Francisco Cabral Bravo
Con solidaridad y respeto Ricardo Ahued Bardahuil e Ing. Eric Patrocinio Cisneros Burgos
El otro día me decía un amigo, que era previsible, que el fragor iría in crescendo, conforme se consumiera el pabilo incendiado prematuramente, en busca de la continuidad del proyecto.
Supongo que aún falta mucho, pero las jaurías dan muestras claras de excitación.
Empiezan a calificarse los anhelos, nada, sorprendentes, al viejo estilo del sistema fundado por Plutarco Elías Calles, de quienes suspiran por el asiento que no ocupa más de cuatro metros cuadrados, pero comanda las decisiones de vida en más de dos millones de metros cuadrados y sobre 130 millones de habitantes que representan una carga económica y financiera nada despreciable.
El poder lo es todo para el poder. Y como en la política y en el amor se vale todo, según reza el dicho, todo se vale también aquí (mentiras, engaños, contubernios, traiciones, deslealtades, presiones). En fin, el poder es el fin, sin mediar consideraciones ni cálculos de qué tamaño sea el daño o qué cuentas haya que pagar a futuro.
El fin último es el poder y para poder hay que conservar el poder por el medio que sea. Muchos empeñan su alma, el alma misma para poder, sin darse cuenta que ceden el poder que pretenden el lugar de lograrlo.
Muchos son los prolegómenos y muchas las evidencias, dentro y fuera de nuestra geografía, acompañadas de señalamientos directos y abiertos sobre el deficiente tratamiento de la triste realidad nacional, particularmente de la violencia criminal y la suplantación del Estado por grupos delictivos en zonas determinadas y, ahora, condicionando procesos electorales.
Si la lógica criminal de antes era la de cooptación (plata o plomo) de las autoridades, lo que ya representaba una seria amenaza a la estabilidad y la paz, la nueva dinámica que parece advertirse en el juego político para determinar la conquista de cargos de elección popular con la intervención de la delincuencia, coloca el grave riesgo nuestra incipiente democracia.
En esencia, nada justifica mínimamente la existencia del Estado, como su responsabilidad de la protección de la vida y la propiedad de los habitantes. Si se abdica en ella, con el afán de la conservación del poder a ultranza, sin importar los medios, difícilmente pueden
pretenderse estadios de libertad, armonía social, paz, progreso y desarrollo.
La pugna se incentiva y severa de todo en los dos años que faltan.
No seré el primero que lo señala, pero todo haría parecer que la conquista alcanzada por Morena lo sitúa en la misma posición en que a lo largo de numerables décadas estuvo el PRI. Al apreciar que muchos de los militantes de aquel conforman hoy las filas de Morena, no hay pocos que se pregunten si esta es una reedición de la hegemonía PRI ista o si se trata, simple y sencillamente, de la conclusión de un proceso de metamorfosis. Conceptualmente no puede caber la menor duda. Metamorfosis o retroceso, el resultado para efectos de calidad y futuro del país es igual.
Pero no nos podemos equivocar, Morena no es el PRI. La alternancia política que ocurrió ahora, con los resultados electorales en Oaxaca e Hidalgo responde a varios factores que van desde la traición de los gobernadores priístas, hasta el desgaste de un modelo político que representa el PRI y que ya está agotado.
El proceso de reemplazo del PRI reciente por parte del PRI echeverrista continúa, y falta un par de elecciones estatales para determinar su máximo alcance. Ambas ocurrirán en un año y las dos últimas entidades que no han probado la alternancia estarán en juego. Este proceso no es novedoso, pero sí se aceleró notablemente en respuesta a las reformas estructurales, que ponían en riesgo el arreglo vigente durante la segunda mitad del siglo 20 y las primeras décadas de éste.
El arreglo lo conoce usted, si ha vivido por algunos años: empresarios cuyas riquezas derivan de concesiones, líderes sindicales (y sociales) que intercambian apoyo político por prebendas, intelectuales que viven de las loas a la mítica historia nacional que las mayorías aprenden en cuarto de primaria, pero refrescan todos los días en la mañanera.
A mayor abstencionismo, más posibilidades de que el partido en el poder triunfe en las elecciones, esta fue otra de las lecturas de los pasados comicios y es una constante que se repita hasta la saciedad.
En contraparte, cuando se desborda el ánimo colectivo por un cambio, ocurre la alternancia en el poder. Las victorias presidenciales de Vicente Fox, Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador respondieron a esta lógica que seguramente se mantendrá para el 2024.
En la medida que el deseo de participar para lograr "un cambio radical" se incremente entre la población, aumentarán las posibilidades de que triunfe la oposición, en cambio, si el conformismo, la desidia o incluso
la satisfacción sobre las condiciones por las que transita el país predominan, pues se mantendrá en el poder el grupo gobernante. Además de que el abstencionismo fue alarmante en Oaxaca, con el 62%, Quintana Roo, el 59% Aguascalientes, 54%, Hidalgo, 52%, Durango, 49% y Tamaulipas, con 46%, porcentajes que deberían tener preocupados a los políticos y no en una embriaguez total.
Los aires de triunfalismo y soberbia han rebasado a líder nacional de Morena Mario Delgado, y a otros miembros connotados de la 4T, empero ese desbordado optimismo debería frenarse en virtud de que la "operación triunfo" se llevaron a cabo en Aguascalientes y Durango, fue un total fracaso, más para Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López, quienes se involucraron "personalmente" para que los candidatos de Morena se alzaron con la victoria.
Por eso hemos dicho en otras colaboraciones que Morena ya alcanzó su techo y a partir de los próximos comicios en el Estado de México y Coahuila, vendrá el declive que pondrá en riesgo su permanencia en el poder a partir de la elección presidencial del 2024.
Todos los institutos políticos deben tomar los resultados como un punto de inflexión para corregir los errores y reconocer que ninguno fue capaz de mover al grueso de la población.
Ni Morena, ni el PAN y menos Movimiento Ciudadano pudieron motivar al electorado de las 6 entidades en donde hubo elecciones, no obstante de que al inicio de las campañas, había cierta expectativa por salir a votar, empero, entre la guerra sucia y el escaso nivel de propuestas serias, amén de la amenaza del crimen organizado, se fue desinflando el interés por participar. Tanto panistas como priístas deben ponderar seriamente la necesidad imperiosa de cambiar a sus dirigentes nacionales, ya que Marko Cortés y Alejandro Moreno, por diferentes razones, no están a la altura de las circunstancias para enfrentar al partido en el poder en las elecciones del 2023 y 2024.
Existe el dicho de que lo importante es competir y no necesariamente ganar. Como consejo deportivo puede ser aceptable. Pero en política, lo importante es competir para ganar.
El PRI está llevando la peor parte por decisiones equivocadas y supuestos acuerdos incumplidos. El problema es grave. ¿Si se va Alito, Queda Vigianno y Moreira? o Murat! Y el tiempo sigue corriendo para lograr acuerdos internos. Los estatutos tienen sus límites.
El menos reconocido, pero más importante en la contienda fue el INE. Para las 23 horas ya el PREP anuncio resultados preliminares confiables.
Los órganos locales y el propio INE trabajaron conjuntamente para dar a los procesos credibilidad, legitimidad y certeza, y los respaldo la confianza ciudadana.
Lo que queda claro es que la Alianza va por México, cuando tiene bases sólidas, es una alternativa competitiva. Sin embargo, construir esa base sólida debe tener un compromiso más allá de ganar. ¿Cuál es el contenido de la Alianza, o es más de lo mismo, o un regreso al pasado?
El Frente Cívico Nacional tiene una propuesta. Cambiar el sistema político presidencialista. No un tlatoani por otro. Formar un gobierno de coalición.
Con un gabinete, con mayorías legislativas de coalición. La coalición si bien por ley, la llevan a cabo los partidos, la búsqueda de un candidato o candidata presidencial, debe pasar por una elección ciudadana. Que decida la gente, para conformar una candidatura competitiva. Hay desde luego, coincidencias con Morena en combate a la corrupción, a pobreza, a discriminación, pero de otra forma, realmente eficaz.
Entonces, la respuesta es que si bien hay competencia lo que se necesita es competividad y esa se debe crear entre todos, para rescatar a México.
La bola de nieve de derrotas electorales del PRI viene descendiendo de la montaña a toda velocidad y a su paso arrasa con todo, y se dirige al Estado de México y Coahuila, los dos últimos bastiones de ese partido. En ambas entidades no ha habido alternancia política, "siempre" ha gobernado el tricolor, este dato, ya de suyo, es una razón de suficiente peso para tentar a los votantes en el sentido de buscar nuevas opciones, tal vez otra visión para gobernar con una mejor expectativa; en cambio, los más conservadores dirán que están bien y por ello, no hay necesidad de cambiar.
Esa bola de nieve ha devorado a los gobernadores en funciones, a tal grado de que han traicionado a la causa en aras de inmunidad y algún hueso.
¿Cuál PRI ganará en Edomex: el PRI de Alito, el PRI de AMLO o el de Alfredo del Mazo?
Como ya se ha dicho hasta el cansancio el PRI ha transmigrado a Morena, es tal la metamorfosis que sus principales liderazgos de gobernadores, senadores y diputados, incluso el propio AMLO, han militado en el Revolucionario Institucional, amén de que miles de militantes han cambiado la playera tricolor por la ocre. En este entorno, se preparan las fuerzas políticas para ganar la elección más
importante después de la presidencial, la del Estado de México, por contar con el mayor padrón electoral del país, razón suficiente para asegurar que lo que ocurre en las urnas en esa entidad, se replicará al siguiente año, en la elección presidencial.
En este contexto, se moverá Alfredo del Mazo gobernador de Edomex, para prestar oídos sordos, si fuera el caso, a los cantos de las sirenas, o de plano, en una postura de supervivencia política. Decíamos anteriormente que la estirpe que acompaña al gobernador mexiquense es de tal prosapia abuelo y padre gobernador, que será muy difícil que traicione a las generaciones que lo antecedieron. Dicho lo anterior, como dicen los políticos, se abre el juego de la elección en la entidad más poblada del país y con ello, inician las hostilidades en todos los niveles.
En el PRI, no se viven los mejores momentos. En contraparte, el priísmo en el Estado de México es fuerte, al igual que la marea azul representada por el PAN, por ello, diremos que la moneda está en el aire mientras que el gobernador juegue para su causa y ello implica que, desde ahora, observe con lupa a sus tres prospectos: Ana Lilia Herrera; Alejandra del Moral y Ernesto Nemer. Las debilidades del PRI nacional pueden convertirse en fortalezas en Edomex, si Alfredo del Mazo actúa con altura de miras y lealtad a la causa que exige seleccionar al candidato más apto; y no por quién le llena sus afectos |
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