Jorge Fco. Cabral Bravo
Como lo hemos establecido en distintas oportunidades, nada más revolucionario que leer, en especial novelas (clásicas y modernas, pero bien escritas y estructuradas), ya que son la posibilidad de asomarse a un espacio que, para el autor es importante, en el que confluyen voces distintas, incluyendo al que lee.
Llevo algunas semanas leyendo sobre el milagro económico chino. Como últimamente todo lo que leo desde mis preguntas sobre México, quiero compartirles algunos de mis hallazgos.
En este texto, me concentro en lo que me sugirió la experiencia china leída desde el espectacular libro de Ang. Cómo escapó China de la trampa de la pobreza. En particular, en la utilidad de pensar procesos de cambio complejos con lentes que reconozcan el valor de estrategias gubernamentales que, lejos de mantener continuidad en el tiempo, puedan irse adaptando a las cambiantes situaciones que van surgiendo en el transcurso de transformaciones sociales de gran escala.
El proceso a través del cual China, ese país gigante y paupérrimo en 1978 que logró en tan sólo 40 años convertirse en la 2da economía del planeta y sacar a entre 800 y mil millones de personas de la pobreza, estuvo lleno de escollos, incertidumbres y saltos al vacío. Como señala Ang, no se trató en absoluto de un intinerario lineal conocido de antemano; tampoco fue el resultado de aplicar mecánicamente un conjunto de recetas, dogmas o "mejores prácticas internacionales". Las estrategias que resultaron útiles, en el arranque, para generar mercados a partir de instituciones muy débiles fueron muy distintas a las empleadas una vez creados los mercados. En suma y contra, lo que sostienen los libros de texto, la clave del milagro chino no fue la consistencia intertemporal de las políticas, es decir su estabilidad y continuidad en el tiempo, sino la capacidad del gobierno central y los
gobiernos locales para irse adaptando a las cambiantes configuraciones de restricciones y oportunidades que fueron emergiendo sobre la marcha.
El camino de China al desarrollo fue un proceso de transformación cuyo "método" fue, como dijera Deng tantas veces "cruzar el río tentando piedras" o, como lo bautiza Ang, uno de "improvisación dirigida". Una transformación de fondo capaz de echar raíces y florecer en un contexto particular, es ante todo un proceso marcado por altas dosis de incertidumbre y, típicamente, uno basado en la prueba y el error. Pasar del subdesarrollo al desarrollo, o de una sociedad para unos cuantos a una en la que quepan los más son procesos complejos cuyas etapas no son una continuación mecánica una de la otra, sino una sucesión de situaciones cambiantes que exigen adaptabilidad y creatividad para sortear los obstáculos y riesgos que van apareciendo.
El proyecto declarado de AMLO consiste en promover una transformación de fondos que permita transitar hacia una sociedad menos injusta y desigual. Como en la cabeza de sus críticos, tanto los acérrimos como los benevolentes, hay un ideal ellos/llas desean como el punto de llegada, y lo que AMLO está haciendo no parece ir encaminado a construir eso a través de políticas consistentes en el tiempo, pareciera que AMLO fuera un simple ocurrente.
Puede ser que sea todo eso. Pudiera ser, sin embargo y a la luz del caso chino, que el ejecutivo federal esté impulsando una transformación menos lineal que la de los libros de texto. Una, cuya primera etapa es, en efecto, sobretodo destructiva porque para abrir otros caminos resulta indispensable debilitar las anclas que nos condenan a repetir el pasado, y una cuyo destino final es menos claro de lo que desearían liberales, neoliberales y socialdemócratas. Menos preciso porque, guiado por ciertos valores muy generales y una visión, digamos, más orgánica del cambio social, apuesta a ir generando las condiciones de posibilidad para que emerjan formas de organización social y económica autóctonas y, por lo tanto, sostenibles en el tiempo que sean menos brutalmente injustas e inequitativas. Pudiera ser una cosa o la otra. Ya iremos viendo.
Dándole vuelta a la hoja, se habla de la posibilidad de que el gobierno presente una propuesta de reforma fiscal. Después de que la Secretaría de Hacienda presentará al Congreso los paquetes económicos para 2019 y 2020, muchos analistas especularon que se preparaba el camino para una profunda reforma fiscal que nunca llegó.
Durante este tiempo, a muchos nos sorprendía que no se hiciera una reforma fiscal al principio de la administración. Una reforma fiscal progresiva y redistributiva es una propuesta central para cualquier gobierno que tenga en su agenda la disminución de la desigualdad social.
El secretario de Hacienda y el propio presidente confirmaron la intención de impulsar una reforma fiscal después de las elecciones de junio.
Dejar la reforma fiscal para después de las elecciones significa que el gobierno considera que no es prudente hacer una reforma de este tipo, a menos de que se tenga el mayor control posible de la Cámara de Diputados. Uno de los riesgos de una reforma fiscal es que sea elaborada sin un diálogo amplio e incluyente con otros partidos sectores de la economía y expertos, lo que pondría en tela de juicio su legitimidad democrática. Otro riesgo o reto de una reforma fiscal es que se discutirá dentro de un contexto complejo, en la que es necesario tomar en cuenta la quiebra técnica de Pemex, la posible pérdida de su grado de inversión, y el hecho de que nos encontremos en un medio de la peor parte de las secuelas económicas de la pandemia.
Pero aún solventados todos estos retos y riesgos y logrando generar soluciones para una mayor recaudación, el reto principal es evitar que el uso de los nuevos recursos recaudados sea utilizado de forma ineficiente y en proyectos de infraestructura que no sean productivos.
De las nuevas reformas constitucionales aprobadas destacan algunas. Avanza la justicia digital.
Se reformó el artículo 17 constitucional para garantizar el acceso a la justicia de forma ágil, oportuna e incluyente, el Poder Judicial de la Federación y de las entidades federativas, y otros Tribunales más deberán implementar en
sus diferentes sistemas de justicia digital, el uso de tecnologías de la información y la comunicación para integrar expedientes electrónicos. Así se puede sustanciar y resolver en línea los procesos.
En materia de seguridad privada se reformó el artículo 73 que obliga a emitir la ley en la materia, incluyendo aspectos de coordinación con los tres órdenes de gobierno, incluidos los casos de emergencia y desastres. El artículo 74 prohíbe la existencia de partidas secretas en el presupuesto.
Los artículos 5,17 y 21. El primero prohíbe que alguien sea obligado a prestar trabajos personales sin la justa retribución y sin un pleno consentimiento. El segundo establece la justicia cívica, con una ley específica, como instrumento primario para la prevención del delito. El último se refiere a que será el Tribunal de Justicia Administrativa el que deberá sancionar en materia de justicia cívica.
Se incorporan a la Constitución las lenguas nacionales, incluyen todas las indígenas y el lenguaje de señas, y serán iguales en los términos de la Ley. Se establece como oficial el nombre de Veracruz de Ignacio de la Llave, el artículo 43, y se denomina Michoacán de Ocampo, en el artículo 43. El artículo 30 permite la nacionalidad mexicana a cónyuges de personas mexicanas, que tengan establezcan su domicilio en el territorio nacional y cumplan con los requisitos de la Ley en la materia.
En el artículo 26 constitucional se incluyó la continuidad del Plan Nacional de Desarrollo, así como sus adaptaciones, y establece que las Constituciones Estatales, Incluyendo a los municipios, deberán elaborar estrategias, planes y programas en los mismos términos, para lo cual se adecuará la Ley General de Planeación, actualizará la agenda al menos cada 10 años o cuando lo solicite El Ejecutivo Federal, con visión de largo plazo.
Y para finalizar política implica escenificación. López Obrador lo sabe como pocos.
El presidente realizó otro montaje.
Inventó una ceremonia. Las elecciones ya no son ciudadanas, los comicios también me los deberán a mí, fue parte del mensaje implícito de este inédito convite en el que reunió en Palacio Nacional a una buena parte de los gobernadores de la república.
Todo en esta representación fue singular. En tiempos recientes, al recibir al macizo de los gobernadores el gobierno federal era cuidadoso de que la disposición de los espacios dejara, sí, para el jefe del Estado el lugar principal, pero cedían parte del protagonismo a los otros jefes. Compartían algo del lucimiento.
En el caso del presidente López Obrador eso no ocurre. Los gobernadores asisten a una mañanera, reciben una clase de historia, son convidados de paja. Escuchas firmas y te vas.
AMLO quiso que los gobernadores endosaran una carta donde él se compromete a qué no hará trampa. O algo parecido. Es el gran solucionador del poder. Si el INE lleva, para bien o para mal, un cuarto de siglo como eje de los comicios federales, AMLO quiere que eso se ha pasado, o reducirlo a un carácter accesorio, a mero procedimiento: las elecciones también soy yo, es el mensaje. Me las deberán a mí, o parafraseándolo, que el pueblo advierta que él, qué fue elegido para ser mandatario, tiene la voluntad de respetar el ejercicio donde ciudadanos deciden a quién más darle mandato.
La idea, ya se sabe, tiene semanas en eso que se se llama la opinión pública.
La respuesta inicial de los gobernadores fue diversa. Adhesión de algunos, reserva de otros, crítica de los menos. Pero rápidamente ha logrado que su misiva sea respaldada prácticamente de manera unánime. |
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