Con solidaridad y respeto a Cuitláhuac García Jiménez, Eric Cisneros Burgos, Ricardo Ahued Bardahuil y Rafael Hernández Villalpando.
El problema de tener el reflector puesto encima es que éste hace que se note y celebre cada éxito, pero también que se condene el más mínimo fracaso.
Tener mucha suerte. El legado histórico de muchos gobernantes en parte depende de sí tuvieron “suerte”, durante su mandato. Si son afortunados o afortunada no tuvieron que enfrentar grandes catástrofes donde era difícil de controlar las consecuencias. Y si fueron buenos gobernantes, tuvieron la capacidad de mitigar el efecto de la catástrofe o crisis. O, algunos de estos mismos gobernantes pudieron encontrar algún chivo expiatorio y transferir la culpa, mucho depende de la credibilidad del gobernante.
Generalmente “entre el factor suerte” está fuera del control del gobernante. Por eso, los grandes líderes, aquellos que se prepararon para gobernar, también buscaron prepararse rodeándose de expertos que los apoyarán para enfrentar, si fuera necesario, grandes desastres, crisis nacionales o internacionales, los cisnes negros.
No se si la crisis del 2020 se van a traducir en la muerte anticipada de la 4T y la destrucción de los anhelos de AMLO de ser recordado como un presidente que transformó México, en una forma que permito en el futuro un país más próspero para la siguiente generación de mexicanos.
Y tal vez, el presidente nos sorprenda a todos, y una vez que se empiece a sentir el impacto de la tormenta perfecta, pueda cambiar su estilo de gobernar, buscando crear consensos en lugar de dividir.
Recuerdo que las dotes oratorias de José López Portillo fueron siempre muy superiores a las que tuvo como gobernante. Una de sus muchas frases memorables, en medio de una economía que se colapsaba fue “soy responsable del timón, pero no de la tormenta”. Los retrató de cuerpo entero. Un timonel con la vista fija en el puerto del elevado crecimiento económico.
Era en realidad el capitán que debió reducir la velocidad del barco, recortar velas y tener listo el lastre para movimientos bruscos de la nave. En lugar de eso mantuvo calderas y velas al máximo posible, alimentadas con deuda, déficit e inflación.
Así, a toda velocidad, estrelló la economía nacional contra las rocas.
Un buen capitán debe tener listo el barco ante todos los escenarios, particularmente los más extremos.
En México, informó INEGI, cayó el PIB a-0.1 en 2019. Esta caída urge a que se aterricen obras de infraestructura con sector privado, aún no hay alguno; que se aproveche el T-MEC y sus oportunidades; que se revise inversión en PEMEX y Dos Bocas y se retomen las inversiones en el sector energético; y, que el Gabinete para el Crecimiento Económico active las inversiones. Que se ejerza el gasto público con honestidad si, pero con certidumbre y en atención de las prioridades de la población: salud y seguridad.
El PIB lo genera, principalmente, el sector privado, entre 70% y 80%, a recortado inversiones, empleos y su relación con AMLO, “el cachito” no se vislumbra cordial.
Persisten descalificaciones, ahora la víctima fue el apreciado Doctor Miguel Ángel Celis, por no poder cumplir su labor sin médicos e insumos. Los médicos no son los enemigos del pueblo, su vocación humanista es irrefutable, el problema de la adquisición y distribución de medicamentos lo generó la presente administración, Buen Rostro y ayudo la COFEPRIS. Culpar al personal médico es injusto y poco creíble, y ofende más a quien lo hace.
El problema de la violencia sigue. El secretario de la Secretaria de la Seguridad Pública Federal Alfonso Durazno Montaño ahí se tropieza. No matan con total impunidad, de los diez feminicidios diarios, sólo uno se resuelve en promedio. Hartas invisibilizadas, ignoradas, hostigamiento, asaltos, violencia doméstica, violaciones y asesinato, las jóvenes protestan, alzan la vos para que se escuche.
El dolor, la furia, el enojo, la importancia se refleja en sus demandas.
El ejecutivo federal no se conmueve, publica un decálogo sin contenido, y dice los feminicidios se resolverán con amor y cariño, con valores. Crece la ira.
0aro Nacional de mujeres para tratar de hacer entender al gobierno la soledad, la vulnerabilidad, el miedo, que hoy sienten ante la violencia de género. Se han ido empoderado poco a poco.
El gobierno no entiende el problema, parte de un mal diagnóstico y así no habrá soluciones.
El llanto corre a cántaros y no se ve, ni se entiende, no hay consuelo, no hay más que odio y descalificaciones por supuestamente atentar contra un gobierno insensible.
Cuando la política se transforma en culto, los argumentos, como las monedas se desprecian. Todos entendemos que a México le hacia falta una sacudida y que hay muchas cosas que urge cambiar pero cuando menos, la mitad de nosotros no entendemos porque un gobernante que ganó en las urnas y que desde el inicio de su gestión tuvo un enorme poder y pocas resistencias está empecinado en despreciar el conocimiento como motor del cambio: las experiencias fallidas y exitosas del pasado, las señales del mercado, las enseñanzas internacionales, los datos sobre inseguridad, las cifras de desabasto o los legítimos reclamos de las mujeres por vulnerabilidad en la que vivimos.
El movimiento de las mujeres ha dado el mejor ejemplo. Tal como escribió Ivonne Melgar: “incontrolable, son liderazgo que linchan, claro en sus demandas, audaz, ajeno a las cúpulas partidistas, ciudadano politizado, vivo y viral el movimiento feminista le ha impuesto su agenda del basta ya al gobierno. Este momento ha conseguido colocar en el debate de la clase política, del capital privado, los jueces, los rectores, los ministros y hasta los vecinos del norte el tema de la violencia que la retórica gubernamental había propuesto”.
Rompió “la hegemonía que en la conversación pública ejerce el Presidente”.
Un país nunca podrá ser la suma de dos mitades que no se entienden, y hubiese sido de esperar que la batuta del líder promoverá la armonía requerida para que la sociedad regresaste a una discrepancia democrática irracional enmarcada por una concordia mínima y necesaria.
Sin embargo se comprueba el opuesto: los autócratas han descubierto que no habrá que molestarse en gobernar para todos, ya que con la mitad alcanza para llegar al poder. Y la fórmula se hace infalible cuando polarizan y promueven el resentimiento entre las mitades.
Le llegó entonces el tiempo a la sociedad de asumir la responsabilidad de unir las mitades como lo han hecho las mujeres sin reparar en sí eres, simpatizante o no de las políticas presidenciales, conservador o revolucionario, neoliberal o populista.
Esto no es un llamado a dejar de ejercer la crítica y a seguir mostrando que muchas de las políticas adoptadas llevarán a México a un retroceso democrático, pero si ha reconocer que la racionalidad y datos facticos no alcanzan para convencer y enderezar.
Hay oportunidades que sería un crimen desperdiciar. Sectores importantes de la sociedad mexicana se han sensibilizado contra la violencia de género a la luz de feminicidios con alto impacto mediático.
Los partidos políticos tienen como objetivo constitucional representar causas sociales, serían omisos sino se pronunciarán, propusiera y participarán en encontrar soluciones al grave problema de la violencia de género junto con la sociedad civil y en comunicación con los distintos poderes. Que se suman a una iniciativa ciudadana como el Paro de mujeres es algo que debe saludarse, pues para que no quede indignación en catarsis tiene que traducirse en políticas públicas y cambios legislativos.
De la misma manera debe aplaudirse que instituciones, empresas, organismos, universidades, se solidaricen con el paro y otorguen facilidades a las mujeres que, libremente, decidan participar.
La unidad entorno a una causa es valiosa, y le da fuerza.
La transformación de mentalidades no se decreta ni se impone, primero debe interiorizarse por medio de convencimiento. |
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