Francisco Cabral Bravo
Con solidaridad y respeto a Ricardo Ahued Bardahuil y Eric Patrocinio Cisneros Burgos
Los partidos políticos tienen una guía por el poder que jamás ocultan, se muestran mermados ideológicamente y entre todos, le han propinado una verdadera paliza a la ética. Evidentemente la política es un asunto terrenal, de hombres y mujeres y no dioses, sólo que los desfiguros se multiplican para que tengamos élites onerosas, opacas como decadentes.
El bienestar de la humanidad debe consistir en que cada uno goce el máximo de la felicidad, que pueda, sin disminuir la felicidad de los demás. (Aldous Huxley)
Leo a Nietzsche y siento un nudo en el estómago.
Su profundo antinihilismo me lleva a cuestionarme la trágica, decadente y desesperada actitud de la humanidad de estos tiempos.
Para Nietzsche, la fe ciega en la religión es igual de peligrosa y falaz que la fe ciega en la ciencia, simplemente es un cambio de dios, pero igual de engañosa. Es necesario afirmar la vida, no negarla.
El gran filósofo alemán, con gran claridad argumenta: "La política divide a las personas en dos grupos; los instrumentos y, en segundo lugar, los enemigos". Estamos siendo testigos de una crisis brutal en la democracia, varios de mis escritos han estado dedicados a esta reflexión, donde tiranos, mentirosos y demagogos surgen como hongos venenosos en el planeta.
La aristocracia de Platón y Aristóteles hace referencia, primariamente, al sistema político encabezado por personas de elevada virtud, experiencia vivencial, capacidad intelectual y sabiduría. Eso, hasta el día de hoy, se ve sumamente lejano. Han existido esfuerzos, pero estamos distantes de ese por venir, donde nos gobiernen y dirijan "los más sabios".
Con sus respetables excepciones, las oligarquías actuales, al igual que la mayoría de los gobiernos, son una perversión de esa idea de "aristocracia aristotélica". Al ignorar o subestimar la comprensión de la existencia misma son, en gran medida, corresponsables, de la situación actual del planeta.
Leo a Tocqueville y me asalta una jaqueca espantosa. Estamos viviendo un mundo inmensamente rico y al mismo tiempo, paradójicamente, de gran pobreza espiritual.
Cuando menciona el ilustre historiador francés: "La salud de una sociedad democrática se puede medir por la calidad de las funciones realizadas por los ciudadanos privados", damos cuenta de que estamos siendo, casi todos, estúpidamente indiferentes a lo que está pasando.
Leo a Baudelaire, se me inflama el corazón.
Los necios, los torpes, los tontos, los soberbios infiltran en sus venas y alma el peor de las depravaciones. Como dice el "poeta maldito" el más irreprochable de los vicios es hacer el mal por necedad. Nos invita a soñar. "La capacidad de soñar es una habilidad divina y misteriosa". Y nos empuja a descubrir la soledad.
Porque el "maldito poeta" sabe que, si no tenemos los cojones de enfrentarnos a nuestro propio Satán, a nuestros demonios, no lograremos comprender jamás qué
destinos se nos ofrece. Aunque vayamos dando tumbos. Aunque caigamos mil veces, la soledad nos espera paciente.
"Quien no sabe poblar su soledad, tampoco sabe estar solo entre multitud atareada". Porque ante esa sed insaciable de vanidosa acumulación de riquezas pasajeras, no importará que sea un Ángel de Dios o de Satán, la aciaga muerte nos espera, estoicamente.
Leo a Huxley y siento una patada en la espinilla. Expone el filósofo británico con fina elegancia: "Si muchos de nosotros seguimos ignorándonos, es porque el autoconocimiento es doloroso y preferimos el placer de la ilusión". ¿Dónde nos encontramos parados? O, mejor dicho, ¿dónde estamos derribados? ¿en qué trinchera nos hemos escondido? ¿Estamos esperando que una mano invisible venga y nos saque de nuestra esquizofrénica y devastada situación? A la humanidad misma.
Como bien dice Huxley: "El amor ahuyenta al miedo y recíprocamente, el miedo ahuyenta al amor".
Y no solo al amor, también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad y sólo queda la desesperación muda. Y, al final, el miedo llega a expulsar del hombre, a la humanidad misma".
Huxley nos ilumina el sendero en nuestras penumbras existenciales cuando expresa: Existe al menos un rincón del universo que con toda seguridad puedes mejorar, y eres tú mismo. "El cambio realmente revolucionario deberá lograrse, no en el mundo externo, sino en el interior de los seres humanos".
Un mundo feliz, precisamente de Huxley, reseña la utopía e ironía de ese mundo imaginario.
¿O será más bien que el nuestro se le ha quedado corto a la premonitoria novela, donde la artificialidad nos está terminando por ahogar?
"El remordimiento crónico, y en ello están acordes todos los moralistas, es un sentimiento sumamente indeseable. Si has obrado mal, arrepiéntete, enmienda tus yerros en lo posible y encamina tus esfuerzos a la tarea de comportarte mejor la próxima vez.
Pero en ningún caso debes llevar a cabo una amorosa meditación de tus faltas. Revolcarse en el fango, no es la mejor manera de limpiarse".
Como lo apunté en una columna previa los problemas nacionales, que son muchos y apremiantes, aparecen sólo como telón de fondo a sabiendas de que en lo que resta del sexenio no cambiarán ni las políticas ni los resultados.
Signos vitales acaba de dar a conocer su último informe México social a revisión. Lo ha dedicado a analizar la pobreza y desigualdad. Gobiernos van y vienen y México sigue con el lastre de la pobreza y desigualdad. Coneval ha dado sus datos sobre pobreza. Según ellos, este gobierno ha reducido a la pobreza (moderada) en 5.6 puntos porcentuales, aunque la pobreza extrema sumó a sus filas 400 mil personas más. Según el prestigiado Programa Universitario de Estudios del Desarrollo (PUED), la pobreza se redujo sólo 0.1 puntos porcentuales en 2022 respecto del inicio de la administración en 2018.
Aunque el combate a la pobreza ha sido parte de todos los planes y programas de los gobiernos de México, medida por el nivel de ingresos, no solo no se ha reducido, sino que incluso ha aumentado en los últimos años. Hay un dato aterrador, desde 1970 la fecha, los niveles de pobreza han oscilado en un
promedio de 50%, o sea uno de cada dos mexicanos ha enfrentado condiciones de pobreza desde hace 52 años.
Algo anda mal. Se destinan cada vez más recursos con algunas alzas y bajas, a resolver el problema, pero avanzamos poco, incluso retrocedemos. Signos Vitales muestra que, aunque el monto total absoluto en pesos constantes se coloca en un máximo histórico en 2022 con 1.3 billones de pesos, al ser comparado respecto del PIB, el aumento ha sido de apenas 0.7% respecto de 2018, llegando a representar únicamente 4.7% del PIB.
Y para finalizar, la lucha por conservar o conquistar el poder es fascinante.
Pone en juego la organización, la inteligencia y la fuerza de los aparatos que respaldan a los y las protagonistas de la contienda, quienes a su vez se exhiben la talla de su genio e ingenio, así como su capacidad, habilidad y velocidad para reaccionar a los embates del contrario y lanzar los propios. Enseñan, a querer o no la hilatura de sus nervios, su temple, como también la firmeza o flacidez de sus convicciones y principios.
Los cautiva la fuerza, no la inteligencia. Se dicen políticos, pero abominan la política.
El espectáculo de quienes ejercen el poder o lo pretenden conservar o conquistar es soberbio, interesante e, incluso, chistoso.
El poder no se comparte, dicen los políticos. Sin embargo, ahora tendrían que añadir, pero con el crimen el criterio ya es otro.
En el brillo de los ojos de los olvidados se refleja la ignominia de los poderosos. Qué dicen los poderosos a los olvidados. ¿Les pedirán su voto o solo hacer el menor ruido posible durante la lucha por el poder? |
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