Con solidaridad y respeto a Ricardo Ahued Bardahuil e Ing. Eric Patrocinio Cisneros Burgos
Como le comenté antes la decisión más importante que tendrá que tomar Alfredo del Mazo, gobernador del estado de México, es elegir a quién será el candidato del PRI para competir por esa gubernatura en el 2023, en ello, no solo se juega la herencia política de su dinastía, sino el propio futuro de ese partido y desde luego, el destino de sus coterráneos.
No obstante que todavía falta más de un año para que los mexiquenses elijan a su nuevo gobernador, los aspirantes tricolores están más que puestos, ya solo quedan 4; dos mujeres y dos hombres para llenar el ojo a Del Mazo Maza, además de ser el más competitivo para ganarle a la candidata oficialista, Delfina Gómez, quien por cierto, todavía como titular de la SEP acudió a uno de sus últimos actos oficiales en la celebración del Día del maestro.
Ernesto Nemer, Ricardo Aguilar, Ana Lilia Herrera y Alejandra del Moral conforman esa pléyade de priistas que sortearon los primeros obstáculos para quedar en esta envidiable posición.
Las pláticas entre el PRI, PAN y PRD, arropados en la Coalición Va por México, van avanzando con miras a las elecciones de Edomex y de Coahuila a celebrarse el próximo año y en las cuales deben presentar candidatos qué se conviertan en opciones ganadoras. Está perfilándose la decisión que para el Estado de México valla una mujer, y para Coahuila, un hombre, en ese sentido, qué dan la diputada federal, Ana Lilia Herrera, y la secretaria de Desarrollo Social, Alejandra del Moral, en una contienda parejera que, más allá de filias y fobias, la ganadora debe garantizar, en base a la experiencia, trayectoria, poder de convocatoria, apoyo popular y de la política de estado, el triunfo electoral. Alfredo del Mazo sabe quién tiene los mejores atributos para defender el último bastión del priísmo, la entidad mexiquense tiene una relevancia mayor, por el tamaño del padrón electoral, incluso para inclinar la balanza en las elecciones presidenciales del 2024; pero si se deja llevar por el corazón, perderá la elección.
Enrique Peña Nieto, como gobernador, estuvo ante la misma disyuntiva que tiene ahora del Mazo, se inclinaba por alguien que tus defectos los rebasaban, sin embargo, tuvo los arrestos suficientes para elegir a quien aseguraba el triunfo en las urnas, por eso se decidió por Eruviel Ávila y luego, 5 años después, le cumplió su sueño al propio Alfredo. Del Moral es hechura, principalmente de Del Mazo y que es bueno, pero esa condición no representa nada a la hora de que los mexiquenses expresen su voluntad en las urnas.
Ana Lilia Herrera nunca ha perdido una elección, es más, en los pasados comicios estuvo entre los 10 Diputados más votados a nivel federal.
Propios y extraños la llaman "La Invencible" y ella se autodenomina como la defensora de las mujeres, intachable, congruente y, sobre todo, con arrastre popular.
El gobernador mexiquense está entre el cielo y el diablo porque además de sortear con éxito el reto que representa elegir a la más competitiva entre estas dos mujeres, enfrenta el canto de las sirenas que le ofrecen, por lo menos, una
embajada, si apoya a la candidata de Morena y aliados políticos; o de plano, regirse por los cánones de lealtad hacia el PRI, que le inculcaron su padre y abuelo, Alfredo del Mazo González y Alfredo del Mazo Vélez, respectivamente.
A propósito y cambiando de tema nadie da paso sin huarache, dicen los clásicos. Y eso resulta cierto. El afán de desacreditar a la UNAM y a su estudiantado responde más a la lógica de lanzar fuegos pirotécnicos para distraer a la opinión pública de la fallida gestión, que a una estrategia que implica el riesgo de iniciar un fuego que incendie la yesca.
Vamos a seguirle el juego al presidente y veamos y la Máxima Casa de Estudios fue omisa en apoyar a la ciudadanía al enfrentar la pandemia del Covid-19, sobre todo sí la contratamos con la actuación, de las instituciones de salud pública del gobierno federal.
Vaya lío el que se está armando en relación a los médicos cubanos. México, en cuestión de semanas, se alejó de Copenhague, Dinamarca para acercarse a la Habana, Cuba.
Sabemos que la desigualdad en México es una constante que se incrementa desde hace muchas décadas y revertirla es lo que se debe discutir a profundidad y que tiene que ver directamente con el sistema de salud mexicano.
No obstante, nos estamos quedando en la superficialidad y en una apuesta sin sentido importar a médicos cubanos, no soluciona nada, al contrario, empeora todo.
Los argumentos del gobierno federal son que hay déficit de médicos mexicanos o que no quieren asistir a las zonas más "alejadas y peligrosas".
Nadie querría ir a lugares donde el crimen organizado manda. Dudo que los mismos cubanos lo acepten, a menos que, además de jeringas, se les den fusiles.
Más de 30 federaciones, asociaciones y colegios de medicina, Mostrar un públicamente su "desaprobación enérgica protesta" por la contratación de cubanos, ya que aseguran, en México "sí hay médicos calificados con el conocimiento de las necesidades e idiosincrasia de nuestra población. Argumentan también que muchos de ellos se encuentran desempleados, lo que es un sin sentido que se les prefiera dar trabajo a extranjeros.
Agregan que es un "agravio para el gremio médico mexicano". A nuestros médicos se les está tachando de retrógradas y cobardes". Ante lo que apunta más bien a acuerdos de índole político ideológico entre México y Cuba. En respuesta, la UNAM lo desmintió. Aseguran que mil 500 pasantes de medicina de la máxima casa de estudios estuvieron en área rurales, afrontando las carencias propias de estas poblaciones.
¿De dónde sacan las autoridades federales que hay déficit de médicos?
Como se aprecia, en unas cuantas pinceladas se observa quién le cumplió a los mexicanos.
La UNAM representa uno de los patrimonios más emblemáticos de México y nada ni nadie podrá desacreditarla, por más que se empeñé en ello, aunque se trate del mismo Ejecutivo federal.
Pero dicen que el camino al infierno está lleno de buenas intenciones. Y parece que este pronóstico se cumplió.
En otro contexto como he escrito antes, en la Odisea, Homero recuenta el célebre mutuo de Sísifo, que fue castigado por los dioses a empujar una piedra enorme
cuesta arriba eternamente; justo antes de lograr llegar a la cima, la piedra rodaría hacia abajo Sísifo tendría que recomenzar el proceso. Pareciera que el castigo de aquellos dioses llegó a nosotros también. El aparato político mexicano crea la ilusión de que rueda la piedra hacia la cima, pero cada 6 años nos damos cuenta que la piedra volvió al lugar de arranque. La condena de Sísifo consistía en que no conocía la cima, que nunca podría ver el otro lado de la montaña. Como él, los mexicanos nos encontramos atorados en una condena que nos lleva siempre al punto de arranque.
Además de mayor crecimiento y menor corrupción, las otras dos Banderas de campaña de López Obrador fueron las de acabar con, o aminorar, la pobreza y la desigualdad. Ambas han sido y siguen siendo dos de las asignaturas pendientes de todos los gobiernos, incluido el de Morena. Ninguna de estas dos últimas promesas ha sido cumplida. Según la secretaría de Bienestar esta administración logró disminuir los índices de miseria, aumentar el número de beneficiarios y que aún con la pandemia, ha disminuido la pobreza. También insiste en que ahora no se hace uso u operación electoral con los programas y que hoy los padrones son públicos y transparentes. Estos son el tipo de datos ofrecidos en entrevistas, pero los propios datos oficiales los desmienten.
Tan solo en 2020 las personas en situación de pobreza han crecido en 3.8 millones pasando del 41.9% de la población a 43.9%. Los pobres extremos pasaron de 8.7 millones en 2018 a 10.8 millones el 2020(Coneval). Tampoco es cierto que hoy haya más beneficiarios. En 2016, 61% de los hogares más pobres (decil 1) eran beneficiarios de programas sociales.
El 2020 solo 35%. Por el contrario, entre 2016 y 2020 se duplicó el porcentaje de beneficiarios entre los hogares más ricos (INDESIG-ENIGH).
Esto con respecto a los programas que a la Secretaría no le gusta llamar dádivas, sino derechos constitucionales.
Sin meterme a definiciones teóricas muy elaboradas y tomando solo en cuenta la definición de la RAE, el clientelismo es, simplemente, la práctica política (que no la política pública) de obtención y mantenimiento del poder asegurándose fidelidades a cambio de favores y servicios. Las dádivas, por más que alivien la pobreza momentáneamente no crean un piso mínimo para cambiar el futuro de las personas y romper el ciclo de pobreza intergeneracional. Hay que decirlo sin ambages: el clientelismo establece una de las formas más extendidas de corrupción política que se da gracias al control de recursos que tiene el Ejecutivo y que usa con cada vez mayor discrecionalidad y opacidad. Los resultados de la mal llamada política social de este sexenio han aliviado algunas carencias y hacen más llevadera la situación de pobreza, pero sus consecuencias negativas son mayores a los beneficios. No solo se retrasa la oportunidad de tener mejores oportunidades de vida que lleven al bienestar, sino que alteran la competencia electoral y, por lo tanto, la democracia. |
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