Francisco Cabral Bravo
Me pregunto: ¿Qué es lo que hace crecer a un país con bienestar? ¿Estado de derecho? ¿Buenas políticas redistributivas? Creo que la lección que nos ha dejado la historia económica de México y el mundo es que se necesitan de las tres.
La estabilidad macroeconómica es una condición necesaria para que una economía pueda crecer a tasas más altas, pero no es suficiente. Lo hemos vivido en México.
Se necesita fortalecer el Estado de derecho también para que con certeza jurídica se incentive la inversión, se paguen impuestos de manera mucho más eficiente y funcionen los mercados. La combinación de ambos ha logrado que los países puedan alcanzar tasas de crecimiento más altas.
Se dice que en México el principal problema es la corrupción. Yo creo que no. Veo la corrupción como un síntoma, no como un mal per se. Esto de ninguna manera quiere decir que no lo veo mal. Detesto la corrupción. Simplemente considero que la corrupción es resultado de la impunidad, que a su vez, es reflejo de la falta de Estado de derecho. La impunidad ocurre por la falta de aplicación de la ley.
Debido a que una gran cantidad de delitos quedan sin castigo, es decir, impunidad, se propicia la corrupción, entre otros males.
Adicionalmente, la falta de derecho hace que el terreno de juego no sea parejo para todos los ciudadanos y se exacerbe la desigualdad.
Desde hace mucho tiempo sabemos que México no anda bien ni en impunidad, ni en Estado de derecho, pero ¿Qué tan mal estamos y de qué pie cojeamos?
Existen dos esfuerzos de medición muy importantes en este sentido desde hace varios años: (1) El Índice Global de Impunidad (IGI) de la Universidad de las Américas Puebla, generado por un grupo de investigadores desde 2015 e impulsado por Luis Ernesto Derbez, ex secretario de Economía y de Relaciones Exteriores de nuestro país, y actualmente rector de la UDLAP; y el (2) Índice de Estado de Derecho dirigido por el economista mexicano Alejandro Ponce, un trabajo pro bono del ex abogado William Neukon, que publican desde 2008. Ambos gozan de gran reconocimiento internacional y son las referencias a nivel global en cuanto a impunidad y Estado de derecho.
¿Y dónde se encuentra ubicado México ubicado en ambas métricas? En la última edición del IGI (2017), nuestro país se ubicó en el lugar 66 de 69 países. Esto es un lugar por arriba de Camerún y un lugar por debajo de Perú. Uno de los aspectos en donde México se encuentra en una situación muy precaria es en el número de
jueces por cada 100 mil habitantes, con 4.13 solamente, muy por debajo de poco más de 10 jueces en Chile y Colombia.
Así considero que aquí se encuentra una de las respuestas más importantes sobre lo que necesitamos arreglar en México para crecer a tasas más altas y con una mejor distribución de la riqueza.
Podemos ir de políticas de derecha a izquierda, hacer reformas energéticas, echarlas para atrás, etc., pero si no fortalecemos el Estado de derecho, creo que seguiremos dando tumbos como país.
Aseguran los enterados que es posible regresar a la ruta del crecimiento económico. Es relativamente simple. AMLO quiere ensayar nuevos caminos, lo cual es válido siempre que mejore la calidad de vida de todos. El problema es que sus ensayos ya dejaron 12 millones de pobres, cayó el empleo y la inversión. Aún cuando nos recuperemos, lo que tomará una década al menos, necesitamos que regresen los empleos formales, no la mayor informalidad.
En la crisis pueden mitigarse costos, no a través del gasto público, que crea empleos temporales, sino protegiendo empresas, inversionistas y empleo.
No hacerlo implicará una muy larga recuperación, van a quebrar empresas, van a crecer las carteras vencidas, y la inversión privada estará ausente por falta de seguridad. Va a ser una crisis de años.
El Covid vino a complicar el panorama sin duda, pero ya habíamos caído. El sistema de salud que ya enfrentaba problemas, se desmoronó, el Insabi no funcionó y las instituciones de salud fueron rebasadas, pese a todo se hace el llamado a regresar “sin miedo”.
Muchos regresarán con miedo, porque perder un empleo es quedarse en el desamparo y caer en las cifras del terror, donde su ingreso, si consigue el empleo, será menor salario. No hay dinero porque se cayeron los ingresos públicos, requerimos deuda pública, usar las líneas de crédito contingentes del FMI ya disponibles y utilizarlas bien para poder pagarla con el crecimiento de la actividad económica.
El PIB se va a caer pero la deuda es una medida para suavizar la caída, evitar costos sociales y protección de empleos. Ya Santiago Levy en entrevista comentó sobre el tema de esta inédita situación, para adaptarnos a un mundo que cambió y perjudicó a México, y pagar deuda a través de mayores impuestos.
La autoridad republicana no alcanza, es un austericidio, como señala Vanessa Rubio, porque paraliza las instituciones, repercute en la salud, la educación y el empleo, los tres factores que son base del bienestar. Dejan de funcionar las instituciones.
Hay que liberar recursos en 2020 para redirigirlos a un uso social y atender pobreza, desempleo, cuidar el tejido social. Los pobres van a sufrir más, estarán como siempre en la primera fila, la informalidad será una salida, sin medidas que suavicen la caída de 8 a 10 puntos del PIB. El ejecutivo puede medir como quiera sus resultados, pero sin crecimiento no hay bienestar.
¿Cómo podemos entonces crear otro país? Con un proyecto nacional, pocos temas que generarían ingresos públicos, es decir reorientar la inversión.
Un liderazgo capaz de convocar a la unidad nacional en torno a metas concretas, de beneficios tangibles, social y económicamente.
Que realmente destierre corrupción como criterio de gasto público. Que vuelva la transparencia y las reglas de operación en programas sociales. Que tome decisiones colegiadas por consenso y obligue a acuerdos que todos cumplan. Que no polarice, que construya.
Que no presione, que escuche y convenza. Que sin chantajes, aborde opciones para regresar a la ruta del bienestar, que frente a las fuerzas contradictorias que hoy se dan en México y en el mundo, se construya con más equidad y justicia. Con unidad nacional se consolida un país. La historia nos enseña.
Solo unidos podemos salir adelante. Solo con acuerdos podemos recuperar la confianza. Solo con la defensa del Estado de derecho podemos invitar inversionistas. No se necesita mucho, algunos temas económicos que nos permitan crecer y atraer inversión, deuda pública para proteger empleo y empresas, y un gran acuerdo nacional que incluya mayores gravámenes.
Por último, no solo secuestran a los ricos, también hay redes de trata de personas, de abuso de migrantes, de trabajo y pornografía infantil, de jovencitas en transporte público. En fin, la inseguridad pública no se logra con abrazos. Es un problema que crecerá en proporción inversa a la caída del PIB. La Guardia Nacional, que tanto se negoció con el Congreso de la Unión, acabó con el Decreto donde fuerzas armadas se harán cargo de la seguridad pública. Ahora son contratistas, policías, cuidadores, guardianes de la seguridad nacional |
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