un par de ciclos de noticias nos parece un "parteaguas", como se decía antes.
Se ha hecho costumbre, por la gran presencia de estudiosos marxistas en las Ciencias Sociales, pensar que la historia responde a procesos económicos, que tarde o temprano se reflejan en movimientos políticos. Me parece que es una interpretación equivocada, Porque todos los grandes cambios
económicos han sido precedidos por nuevas formas de pensar, y no al contrario.
Pero bueno, tratar de entender los fenómenos atendiendo evidencias, y no creencias (ideologías), tiene sus dificultades. |
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