Jorge Francisco Cabral Bravo
Seguramente a usted, como a mí, últimamente le pasa que más que encontrar un libro, ciertos libros me encuentran a mí. El más reciente en esta categoría es Casta: los orígenes de nuestro descontento, de Isabel Wilkerson. Antes de leerlo yo no sabía prácticamente nada sobre los afroamericanos y su historia en los Estados Unidos. Mientras leía Casta fui conociendo la magnitud del horror del que han sido objeto durante cuatro siglos.
Lo que hace portentoso el libro de Wilkerson sin embargo, no es el horror que nos revela, sino las historias completas, concretas y entrañables a través de las cuales lo retrata, y la mirada esclarecedora desde la cual lo interpreta. Su propuesta interpretativa es radical. El lugar de los afroamericanos en los Estados Unidos no es un pedacito marginal de la arquitectura de ese país y para entender la relación entre blancos y negros la noción de “racismo” sencillamente no alcanza.
Todo lo relativo a la relación a blancos y negros, así como la historia completa de los Estados Unidos sólo puede entenderse desde la operación de un sistema de castas bipolar. Si la “raza” es la piel de ese orden jerárquico, nos dice la autora, la casta representa sus huesos.
Los soportes que permiten la reproducción y estabilidad de un sistema de castas son diversos, dice Wilkerson. Están desde luego, el terror y la violencia, ejercidos sin control por parte de la casta dominante y sin posibilidad de defensa por parte de la casta subordinada. Como piedra angular de la operación y reproducción de ese sistema, está la deshumanización de la casta subordinada, es decir, su construcción social como grupo genérico, sin individualidades que es visto y tratado como no cabal o plenamente humano.
Casta no solo me encontró también me transformó de golpe. Lo hizo volviéndome visibles unos lentes horribles y espantosos que ni sabía que traía puestos. Al contacto con la luz, aquellos lentes viejos se desbarataron y en su lugar aparecieron unos nuevos.
Unos anteojos frescos que amplíen mirada y la hacen, a un tiempo, más suave y más aguda.
El libro de Wilkerson me permitió acercarme a un grupo humano que desconocía y, con respecto al cual, el libro mismo me hizo ver que yo tenía prejuicios sobre los que n siquiera había reparado mayormente.
La lectura de Casta, más que una simple lectura, ha sido para mí una experiencia estética, intelectual y moral formidable.
En sus páginas descubrí partes oscuras y centrales de un país que creía conocer bastante. Si no lo conocen o no lo han leído, lean Casta y sumérjanse en experiencia memorable.
En otro tema, ya encarrerados, contaron con los votos, y dado que la ambición no tiene límites, los morenistas decidieron que aun cuando no venía en la iniciativa, también podrían disponer de otros 101 mil millones de pesos del Fondo de Salud para el Bienestar, que la SHCP dispusiera de ellos, supuestamente para regresarlos a salud. Ahí enloqueció el Pleno. Diputados tomaron la tribuna, hubo insultos y golpes. Y se decretó un receso. Son 169 los fideicomisos los que desaparecen.
El costo político es fuerte, pero más lo será el costo social que deja sin atención a miles de personas de grupos vulnerables.
Comisiones y Fideicomisos al por mayor. Esto cambió con Miguel de la Madrid y finalmente Carlos Salinas de Gortari desapareció a muchos que no tenían utilidad social.
El fideicomiso se reguló y tiene como principal ventaja que atiende un solo objetivo y puede programar acciones en forma multianual, según la decisión del comité técnico y sus reglas de operación.
Conforme la lealtad ciega que AMLO pide a sus legisladores, la mayoría de Morena decidió apoyar la propuesta y hacerla realidad. AMLO, dice, usará esos recursos para comprar vacuna contra el Covid-19, que aún no está en el mercado. Lo cierto es que a AMLO no le alcanza el dinero para sus proyectos y se niega a abandonarlos, aun cuando sean poco viables.
Sí seamos propositivos y muy proactivos, pero no erróneamente optimistas, como diría Stephen Covey, proactivamente y, eso sí, con resiliencia y una pizca de optimismo. No podemos dirigir el viento, pero podemos ajustar la vela.
Utilizando el símil veracruzano el de las “Mojarras de agua profunda” que permanecen sigilosamente en el fondo, para evitar ser afectados por la turbulencia, pero listas para moverse cuando ya lo ven oportuno.
Como lo he comentado en anteriores ocasiones y para mí el SNTE está a la altura de las circunstancias y enfrenta el reto de reinventar la educación, a partir de evitar, en primera instancia, la deserción escolar y paralelamente, proteger la salud y bienestar de los niños y los docentes, así como su empleo, que sigan mejorando sus condiciones laborales y a que los impliquen.
En una declaración conjunta de Audry Azoulay, directora general de la UNESCO, Guy Ryder, director general de la OIT, Henrietta H. Ford, directora ejecutiva del UNOICEF Y David Edwards, secretario general de la Internacional de la Educación, con motivo del Día Mundial de los Docentes 2020 advirtieron que durante esta crisis, los docentes han demostrado una vez más, una gran capacidad de liderazgo e innovación para asegurar que # El aprendizaje Nunca se Detiene y velar porque ningún alumno se quede atrás.
Cierto el lema “Docentes”: Líderes en tiempos de crisis reinventando el futuro “debe ser la columna vertebral de estos atribulados tiempos y por ello en México el SNTE ha tomado la bandera de estar a la altura de las circunstancias.
Ahora es el momento de reinventar la educación y concretar la visión de un acceso igualitario a un aprendizaje de calidad para los niños y jóvenes.
En otro contexto, cuando los últimos estertores de los diputados de oposición se escucharon para defender a los fideicomisos, nos salió el presidente con que la consulta para juzgar exservidores públicos tiene que hacerse el mismo día de la elección intermedia para ahorrar su costo.
Sólo un ingenuo compraría tal argumento cuyo real propósito es apoyar a los candidatos de Morena que aparezcan en las boletas.
Todo lo que hace el presidente subyace el propósito electoral. La obsesión a veces es tan evidente, que de inmediato se descubre la intención y ese es el caso de juntar la consulta con los comicios del próximo año.
Como están las cosas, con la restauración de la dictadura perfecta, con la sumisión de los poderes legislativo y judicial, pues no dude, estimado lector, que finalmente así sucederá.
El titular del Ejecutivo federal no tiene contrapesos y gobierna como en las administraciones de Luis Echeverría Álvarez o José López Portillo, tiempos en donde no se movía nada sin la voluntad presidencial.
Ahora se retoma al absolutismo presidencia. Hoy, la sociedad participa activamente a través de las redes sociales y de la presencia internacional, amén de que muchos protagonistas de esa activa sociedad mexicana son los principales detractores del Ejecutivo federal.
Corrían los inicios de los noventa cuando el escritor peruano Mario Vargas Llosa llegó a nuestro país y en un programa de Televisa, le tomó la palabra a Octavio Paz y el resto de los organizadores del encuentro de intelectuales europeos y americanos y dio toda una tesis en torno al partido en el gobierno (PRI) y su permanencia en el poder. “Yo no creo que se pueda exonerar a México de esa tradición de dictaduras latinoamericanas. Creo que el caso de México, cuya democratización actual soy el primero en aplaudir como todos los que creemos en la democracia, encaja en esa tradición con un matiz que es más bien el de un agravante”.
“México es la dictadura perfecta. La dictadura perfecta no es el consumismo. No es la URSS. Noes Fidel Castro. La dictadura perfecta es México”
Ahora en 2020, 30 años después de esta declaración del premio nobel de Literatura, cobra una vigencia inusitada ante el salto al pasado que está haciendo AMLO y no sólo hablamos del control que tiene sobre los otros dos poderes de la Unión, sino de otros organismos que son vitales en la consolidación de la democracia mexicana, como el INE, organismo ciudadano.
Todos los organismos independientes que han desaparecido o en el mejor de los casos, se han nombrado a incondicionales del presidente, como la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, son clara evidencia de la restauración de la dictadura perfecta.
Por fortuna, en los albores del siglo XXI no están dadas las condiciones que existían hace 30 años en nuestro país |
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