Francisco Cabral Bravo
Con solidaridad y respeto a Ricardo Ahued Bardahuil
Me parece qué en ocasiones, la realidad nos coloca frente a situaciones que, como caprichosas fichas de un doloroso rompecabezas, no hemos aprendido a armar. Meses y años pueden transcurrir sin que, como sociedad, logremos resolver ese galimatías que es mejor ignorar y, casi con indolencia, dejar que se vaya disolviendo entre los polvos del olvido. Inclusive, la sorpresa y el enojo que nos pueden causar se graban en las paredes de un archivo que solo se abre cuando es necesario enmarcarlas para lucirlas en actos de carácter político.
Aunque parecen temas de diferente índole, la semana pasada se dieron a conocer dos noticias que nos muestran un panorama que se envuelve entre los nubarrones del patetismo y el desdén. Son apenas dos referencias en un mapa en el que, desde hace mucho tiempo, se ha perdido la brújula y los puntos cardinales danzan con la música de la ignominia, por un lado, la publicación de los resultados concernientes a la prueba PISA y, por el otro lado, el asesinato de cinco jóvenes en el estado de Guanajuato. Insisto, al parecer se trataría de dos situaciones que no tienen nada en común, que se pueden analizar y discutir de manera aislada, concentrándonos en todas las reacciones que nos pueden provocar cada una de ellas. Sin embargo, cuando ampliamos un poco el enfoque de nuestra mirada, comienzan a surgir los rastros, las miradas y las palabras de una juventud que estamos condenando a un porvenir cada vez más complejo.
A nadie le sorprende los resultados del (PISA) en los que se nos presentan, desde una perspectiva comparativa, lo que ocurre en materias como matemáticas y el proceso de lectura. Así, con la velocidad propia de las justificaciones, de inmediato se escuchan las
voces que desestimaron los resultados, a la prueba misma y, por supuesto, señalaron a las administraciones como únicas responsables de estos indicadores. Si bien, como todo instrumento de evaluación, dicha prueba es susceptible de análisis y es perfectible, sus resultados no pueden ser descartados con esa retórica que se han encargado de justificar los fracasos con un maniqueísmo lleno de prejuicios y estereotipos: en efecto, se han brindado respuestas que se articulan con todo aquello que debe combatir una verdadera propuesta educativa que se presuma humanista. Sin olvidar, claro, que la educación en nuestro país ha sido el reflejo del manejo clientelar de sus instituciones, dejando de lado su principal objetivo: la educación de la niñez y la juventud.
Y, en ese sentido, muy poco humanista ha sido la respuesta que han ofrecido sus respectivas sombras parlantes, ante el cuestionamiento acerca de los jóvenes asesinados en Celaya.
Pero ojalá que no se olvide y se pierda lo sustancial: la prioridad es la formación y la seguridad de quienes hoy son lo más frágil de nuestra sociedad. Que cada una y uno formule su respuesta desde la postura política que desee, su ideología, permisividad o ignorancia. Sin embargo, la verdadera cuestión es entender por qué. Y, en este sentido, la respuesta adquiere otras implicaciones.
Fallamos y algo debe cambiar si queremos vislumbrar un futuro digno para las siguientes generaciones.
hay que saber entrar al fondo de los problemas hasta su raíz profunda, su tallo, ramas, hojas, flores y frutos; y a solucionar dialécticamente, con decisiones de alta precisión.
Analistas políticos, académicos, investigadores, universitarios y de organizaciones civiles, no es raro encontrar personas ambiciosas en la política, vanidosos y soberbios. Son características necesarias para esta actividad.
En otro orden de ideas, a decir de analistas políticos, académicos, investigadores, universitarios y de organizaciones civiles, no es raro
encontrar personas ambiciosas en la política, vanidosos y soberbios. En cierta medida, son características necesarias para esta actividad. Pero en política, las razones pocas veces importan.
Los partidos políticos se están convirtiendo en uno de los principales problemas de la democracia en México. Aunque en teoría son ellos un elemento fundamental para el fortalecimiento de este sistema político y de gobierno, en nuestro país se han encargado de debilitarla.
La principal razón es porque los partidos se han convertido en entes de interés particular, que buscan beneficiar a un grupo de oportunistas, a una camarilla, a una familia no son lo que debería ser; servir al pueblo, a las instituciones, y, precisamente, a la democracia. Todo ello, independientemente de su ideología o propuestas.
Los políticos son buenos actores que se ciñen a la búsqueda de poder. Tan es así que muchos ya se saben el libreto para decir sus frases en tiempo y forma. Esos son nuestros políticos.
Muchos se dicen, sin serlo, de izquierda, progresistas, de centro, demócratas. Pero la mayoría, ni siquiera entienden esos conceptos.
La resistencia civil es una forma de acción política consistente en estrategias que no conlleven a la violencia con el adversario con el que se mantiene un conflicto. Se le conoce también como resistencia no violenta. La resistencia civil opera mediante el desafío al adversario, mediante la presión y la coerción no violenta, involucrando acciones sistemáticas para debilitar las fuerzas del poder del adversario. Se han utilizado como acción ciudadana a la democracia antiliberal y a golpes de Estado, se compone entre la razón de Estado ante la falta de libertades y los derechos de la sociedad.
En la historia, esta acción política fue utilizada por Mahatma Gandhi para lograr la independencia de la India.
Por Martín Luther King, en la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos. El movimiento por los derechos civiles en Irlanda
del Norte. Las campañas contra el apartheid en Sudáfrica. Las protestas en la plaza Tiananmen en China. Las movilizaciones contra el gobierno de Pinochet.
Con orden, sin hacer caso a provocaciones, estas propuestas ya son históricas, aunque el gobierno lo niegue.
Nuestro país ha cambiado tan rápido que no hay que esperar al domingo 2 de junio del 2024 para empezar a vivir los tiempos electorales. Las campañas son a partir del primero de marzo y hasta el 29 de mayo de 2024.
Recordemos que ese día no solo se elegirá a la siguiente presidenta de la República, y se renovará el Congreso federal, sino que también se elegirá nuevo jefe o jefa de Gobierno en la ciudad de México y gobernador o gobernadora en ocho entidades, se elegirán ayuntamientos, y en casi todas, diputados locales. En total, se jugarán 20,263 cargos en la elección más grande en la historia de nuestro país.
Miles de filtros de tinta, cientos y cientos de minutos en los medios de comunicación serán dedicados a los suspirantes, primero, y después a las candidatas y candidatos de todos los partidos. La mercadotecnia política invadirá la vida de millones de mexicanos.
Es previsible que las diputadas entre las diversas fuerzas políticas serán encarnizadas, nos invadirán con toda clase de propuestas y también de escándalos. Cada pedazo territorial se peleará con todo y como en cualquier proceso, hay riesgos y oportunidades.
El riesgo en todo caso es que sea a golpe de escándalos, desprestigio y coacción del voto que se intente lograr el triunfo en las urnas.
Recuerde Marx dijo: "el gobierno del Estado no es más que la junta que administra los negocios comunes de la clase burguesa". Es un mito decir que su papel es velar por el bienestar y el interés común.
Lo hará solo en la estricta medida en que se sirva políticamente al control social.
Así pues, aquello de que "siempre ha habido pobres y ricos" es una falsedad histórica, invento de los poderosos para convencer a los débiles de que es absurdo aspirar a una sociedad sin clases.
Si la tal división está, por naturaleza, según quienes la defienden, en el ADN de nuestra especie, resulta contra natura pretender eliminarla.
El Estado, incluye hoy los ejércitos y policías, fiscales, jueces, sistema carcelario, granaderos, porros y esbirros.
Lenin concluye "Debemos rechazar los viejos prejuicios acerca de que el Estado significa la igualdad universal; pues esto es un fraude; mientras exista explotación no podrá existir igualdad. |
|