Con solidaridad y respeto Ricardo Ahued Bardahuil e Ing. Eric Patrocinio Cisneros Burgos
Una de las formas esenciales de comunicar es como una narrativa. ¿Quiere usted que la gente no se acuerde de lo que está diciendo? Atibórrela de números, fechas y datos de lo más diverso y sin conexión. ¿Quiere que la gente entienda lo que le quiere decir y además lo internalice y lo recuerde? Entonces narre.
No tiene que escribir un cuento o una novela para hacerlo. Basta con que los hechos, datos, fechas, personajes y en general aquello que lo informa, tenga un sentido. Cuente una historia.
Sigo pensando, como lo he expresado en este espacio que la respuesta contra la violencia se da también en la lucha política, que han existido actividades guerrilleras en la historia de nuestro país, tanto urbanas como rurales. Nunca se podrán justificar actos que pongan en peligro algún derecho constitucional como la vida o la libertad, menos aún cuando esas acciones son clandestinas y contrarias al Estado de derecho.
La mayoría de los grupos guerrilleros, además de ser auto marginados y autoexiliados de la sociedad, están conformados por jóvenes, en la mayoría de los casos, aquéllos que han crecido al amparo de la pobreza, la humillación, engendrando un profundo rencor social, pues su contexto no les dejó mayor opción que el camino de la protesta armada, cuando incluso se encuentran con ciertos objetivos cercanos a una ideología de carácter político, lejos de una actividad meramente delincuencial.
Las universidades públicas de México han sido cantera de todo tipo de movimientos sociales e ideológicos, en ellas se han engendrado movimientos armados, donde algunos de sus liderazgos se han formado bajo tendencias en contra del oficialismo y han enfrentado a las instituciones policiacas y militares.
Nuestras instituciones de educación superior públicas también han sufrido el embate de la ambición por el control político y económico que las observa como un enorme botín; en esa disyuntiva se ha puesto en riesgo su autonomía ganada a pulso en la historia, comenzando por la UNAM y seguidas por el resto de las universidades públicas del país. Se tiene una enorme avidez por tener ese territorio en el que solamente los universitarios de cepas pueden y deben tomar decisiones sobre su presente y futuro.
Estos espacios de formación son minas terrestres de combustión revolucionaria, son terreno frágil y altamente sensible, por ello no cualquiera debe entrar sin conocer su vida interna y los riesgos existentes de una movilización social, esas instituciones tienen que conservar su afán de crítica moral, cultural y política de la mano con el pueblo. Deben continuar demostrando que pueden guiar grandes contingentes de una población culta y sumar a las masas para cultivarse y tomar decisiones independientes que fortalezcan la democracia y el profundo significado de la patria.
Las universidades públicas deben convertirse en la convocatoria para una integración plural de la sociedad. Debe existir una gran alianza popular independiente que apoye el activismo a través de acciones de realidad, la toma del discurso público de manera expuesta, nunca más con un velo que cubre su rostro, todos ostentando de manera libre y plural nuestros derechos.
Tenemos que eliminar la hambruna de paz, de justicia social, de educación, de seguridad, de salud, de empleo, pues eso es lo que ha provocado, desde la época virreinal, la violencia de nuestro país.
Los crímenes, fusilamientos, mutilaciones, desapariciones generadas por la lucha del trasiego y venta de drogas ha destacado en 3 días más de 300 muertos; la Guerra de Ucrania no rebasa los 200 en el mismo lapso. Esta catástrofe no tiene que ver en su totalidad por la ausencia de presencia policiaca o militar, sino por el desdén desde lo político y social que se ha engendrado desde hace más de tres décadas en el país. Todos los esfuerzos por encontrar la paz en esta analogía jamás podrán llegar a buen puerto con balas de por medio.
La solución a todo este conflicto radica en las universidades, el enorme potencial que en sus aulas se gesta es la materia prima que sustituirá siempre a las guerrillas del pasado y que hoy sus tropas se conforman por intelectuales con alta capacitación política y patriota. Nuestras universidades públicas deben seguir manteniendo su autonomía, fortalecer la hermandad que ha existido desde hace varios lustros y que ha servido de blindaje contra oportunistas, ambiciosos y arribistas de ocasión.
En otro contexto hoy vemos con tristeza que la secretaria de Educación, Delfina Gómez, tomó la decisión de cerrar las escuelas de tiempo completo, medida que representa cortar de tajo con las pocas expectativas de desarrollo que tienen cientos de miles de estudiantes por su precariedad económica, además de violentar los derechos humanos por la educación y la alimentación.
En tiempos en que la deserción escolar está en su punto más alto (5.2 millones de estudiantes) por causa, principalmente de la pandemia, el retorno a las aulas representa un reto titánico, sin embargo, en lugar de abonar a que ello se revierta, se suman más adversidades que dificultan aún más su reinserción al sistema educativo.
Violar los derechos humanos a la educación y a la alimentación de 3.6 millones de niños y adolescentes al cancelar el programa de Escuelas de Tiempo Completo, mismo que presentaba resultados alentadores durante los 15 que operó no solo conlleva responsabilidades éticas, sino legales que debes resolver la Suprema Corte de Justicia de la Federación.
La regresión es gravísima e inconstitucional, tal como lo ha denunciado la Organización denominada "Mexicanos Primero", quienes han insistido que este programa ha revertido la desnutrición y la malnutrición de los estudiantes que están matriculados en este sistema.
El impacto no solo es a los educandos, sino también le pega al magisterio, ya que los maestros y directivos adscritos a este programa, recibían algunas compensaciones económicas que significaban un alivio para sus atribuladas economías, ahora con esta medida se les dio la espalda. Algunos gobiernos estatales, sensibles al daño que provocará en la comunidad estudiantil la medida, ha decidido continuar con recursos propios, programa de Escuelas de Tiempo Completo.
La SEP de la 4T tiene las capacidades para enmendar el error, ya que no se trata de un conflicto político, sino del derecho a la educación y a la alimentación de 3.6 millones de estudiantes.
Qué pasará con esos niños ahora, sobre todo que muchos de ellos solo comían una sola vez al día en los comedores de las escuelas con horarios de tiempo completo. Esos estudiantes recibían por las tardes el apoyo para hacer las tareas y en la recuperación de aprendizajes académicos.
El caso es que la decisión de suspender el programa de Tiempo Completo es una decisión contraria al discurso, a la convicción y voluntad presidenciales de actuar en favor de los pobres.
Un informe del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición "Salvador Zubirán" elaborado con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, entre otras instancias gubernamentales resultado de la evaluación del programa de escuelas de tiempo completo arroja datos que le ocultan al presidente y que debería ser de importancia insoslayable: El 74.3% de las escuelas hasta ahora incluidas en el programa de escuelas de tiempo completo se encuentran ubicadas en regiones de marginación alta.
El 87.3% están en el ámbito rural y una de cada 5 son escuelas indígenas.
La edad promedio de los estudiantes atendidos ha sido de 9 años de edad, la mitad son niñas y la mitad niños; el 36.9% padecen sobrepeso y obesidad, mientras que 12 de cada 100 padecen desnutrición crónica y 11 tienen talla baja.
Un dato de la mayor importancia: para el 65.8% de los beneficiarios del programa escuelas de tiempo completo el alimento proporcionado en su centro es su primera ingesta en el día y la única balanceada.
Si aplicamos una regla de tres, operación matemática que suponemos al alcance de los servidores públicos mencionados, estamos hablando de que el gobierno decidió suspender a 2 millones 300 tres mil niñas y niños su primer alimento del día y único balanceado nutricionalmente.
Esto es que la SEP ha decidido interrumpir. Lo que no sabemos es cómo se lo informó la aspirante a gobernar el Estado de México al presidente.
La política incluye la difícil tarea de decirle la verdad al jefe, quien en el caso de AMLO es un convencido de la importancia de la nutrición los hábitos alimenticios, de poner primero a los pobres, de apoyar a los que menos tienen y de elevar el nivel de bienestar de las poblaciones indígenas.
Reflexionemos informemos al habitante de Palacio Nacional lo que implica la decisión de quitarle al pobre, al hambriento, el pan de la boca y excluirlo de la posibilidad de recuperar el rezago educativo acumulado al de la pandemia. AMLO les dijo a los mexicanos que no tiene derecho a fallarnos. |
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