Con solidaridad y respeto Ricardo Ahued Bardahuil e Ing. Eric Patrocinio Cisneros Burgos
Si los profetas vivieran hoy estarían consternados por el incremento de la inseguridad, por el desempleo, por la injusta distribución de la riqueza, por la discriminación de las mujeres, por la impunidad y la corrupción. El profeta Amós (8,4-6) subraya: ya no hay consideración por el pobre, se aumenta el precio del grano, se usan balanzas deshonestas, se vende el desecho del trigo. La voz del profeta no solo es la voz de Dios, sino también la voz de los sin voz, su protesta no solo es el último grito, sino también, en tu valiente denuncia, la última palabra por la insensibilidad ante los delitos, la corrupción y la injusticia social. En un momento dado el problema del pueblo hebreo no era tanto la esclavitud, sino el haberse acostumbrado a ella, su redención comenzó cuando dejaron de tolerarla. De modo semejante, la Teología de la Liberación Latinoamericana ha hecho consciente al pueblo pobre de su propia esclavitud. Ahora bien, No puede haber verdadera liberación sin libertad. De modo tráfico, empero, una libertad superficial lleva en sí misma el germen de su propia destrucción.
Existe el peligro de que los demagogos y y las dictaduras conduzcan al pueblo a cambiar su libertad por una bagatela. La verdadera liberación del pueblo de Israel no se dió cuando cruzaron el mar rojo, esta fue solo una liberación exterior, la verdadera liberación aconteció en el Sinaí cuando se proclamaron los mandamientos, entre los cuales se manifiesta " no codiciarás", que invita al pueblo a la conquista de la libertad interior.
Dios está en juego en la vida del hombre, en la vida de todo hombre. La verdadera libertad es fundamental para corregir ciertas desviaciones de algunas tendencias liberadoras fascinados por el marxismo. Aunque el bien común esté sobre el bien individual, el hombre no puede ser instrumentalizado ni manipulado como objeto útil, su indefectible dignidad, le impide ser esclavo de la colectividad.
El amor a Dios está indisolublemente ligado a la compasión por el hombre, por el hombre más necesitado de compasión. En el cristianismo, es medular la opción por los pobres y el compromiso por la justicia como lo proclama el Santo Padre Francisco en varias ocasiones en la "Carta Encíclica Laudato sí". Esta revolución pacífica ayudaría a mejorar nuestro mundo. En efecto, la religión pretende responder las interrogantes últimas del hombre moderno y asimismo
cultivar el sentido de ser interrogado a través de los acontecimientos de la historia.
La respetabilidad y la relevancia de la religión en la sociedad es subrayada actualmente por las ciencias sociales, ya que la solidaridad humana es un desafío de la religión: "siempre que un hombre es herido, todos somos dañados".
Cuando hace un año comenzó alertarse de la llegada de un proceso inflacionario de mediano a largo plazo, las autoridades mexicanas vinculadas al tema se apresuraron a desestimar el problema y, en términos generales, se planteó que la cuestión sería sólo un asunto de meses. Los indicadores de pobreza laboral que tenemos muestran que el ingreso laboral real de las personas no se ha recuperado aún a niveles similares a los previos a la pandemia, cuando ya de por sí eran bastante malos y evidenciaban la precariedad del mercado de trabajo en el país.
Por su parte, el valor de la canasta alimentaria y no alimentaria que estima el Coneval, muestra incrementos por arriba de la inflación promedio, lo que es signo de lo mal que lo están pasando millones de familias mexicanas, las cuales se enfrentan al reto de concentrar su ingreso en mercancías del rubro de los alimentos y las medicinas.
Cuando hay sequía, hay escasez de alimentos; y ello se está agravando por la escasez global de cereales y granos. Y cuando hay escasez de alimentos hay necesariamente procesos de empobrecimiento que, en contextos como es mexicano, profundizan las vulnerabilidades y las ya de por sí precarias condiciones de pobreza que tenemos. Es un hecho que estamos ante una combinación de factores que preludian una tormenta perfecta, pues la suma de la inflación, la sequía, el nulo crecimiento económico y los bajos salarios, así como la insuficiencia de políticas sociales de efectos estructurales pueden generar no sólo el estancamiento en las condiciones de pobreza, sino quizá su profundización o incluso su crecimiento en algunas entidades o incluso regiones enteras, sobre todo ante el complejo escenario electoral que, aún de manera informal, ya comenzó rumbo a 2024.
En otro contexto ni modo de ver la política es un juego de símbolos. Nada más revolucionario que leer, en especial, novelas ( clásicas y modernas, pero bien escritas y estructuradas), ya que son la posibilidad de asomarse a un espacio que, para el autor, es democrático, en el que confluyen voces distintas, incluyendo a quién lee.
Los partidos políticos constituyen uno de los elementos esenciales de la democracia representativa, son parte de la pluralidad política ideológica de toda sociedad. Las organizaciones políticas son el instrumento constitucional, institucional y legal para participar en los procesos electorales, el medio para acceder al poder público o para ejercer una oposición democrática.
No obstante, los partidos políticos atraviesan una grave crisis de legitimidad y representación. En los últimos años, la acción política partidaria ha sido parte del desencanto ciudadano hacia la democracia, perjudicando el sistema democrático y su sustentabilidad. Esta crisis se profundiza por escenarios de virulencia, polarización y fanatismo político. Los partidos, en muchos casos, han preferido ubicarse en extremos irreconciliables, enemistado la política y cuando sus "intereses electorales" sin dar soluciones reales a las necesidades y aspiraciones de la gente.
Como lo indica Yanina Welp, "Esto ocurre porque en las democracias del siglo XXI, los partidos enfrentan incentivos perversos que los orientan a buscar el poder a costa de atacar a sus adversarios convertidos en enemigos. En campaña, la disputa se aborda como si se tratara de un campo de batalla en el cual la misma supervivencia de la nación o de los valores democráticos estuvieran en juego.
La solución a la crisis de los partidos no es simple ni única. Se debe empezar por transparentar los procesos de afiliación y adhesión, fortalecer los procesos de democracia interna y trabajar en procesos de formación política. Como lo destaca el secretario general de la OEA, Luis Almagro: "Las soluciones que precisan la gente siguen siendo educación, salud, vivienda, empleo, salario digno. Atender a los diferentes grupos etarios, cerrar las brechas tecnológicas y generacionales que existen".
Renovar o reinventar los partidos políticos no es una tarea simple e inmediata, pero de ella depende la vigencia de una sociedad democrática. La crisis partidaria no es un problema exclusivo de los políticos, es de toda la sociedad en su conjunto, sin partidos políticos no existe democracia posible. Las respuestas tampoco necesitan de un marco filosófico de posgrado.
Lo dijimos en este espacio y volvemos a insistir en el tema, México es uno de los países con peor nivel de educación, la ignorancia es una pandemia. Somos una sociedad brutalmente desigual, a esto debe sumarse un racismo y un clasismo histórico y, quizá porque somos también un pueblo tremendamente acomplejado y falto de un sentido
claro de identidad. La mexicanidad aflora más fácilmente en el picante, en el albur, las máscaras de la lucha libre, la fanática euforia cantando nuestra música cargada de machismo bravío y de resignación y en ese patriarcado ancestral de los gobiernos creadores de subsidios, garantizado la pobreza y la dependencia por siempre.
En América Latina ocurre tres cuartos de lo mismo, existe un caldo de cultivo ideal, perfecto para las izquierdas populistas del siglo XXI, cuya única cualidad en esa capacidad embaucadora, a veces mística y hasta paternal. Ese Don tan común en estas latitudes de dominar el lenguaje de los ignorantes y entrar en sus cabezas con el juramento de la tierra prometida, con la falacia del amor y la solidaridad, con la perversión de saber que aun su sueños más grandiosos y elocuentes acaban por justa concatenación en eso, en vacía grandilocuencia, dialéctica estudiada para pobres con hambre. México es hoy ese pueblo furioso, con mucha sangre, lleno de miserias, esa que mancilla las certezas y arrastra al fanatismo a una horda de feligreses, y sin más aliciente que alguna beca o alguna limosna, ese es el tigre del que hablaba hace un siglo Porfirio Díaz.
México está ya muy dividido, urge un cambio de estrategia, porque hace falta alguien o quizá muchos que ayuden a levantarlo. Hoy aquí se ha perdido incluso aquella romántica idea de la solidaridad
Las circunstancias, ya las malísimas de este momento y peores aún las que vienen, hace pensar en el pillaje, el vandalismo y la muerte. No hemos dejado de ser un país que ata a su suerte a lo que puede ser y hacer una sola persona.
Y para finalizar le comento que una de las estrategias del presidente es desestimar los riesgos. Quitar importancia y minimizar asuntos que son graves y pueden afectar seriamente al país.
Un panel de solución de controversias en el marco del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC) parece ser, en su perspectiva, una cosa menor.
Desde el gobierno mexicano se insiste en que no sea violado ningún compromiso establecido en el tratado.
Cualquier experto razonablemente informado sabe que esto no es así, y que el resultado de un panel de resolución de controversias que se constituyera, seguramente sería contrario al gobierno mexicano, así se tarde un buen número de meses en resolverse. Cualquier estudiante de leyes sabe que un tratado internacional, suscrito por el gobierno mexicano y ratificado por el Senado, tiene una jerarquía jurídica
superior a la de una ley secundaria o a las disposiciones administrativas.
En junio de 2019, el actual Senado ratificó el TMEC por una votación de 114 votos a favor, tres en contra y cuatro abstenciones. Si al final de cuentas, México pierde la controversia, podría darse el caso de que hubiera sanciones comerciales que perjudicaran a los exportadores mexicanos al ponerse aranceles a una serie de productos mexicanos que se exportan a E.U.
El costo sería para toda la economía, Pues eso implicaría afectar el crecimiento del país. Pero, además, se agregarían elementos a la incertidumbre que hoy existe y que es un factor que limita las inversiones. |
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