Con solidaridad y respeto Ricardo Ahued Bardahuil e Ing. Eric Patrocinio Cisneros Burgos
Lo he señalado en otras colaboraciones, por eso hoy quiero aprovechar este espacio para recordarles que me apasiona leer, y disfruto las buenas lecturas, y depende del momento. Puedo leer algo denso e interesante, como también novelas ligeras para, como dicen, descolgar el cerebro, pero, si tuviera que definir mi estilo de lecturas preferente, escogería la novela histórica, eso qué nos lleva a distintos momentos y lugares, dando pinceladas de colores a la realidad y despertando la curiosidad. Recientemente rememoré mis lecturas y encontré un denominador común; que muchas de las novelas que leí fueron escritas por mujeres o se centraron en mujeres. Me pregunto ¿Porqué será que llegué a estos libros, si fue algo consciente o fortuito?. No lo sé, pero lo que sí sé es que quiero compartirles lo siguiente: comienzo con María Dueñas, escritora española que saltó a la fama en el 2019 con su novela Tiempo entre costuras. La sigo desde entonces y hasta su última novela, Sira, en la que encontré las aventuras y desventuras de una intrépida mujer en plena Segunda Guerra Mundial. Gracias a su extraordinaria ambientación, su documentación de hechos históricos y su retrato de personajes realistas.
Siguiendo con autoras españolas, le llegó el turno a Julia Navarro, madrileña, periodista y analista política que logra meternos en sus novelas gracias a la recreación de ciertos momentos y su enorme fidelidad periodística. De ella destacó Dispara, yo ya estoy muerto, Tú no matarás, o una de las más recientes, Dime quién soy, que narra con datos conmovedores el conflicto de Palestina, la guerra civil española y la caída de Berlín.
Paso luego a Pilar de Aristegui, con su novela Ultramar, que plasma a una mujer de familia española que migra a México. Es un libro que muestra las maravillas y no maravillas de los habitantes del nuevo mundo, y retrata la relación con la hispanidad que nos dio origen como mexicanos.
Cambié de cultura y descubrí a Sophie Bejarano de Golberg, novelista y periodista nacida en México de raíces turcas y búlgaras. Esta autora me llevó a Estambul, lugar lejano, gracias a sus obras El jardín del mar y Lunas de Estambul, sus libros son fantásticos, pero aún más lo es su gratitud, su esperanza y su cariño por México.
También, como no, viaje a Corea con La chica de los siete nombres, de Lee Hyeon-Seo, un activista que escribe en primera persona sobre los temores que ha vivido. Luego, hace poco tiempo, leí Aquellas horas que nos robaron, de la mexicana Mónica Castellanos, que relata las vivencias de Gilberto Robles, que salvó miles de vidas de españoles y judíos exiliados y perseguidos por la Alemania nazi.
Podría continuar, pero hay que elegir y elijo a estas autoras, pues encuentro en ellas verdaderos testimonios y reflejos de vidas personales, así como el deseo de honrar antepasados y narrar hechos que engrandecen personas y naciones. Honro a estas mujeres escritoras, mujeres que honor merecen por ser estudiosas, de plumas extraordinarias y a muchas más por destinar tiempo, investigación, espíritu crítico, orden de ideas y muchos más atributos para transmitir mundos.
Mujeres que, como plantea Anne Lamot en Bird by bird, al escribir van metiéndose paso a paso en un mundo para hacer luego capaces de transmitirlo y compartirlo con nosotros.
En otro orden de ideas, uno de los saldos más lamentables de este gobierno será la negligencia para transformar el sistema de justicia y dejarlo sometido al tráfico de influencias y la aplicación selectiva y política de la justicia, peor que en el pasado.
El jefe del Ejecutivo recibió en bandeja de plata una reforma constitucional aprobada en 2014 para transformar de raíz la procuración de justicia en México. Una fiscalía general autónoma por primera vez daba la oportunidad para despolitizar la justicia, profesionalizar a los ministerios públicos, brindar Independencia a las investigaciones judiciales y garantizar el principio de imparcialidad en materia procesal. La autonomía de la fiscalía requería voluntad política, tiempo y dinero para reconstruir desde adentro. En lugar de ello apostaron por ampliar el catálogo de delitos que ameritan prisión preventiva oficiosa lo que ha llenado las cárceles de inocentes que en la mayoría de los casos no tienen recursos para pagar su defensa ( dicho por el propio ministro Arturo Saldívar) Lo que es justo para ti puede ser injusto para alguien más? Ya lo decía el jurista romano Ulpiano, "justicia es la constante y firme voluntad de dar a cada uno lo que le pertenece". Es difícil ser conscientes de las numerosas formas en que la justicia nos provee de razones para vivir de forma pacífica en sociedad. Lo que es justo varía según quien lo requiera; ya sean las y los niños, las personas que profesan alguna religión, las mujeres jornaleras, las personas que inmigran, las personas en general.
En lugar de enumerar la clásica retahíla de afrentas que a diario se hacen contra las niñas y mujeres en México, dejaremos la reflexión y consigna de que gobierno que no marche al ritmo de la satisfacción de las demandas de las mujeres, en esta misma proporción estará condenado al total fracaso.
Cuando un programa, una aplicación, un lenguaje no puede "correr" en un dispositivo se habla de incompatibilidad. Se puede tener un buen hardware, pero sin el software adecuado, no jala.
A veces es suficiente una actualización, en ocasiones se necesita más memoria, en cualquier caso, es indispensable que la información se procese con cierta velocidad, con el traductor adecuado, para que la inteligencia natural o artificial empiece a funcionar.
Los datos, aún cuando sean los "otros datos" necesitan ser captados, relacionados, procesados, convertidos en conocimiento y, consecuentemente, en acciones. Los analistas políticos o comentocratas cometemos a menudo el error de expresar nuestras ideas como si nos estuviéramos dirigiendo a un público especializado o al gobierno en turno. Escribimos como si nos estuviéramos comunicando entre colegas, sin ponernos a reflexionar que nuestros argumentos, reflexiones y críticas deben llegar a círculos más amplios. Me resulta reconfortante que las opiniones que muchos analistas compartimos son también las de otras personas fuera de nuestra pequeña órbita.
Las revoluciones no sé concretan en un día o en un mes, la persecución de cambio debe ser diaria y sucesiva; organizada y decidida, y sobre todo congruente. Por eso, la lucha por la participación integral de las mujeres y niñas en la sociedad no deben quedarse solo en la marcha y las consignas, sino que debe permanecer en nuestro actuar constante.
Cada quien habrá de decidir si es parte de esta insurrección, o si permanece impávido mientras el patriarcado cae. Porque tiene que caer, no solo por las mujeres que llevan media vida atajando violencias, abusos o menosprecio, sino por las más pequeñas y sus futuros, Pero sin olvidar que también son parte de este presente.
Por eso, el patriarcado debe caer y junto con él, el adultocentrismo, porque esta lucha es también de las niñas.
Deben caer, porque las niñas merecen poder seguir siendo niñas, pero al mismo tiempo ir construyendo sus personalidades, sus deseos, sus preferencias y sus gustos, sin ser sexualizadas, acosadas o violadas. Deben caer, porque las niñas merecen vidas plenas en las que se tomen en cuenta sus sueños en lugar de ser vendidas o intercambiadas. Deben caer porque las niñas merecen poder jugar sin el peligro constante de desaparecer y ser encontradas muertas. Merecen prepararse y formarse para la vida en lugar de casarse prematuramente.
En otro orden de ideas decía Cicerón que la salud del pueblo está en la supremacía de la ley.
Las reglas siguen sin estar claras y otras se utilizan a contentillo, como diría Gonzalo N. Santos: "A mis amigos la ley, a mis enemigos el rigor de la ley". Tan dado a exigir definiciones a los demás, ahora el presidente está impelido a mirarse en el espejo, asomarse a la ventana y definirse.
La coyuntura política, social, internacional y económica obliga al Ejecutivo a reconocer dónde está parado y qué pasó puede o no dar. No hacerlo terminará por llevar al traste el esfuerzo emprendido. Hoy, el nombre del juego no es arriesgar, sino asegurar. Cierto, un jefe de Estado debe mostrar optimismo ante la adversidad, pero cuando lo exagera hace pensar en la pérdida del sentido de realidad.
Si meses atrás, el mandatario se vanagloriaba de no titubear en la realización de su proyecto ni de zigzaguear para alcanzar la meta, presumiendo decisión y obstinación, ahora debe hacer gala de inteligencia y flexibilidad: admitir como decía Jesús Reyes Heroles, que "en política la línea recta casi nunca es la más cercana entre dos puntos".
Urge la definición presidencial y evitar el descarrilamiento del país. En el plano político, el cuadro no es halagüeño. Eso es grave pero más que, dentro del propio grupo en el poder, los intereses personales estén provocando una guerra no sin cuartel, sino dentro del cuartel.
Creo que en México no estamos evaluando adecuadamente el momento que vivimos. |
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