Con solidaridad y respeto a Ricardo Ahued Bardahuil e Ing. Eric Patrocinio Cisneros Burgos
Winston Churchill decía que "la crítica no agrada pero es necesaria, pues funciona como el dolor en el cuerpo humano, alertando sobre males que resultan fatales si se les ignora".
Pero en mi opinión, para que cumpla esa función esimportante que ésta sea tanto objetiva como constructiva. Sirva esta columna como homenaje a críticos honestos y responsables, como a otros capaces de crítica inteligente constructiva. Critiquemos, critiquemos con inteligencia y sin insultos. Pero sobre todo, guardemos el elogio para quien lo merezca. Hace tanto daño a la sociedad quien critica por todo, como quien adula con ligereza.
"No necesitamos un gobierno más grande, ni dueño de más cosas, ni controlador de más sectores. Necesitamos uno que funcione como reloj suizo, no como fiesta mexicana".
Un día a los gobiernos del mundo les llegará la necesidad de ser eficientes. Por el momento, no necesitan serlo; tienen cautivos al capital, al trabajo, y a los ingresos de uno y otro.
Disponen, en buena medida, de los recursos naturales que hay en su límite territorial. Sí el PIB es un pastel que se produce cada año en un país, los gobiernos pueden decidir que les toca una tajada del 5%. O del 10%. O del 25%.
Los economistas liberales y los contribuyentes podemos decir misa. Es lo que nos toca poner. Cada vez más, son autoridades democráticas y legalmente electas los que deciden estas cosas, entonces no hay pretexto. El gobierno representa beneficios y costos.
Si mi gobierno me saca un pedazo del ingreso anual cada año, pero yo percibo que recibo bienes y servicios gubernamentales que cuestan eso o más que eso, seguramente pagaré feliz los impuestos. La apuesta mexicana de los últimos 30 años tomamos deuda, la gente ve que los bienes y servicios públicos son buenos, y más personas pagarán impuestos.
En México empezamos la década con un consumo de gobierno por debajo del 10%, y terminamos la década del 2020 con un poco más del 12.5%.
Suiza, ese país donde todo funciona bastante bien, ha mantenido números constantes entre 10.5 y 11.5% durante las últimas dos décadas. Los daneses, del 2008 a 2020, bajaron el consumo de gobierno de 28% a 24.5% del PIB. Finlandia, por otro lado, aumentó de 20% del PIB a 24%, y Suecia del 24.5% al 26.5%.
Moraleja: los gobiernos que gastan mucho, no siempre funcionan mejor. Si tu gobierno consume más, y no puede cobrar más impuestos, no puede invertir. Sin inversión pública, no hay inversión privada. No son sustitutos perfectos. Sin inversión, los países no crecen.
La viabilidad económica dependerá de un espíritu de adaptación a las nuevas circunstancias entre gobiernos, empresas y familias, señala Joel Virgen Rojano.
2022, deseos, propósitos y pronósticos. A estas alturas ya habremos leído al menos cuatro o cinco referencias a proyecciones para el año en curso, quizás tanto en el ámbito económico como político, global y local, pesimista y optimista.
Lo que rara vez nos recuerdan los organismos multilaterales, las corredurías financieras o las consultorías es que dichas proyecciones para el año en curso tienen asociados supuestos muy específicos e intervalos de confianza estadística bastante amplios. Así, apostar por un pronóstico puntual o evento específico se vuelve un acto casi de fe. Dicho todo esto, "Lo que sí sabemos del 2022", es que todo parece indicar que el año que comienza podría ser uno en que la viabilidad económica depende de la consolidación de un espíritu de adaptación. La dirección parece mucho más clara, mientras no exista una "bala de plata" para erradicar de golpe la pandemia, tendremos que ajustarnos a elaborar y modificar sobre todo aquello que esté en nuestras manos.
Hasta ahora, el temor de que las mayores expectativas inflacionarias cobran vida propia no se ha materializado. Los precios han aumentado al ritmo más rápido en décadas, pero no hemos tenido un debate sobre la inflación.
Comenzó la primavera pasada cuando algunos economistas activaron las alarmas respecto de que probablemente veamos la inflación más alta en una generación. Otros argumentaron primero que la inflación se mantendría moderada y luego que sería "transitoria". Ahora se ha mantenido alta durante el tiempo suficiente para que el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, haya eliminado el uso de dicho calificativo. La inflación actual puede ser, en gran parte, un problema de oferta y,de tiempo. Calcular cuánto daño ha hecho la inflación depende por ejemplo, de qué la está causando. Pero esta forma de ver los problemas es solo un surco en el que hemos caído.
En otro contexto, dice El Principito que sólo el corazón se puede ver bien. Napoleón decía que "Los acontecimientos no deben gobernar a la política, sino la política a los acontecimientos, dejarse llevar precipitadamente por los acontecimientos es carecer de sistema político". La democracia como forma de vida tiene como pilares fundamentales, dos principios, el de libertad y el de igualdad.Parece que fué hace mucho, pero no. Me refiero a la publicación de la foto en la que aparecía un grupo de gobernadores que se organizaban para hacerle frente al gobierno federal.
Su bandera era la defensa del federalismo: que no se pisoteara esta forma de organización política consagrada en nuestra Constitución. ¿Qué queda de esta alianza federalista?
Aquella alianza era interesante; también un poco insostenible. Uno puede ponérsele al brinco al Ejecutivo cuando tiene capital político, que es reputacional pero también monetario Los rebeldes tienen algunos de estos atributos requeridos, pero no dinero. El dicho de "quién paga manda" se les aplicó con rigor.
Me parece relevante poner este tema sobre la mesa en este año que inicia por diversas razones.
Una es la necesidad que nuestro arreglo político-administrativo tiene deficiencias profundas en su funcionamiento, y eso nos afecta en casi todo.
Dejo esto como apunte para que, cuando tengamos la oportunidad de discutir sobre cómo tener un gobierno eficaz y actuar en consecuencia, lo hagamos con sustancia. O sea, que cuando se abra la oportunidad de hablar de institucionalidad y gobernanza, coloquemos el tema del federalismo en uno de los primeros lugares, y que tengamos argumentos para sostenerlo y mejorarlo.
Pero déjenme hablar de otra de las razones, nítidamente política, para atraer ahora este tema.
En la alianza federalista había integrantes con potencial. Pero cuando uno escucha que Javier Corral, un atractivo prospecto de la oposición, negocia con Morena por un cargo, no queda más que bajar la cabeza para tratar con humildad entender qué hay en nuestro sistema político que anula la capacidad de forjar liderazgos buenos e independientes. Y además me pregunto: ¿qué necesitamos para hacer cambiarlo? ¿Tenemos el problema en los genes o es un tema de diseño de instituciones y de incentivos? Es crucial abordar este tema para trascender nuestros signos de caudillismos. Los suponíamos superados, pero están tan vivos como antes.
Nuestro pasado explica nuestro presente. Nadie lo puede disputar. La subordinación y el control fueron parte del diseño original del esquema político posrevolucionario. Luego de años de fragmentación del poder y disputa política por medios violentos, encontrar una vía para institucionalizar ese poder fragmentado y alinearlo con un conjunto de reglas fue una hazaña. Y funcionó muy bien durante algunos años. Esa es la impronta de nuestro pasado, pero no puedes seguirlo siendo para el futuro. Por eso la foto de los rebeldes era impactante: prometía ese rompimiento con lo que fuimos.
Este 2022 es importante porque el proceso sucesorio está abierto y quiénes disputarán la presidencia tienen que destaparse. Sacar la cara, pues. Me pregunto si de aquella foto de gobernadores rebeldes surgirá algún prospecto interesante. Si no es de allí, ¿de dónde provendrá? Puedo decir que un liderazgo interesante debe surgir a partir de un planeamiento de innovación. Ese sería el eje para catapultar una posible candidatura, desde mi perspectiva. Un liderazgo que piense fuera de la caja posrevolucionaria (hay que superar esa impronta que pervive a pesar de la alternancia) Que dé soporte a agendas nuevas e innovadoras.
Que se atrevan a desafiar a fondo el statu quo, y no simulen que lo hacen. Así que fuera máscaras, como se titula un libro de Luis Rubio, que les invito a leer y releer.
En el fin de año algunos columnistas, Luis Rubio notablemente, suelen mencionar libros que leyeron en los 12 meses que concluyen. Yo, en cambio, hoy quiero proponer un libro para 2022, uno que, sin ser novedad, considero más pertinente aunque cuando fue publicado: La charola. Una historia de los servicios de inteligencia en México del periodista y escritor jalisciense Sergio Aguayo Quezada. Por si hiciera falta otro argumento para leer La Charola, el autor nos advierte: "Para construir la democracia es indispensable reformar y controlar al aparato de seguridad, tarea que se facilita entendiendo su origen y funcionamiento". |
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