Con solidaridad y respeto Ricardo Ahued Bardahuil e Ing. Eric Patrocinio Cisneros Burgos
Se dice que la infanta Cristina de España,cuando se investigaba su participación en un caso de corrupción que involucró a su esposo, explotó un día diciendo: "Me educaron en lo que tenía que hacer, pero nunca me dijeron lo que no debía hacer".
Algo estamos haciendo mal cuando los líderes políticos, las personas con la mejor formación a la que pueda accederse en el mundo, y quienes mediante esfuerzo y talento ocupan posiciones sobresalientes en la sociedad, dan consistentemente muestras de soberbia, debilidad de carácter, mal juicio, perversidad, majadería e ignorancia. Está claro que no es un tema de educación.
Algo está extraviado en la manera como la propia sociedad crea esa plataforma de privilegios para algunos que termina convenciéndolos de que se encuentran por encima de las leyes, la ética, la ciencia y la decencia. Y es que somos nosotros, la sociedad, los que les damos a esos privilegiados la agencia y el trato, preferencial que con el tiempo terminan haciéndoles pensar que el trato preferencial que reciben es su derecho. Lo anterior demuestra que la construcción de privilegios y de una cultura donde los abusos de los poderosos son posibles, no solamente requiere de imbéciles que actúan como si estuvieran investidos de una patente de impunidad; también se sostiene gracias a una sociedad que normaliza y alienta esos privilegios.
Nuevamente en esta columna extiendo mis reflexiones sobre 2022. Al igual que las anteriores, no me ocupo de los pronósticos puntuales como si éstos fueran profecías o carecieran de un intervalo de incertidumbre. En esta ocasión, nos concentramos en lo concerniente a Banxico, la composición de su Junta de Gobierno en su quehacer establecido en la ley y la principal fuente de riesgos.
Primero, tenemos un relevo importante al frente del Banco Central mexicano. Es importante recordar que las labores de la nueva gobernadora de Banxico no solo se circunscriben dentro de las decisiones de política monetaria, sino también en los planos regulatorios y de operación de mercados. El papel de la gubernatura no es omnipotente, lo anterior al recordar que alguna de las grandes decisiones son tomadas en el marco de la existencia de consejos, comisiones o juntas con composiciones mixtas por parte de la Junta del Gobierno del Banxico, SHCP, y otros organismos reguladores.
Segundo. En lo que respecta al nuevo balance de la Junta de Gobierno y sus decisiones sobre la tasa de interés de referencia. Ningún miembro de tal Junta tiene un antecedente de liga institucional con el Banxico por formación. Esta es una junta donde algunas voces distintas al gobernador son audibles y parece no tener reparo en disentir abiertamente. Ya existe un balance donde fácilmente puede generarse una polarización de opiniones en cuanto al esfuerzo de normalización o restricción monetaria necesaria hacia delante.
Suponiendo la materialización de un sesgo más paloma dentro de la Junta, también sabemos que a la luz del decepcionante desempeño económico reciente y sus perspectivas, será cada vez más urgente para Banxico el posicionarse respecto a un escenario donde la tasa neutra de política monetaria sea más baja de lo anticipado, al igual que el esfuerzo para alcanzarla o rebasarla.
Tomando todo lo anterior en cuenta, mi impresión es que los riesgos más relevantes relacionados con el quehacer y labores del Banco Central siguen estando en el Congreso.
Considerando los nuevos datos, el resultado de los primeros tres años de gobierno de esta administración será un retroceso de 3.8% en el valor del PIB respecto al cierre de 2018.
Y, si el crecimiento de 2022 fuera de 2.2%, Entonces cerraríamos el cuarto año de este sexenio con un nivel inferior en 1.7% al de 2018. Es decir, habría 4 años perdidos, por lo menos.
Aunque el gran déficit que tendremos en este sexenio será en materia de crecimiento de la economía, sigo creyendo que el reto principal para el cierre de este gobierno es salvarnos de una crisis financiera.
Aún cuando el crecimiento sea escaso o simplemente no exista, sería mucho peor si además del estancamiento nos enfrentamos a una situación de inestabilidad financiera que dispare la cotización del dólar y la inflación.
Entiendo la angustia de muchos por el crecimiento, pero no veo la manera de cambiar el resultado de este sexenio.
Lo anterior de acuerdo con las estimaciones que dió a conocer el Inegi y el subgobernador del Banxico, Jonathan Heath, observador acucioso de las variables económicas.
Entre inflación, desempleo y mínimo crecimiento que se diluye con las expectativas hacia el futuro, la población está condenada a vivir tiempos aciagos.
Los comparativos de crecimiento de acuerdo a las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el crecimiento del PIB por región ubica a México con un 3.2%, mientras sus socios comerciales Estados Unidos y Canadá los ubica en 5.2% y 4.9%, respectivamente. Costa Rica con un 3.5%, Honduras con 3.6%, Guatemala 4%, El Salvador 4.6%, República Dominicana con 5.5% y Panamá con 8.2%, son algunos de los 20 países de América Latina que superan a México en las expectativas de crecimiento económico.
En otro orden de ideas les comento durante la época dorada del autoritarismo el PRI gobernaba en todo el país. Cuando Carlos Salinas de Gortari tomó posesión como presidente en 1988, su partido controlaba 32 de las 32 gubernaturas. La democratización del país se fue dando en la medida en que la oposición comenzó a ganar gobiernos estatales. En 1989 el PAN se llevó la gubernatura de Baja California comenzando, así, la alternancia en el poder.
Cuando Ernesto Zedillo llegó a la presidencia en 1994, el PRI ya no era el único partido gobernante en los estados, pero tenía la hegemonía de estos gobiernos: un total de 28 de 32 incluyendo el DF que seguía siendo territorio federal donde no se elegía gobernante. Cuando terminó Zedillo, el PRI ya sólo contaba con 20 gobiernos estatales. Llegó Vicente Fox en 2000 y el PAN tenía solo 8 de las 32 gubernaturas.
Subió a 9 más, nunca pasó de este número durante todo el sexenio. Por primera vez en la historia desde la posrevolución, el partido gobernante a nivel federal era minoritario en gobiernos estatales.
Lo mismo sucedió durante el sexenio de Felipe Calderón donde el PAN nunca tuvo más de 8 de las 32 gubernaturas. Luego llegaría Enrique Peña en 2012 con un PRI que contaba con 20 gobiernos estatales. El tricolor de hecho, había recuperado la Presidencia a partir de su fuerza territorial en los estados. Peña sin embargo, terminó su sexenio con 14 gubernaturas del PRI.
En 2014, el IFE le otorgó el registro al nuevo partido Morena que creció como la espuma. En 2018 ganó la elección presidencial y, cuando López Obrador tomó posesión, su partido ya contaba con 4 de los 32 gobiernos estatales. Un año después en 2019, ya eran 6.
El año pasado arrasaron en las elecciones de los estados ganando 10 nuevas gubernaturas para un total de 16 que son las que actualmente tiene Morena y/o sus aliados.
Este año habrá comicios en otros 6 estados.
De acuerdo con las encuestas, Morena y/o sus aliados podrían ganar entre 4 y 5 de las 6 contiendas.
Si es así, terminando 2022, el partido del Presidente tendría entre 20 y 21 gubernaturas.
No intento siquiera insinuar que las elecciónes deben ser un día de campo. Y es fundamental que la ciudadanía conozca la historia y actuación de quienes aspiran y suspiran a gobernar. El riesgo en todo caso es que sea a golpe de escándalos, desprestigio y coacción del voto que se intente lograr el triunfo en las urnas.
Recuerde esa es la palabra clave. La palabra del porvenir. La palabra de la reconstrucción. Covid-19 nos ha puesto en ese camino. Cuidado a la salud de todos y todas. Vislumbrar un porvenir dorado con cuidado preventivo a la salud. Reconstruir con cuidado, las instituciones de salud.
Cuidado a las querencias, los buenos amores, los males de amor. Cuidado a los primeros años. A todas las edades y a todas las pasiones rojo amorosas. A la tristeza y a las alegrías. A las amigas, a los amigos. A los familiares y prójimos o no tan prójimos, que saben cómo recuperar no sólo las ilusiones perdidas, sino también, cómo hacerlo bien y pronto. A los amores del porvenir, a la reconstrucción de otros amores. Y mucho cuidado a las buenas herencias. A recuerdos y sortilegios.
A las sanas costumbres, a la educación de excelencia, a las maestras y maestros. Mucho cuidado a las palabras, a las sonrisas y a las bienvenidas. A las muchas o pocas propiedades. Cuidar el azul patrimonio natural, cultural, familiar, personal. Otear el horizonte venidero de la poesía, la literatura, los cuentos y las fantasías. Reconstruir con cuidado, los sueños, las escuelas y las universidades. El país, la nación, la sociedad, las familias y las personas estamos cansados, desgastados, tristes y a veces, de un gris desolado. Tanta historia y con sólo un bla bla interminable, simple y sin sustento, tiran años de trabajo, planeación, sacrificios y esfuerzos. No eran perfectas. Sentimos su ausencia. Y no por privilegios como aducen.
Iremos del crepúsculo al amanecer. Cuidemos el ambiente físico, natural, emocional y de buenas vibras. El territorio, según sea la luminosa mirada, herencia o patrimonio, muy importante para sustentar la vida. Es la tierra, venerada en una época, maltratada en la mayoría de los tiempos. Cuidarla implica reconocerla y procurarle remedios y sanación. El equilibrio, ese factor indispensable, pero escurridizo, debemos intentarlo.
Cuidar nuestro prestigio, el buen nombre del país, la honorabilidad de las y los mexicanos. Cuidemos nuestras fiestas, nuestros bailes y nuestros duelos. Cuidemos la buena música, la popular, la que traemos en el alma. Cuidemos nuestras artes y nuestras artesanías. Cuidemos la creatividad y la genialidad, nuestros derechos, nuestra libertad, nuestra dignidad, nuestra constitución, el INE. |
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