Francisco Cabral Bravo
Con solidaridad y respeto a Rocío Nahle García y Ricardo Ahued Bardahuil
La gobernadora electa Norma Rocío Nahle enfrenta una paradoja para enfrentar el mayor reto de su vida y para ello la respalda una enorme legitimidad, fortalece su propio proyecto político y de trabajo, asumiendo sin descanso la responsabilidad que le toca en esta nueva administración, lo anterior para cumplir con las promesas de campaña y, sobre todo, trazar la ruta para los próximos años. Lo que indica que seguramente en el corto y mediano plazo se verán resultados positivos lo cual será notable.
Es hora de construir un entramado sólido, pero eso implica unidad, un gran esfuerzo y una poderosa estrategia.
Sin duda la inclusión en su gabinete del alcalde Ricardo Ahued Bardahuil como secretario de gobierno empresario y político, eficiente operador el cual tiene su propia trayectoria con una diferente óptica que sostiene su línea de la moderación, que construye acuerdos y permite la gobernabilidad le dará a la próxima administración unidad y mayor porvenir para la mayoría de los veracruzanos. Sabe hacer política hacia adentro y hacia afuera sin avasallar ni perder el equilibrio, la unidad ni el motivo que lo anima. Sin duda la siguiente administración contará con dirección, inteligencia, equilibrio, unidad y energía para avanzar en el destino que se fijó.
El sentido común es útil para muchas cosas pero para otras es un desastre. Durante las celebraciones del vigésimo tercer aniversario de la Carta Democrática Interamericana y del Día Internacional de la Democracia, los Estados Miembros de la OEA pusieron un énfasis especial en la importancia de contar con información con integridad y veracidad para poder construir sociedades más justas, participativas y transparentes. La desinformación se ha convertido en un peligroso cáncer para el tejido democrático.
Una de las formas esenciales de comunicar es con una narrativa. ¿Quiere usted que la gente no se acuerde de lo que está diciendo? Atibórrela de números, fechas y datos de lo más diverso y sin conexión.
¿Quiere que la gente entienda lo que le quiere decir y además lo internalice y lo recuerde?
Entonces narre. No tiene que escribir un cuento o una novela para hacerlo. Basta con que los hechos, datos, fechas, personajes y en general aquello que lo informa, tenga un sentido. Cuente una historia.
La rapidez con la que se difunden, a través de las redes, las noticias y la información ha transformado nuestra forma de comunicarnos y de comprender el mundo. Este torbellino de datos ha facilitado la expansión de contenidos engañosos y campañas de desinformación que socavan la confianza pública en las instituciones democráticas.
Bien lo sostiene el relator para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Pedro Vaca, la integridad de la información engloba el respeto inquebrantable por la verdad, el compromiso con la exactitud y la precisión, así como la imparcialidad y responsabilidad necesarias para garantizar una deliberación democrática que privilegia la información fiable.
La información tiene el poder de moldear el debate público, de influir en la formulación de políticas, de denunciar abusos y garantizar derechos.
Sin embargo, la integridad de la información se encuentra bajo la amenaza constante de la desinformación, comprometer la privacidad de las y los ciudadanos y afectar la integridad de los procesos electorales. El tiempo corre sin piedad.
Sin información íntegra y verídica no hay democracia posible.
Jean Paul Sartre, en su reflexión sobre la libertad, argumentaba que el tiempo es un recurso inseparable; una vez perdido, no puede ser recuperado. El tiempo perdido no es solo un vacío cronológico; es un vacío de esperanza y certeza. Que la verdad no dependa del tiempo.
En ciertas ocasiones pensamos si ante nuestros problemas colectivos, requerimos tan de buena suerte o además de algunos milagros. En la política, como en todo espacio del acontecer humano, existe la buena suerte y, también, ¿Por qué no?, Existen los milagros.
La distinción entre una y otros es de naturaleza causal y no resultante.
La buena suerte sería sacarse la lotería comprando el boleto premiado. El milagro sería sacársela sin siquiera comprar boleto. La consecuencia es la misma, pero el origen es distinto.
La herramienta básica para la manipulación de la realidad es la manipulación de las palabras, puedes controlar a la gente que utiliza esas palabras. Así definió el escritor Philip K. Dick la desinformación.
El periodismo que circula en las redes sociales está todavía distante de la seriedad que implica el quehacer informativo. Hay más pasión que argumentos y desde luego está movido por un natural resentimiento.
Los opositores del sistema se apoyan en las redes para despotricar sin reflexionar qué resultados darán sus explosivos comentarios.
Desde luego hay casos interesantes y serios, pero son los menos.
Vivimos momentos de enorme crispación, indignación colectiva y de desorientación, de aparente falta de brújula. los rumores que se manifiestan en las redes sociales y en los medios de comunicación son contradictorios y hasta dañinos para la salud pública, apareciendo frases graves, que la corrupción nos ha rebasado y la violencia está desatada en la República, ocasionando que las redes sociales estén a todo vapor echando mano del ingenio mexicano y enviando mensajes al por mayor, como la fuente inagotable de severas críticas.
Sin embargo, las cosas no pueden ni deben quedar en ese plano, es fundamental dar cauce legítimo a los cuestionamientos y problemas presentes en aras de superar la actual crisis. No será fácil tranquilizar las aguas.
¿Hay solución? Las crisis tienen solución cuando se aceptan, se conoce la justa dimensión que tienen y se encaran.
Como lo he comentado aquí en varias ocasiones la educación y el acceso a la cultura son derechos fundamentales de los ciudadanos. Una y otra conforman la cosmovisión de una persona, la perspectiva que tiene de su lugar en el mundo, su responsabilidad social y sus horizontes de progreso y de vida.
Sin embargo, los rezagos estructurales a superar por las naciones para garantizar que la totalidad de las personas estén en posibilidades de contar con servicios educativos y acceso a la cultura son numerosas. Ante esta condición, los gobiernos, por medio de políticas y otras estrategias como las que derivan de la fiscalización superior, han tenido que resolver y prever escenarios diversos, como el caso de la educación superior, en el que se profundiza la cobertura, absorción y egreso escolar.
Dada la relevancia de la educación y el acceso a la cultura, los gobiernos de América Latina han buscado revertir la situación, apostando por mayor inversión en ambos rubros.
Los beneficios son variados, aunque los más importantes están vinculados con la formación propia de la persona.
Como lo escribió Juan José Arreola en su Confabulario " la exposición da a conocer que hay más cosas en el mundo, incluso más allá del propio contexto individual".
Eso permite la educación y las políticas para garantizar el acceso a la cultura.
Son una apuesta reivindicatoria del humanismo en favor de la construcción de la persona para resolver mejor los problemas colectivos a los que enfrentan nuestras sociedades.
En este contexto, el 22 de septiembre se celebró un aniversario más de la inauguración de la Universidad Nacional de México (1910) y con ello el recordatorio de uno de los principales proyectos educativos y culturales de México. La fecha es un buen aliciente para reflexionar acerca de cómo lograr que los espacios educativos y culturales estén al alcance de cada vez más personas.
El caso de la UNAM es especialmente interesante porque desde su modelo de Universidad Nacional, a lo largo de su vida institucional se ha colocado como un motor de desarrollo, formadora de profesionales capaces e íntegros, seres humanos y ciudadanos comprometidos con su entorno, como pocas instituciones educativas del continente.
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