Francisco Cabral Bravo
Con solidaridad y respeto a Ricardo Ahued Bardahuil e Ing Eric Patrocinio Cisneros Burgos
La corrupción es la antesala de la violencia y la inseguridad que hemos padecido hace lustros. Por ello es importante no banalizar el actual debate electoral.
Como sociedad no podemos legitimar que la élite política burle las normas ni se pase por el arco del triunfo las leyes electorales.
El 26 de junio la Alianza va por México, conformada por los partidos PAN, PRI y PRD, dio a conocer el método de selección de su candidato presidencial, el cual definirá a la o él "responsable nacional de construir un Frente Amplio por México". Dicho proceso, que culminará el 3 de septiembre, es una respuesta a la ruta trazada por Morena en la designación de su aspirante presidencial bajo el eufemismo de "coordinador de la Defensa de la Transformación". Ambos procesos trasgreden la ley electoral. La normatividad electoral establece que las precampañas se realicen hasta la tercera semana de noviembre de este año.
Morenistas y aliancistas opositores aprovechan lagunas legales para adelantar el calendario electoral poniendo en predicamento al INE y al TEPJF. Las actividades actuales tanto de Morena y sus aliados como de la oposición aliancista son propias de una precampaña. Por tanto, son actos anticipados de precampaña y son acciones ilícitas. La ley prevé sanciones, según la gravedad o reiteración de la falta, que alcanzan desde la amonestación pública o una multa económica, hasta perder el derecho a ser registrado como candidato. Sin embargo, la ley aplica a partir de septiembre, fecha que da inicio el proceso electoral, no antes. Como aún no se declara formalmente el proceso hasta septiembre, no hay materia. Sin embargo, hay medidas cautelares como la de no llamar al voto, ni para el aspirante
ni para el partido. Quedan en vilo también el uso de recursos económicos. ¿Se realizará una fiscalización a modo o quedará en el limbo el origen y la aplicación de recursos? A poco más de dos semanas algunas de las llamadas "corcholatas" han prodigado cuantiosos gastos en espectaculares, bardas, pendones y propaganda en camiones en todo el país.
¿Cuál es el origen del dinero? Estamos ante nuevas y viejas disyuntivas. Los partidos políticos se han especializado en establecer leyes electorales en cada reforma para después violarlas. Sin embargo, se evidencia que el pragmatismo político del poder debe tener límites. El poder no se conquista no importa cómo, no importa con quién y mucho menos no importa con cuánto. Morena con sus aliados y la oposición aliancista amparan una postura electoral que daña al país. Quedan evidenciados los partidos y la élite política, siendo los actores que conducen los destinos de la nación. ¿Así toman decisiones de gobernabilidad con gazapos y artificios? Surgen otras preguntas que desde hace años flotan en la esfera pública: ¿Cuál es la relación entre la ética y los valores con los principios de la política? Ese ejercicio de poder muchas veces torcido por abusos son la antesala de la corrupción no sólo del poder sino de la sociedad.
Qué pasa cuando las élites políticas carecen de ética, de valores, de visión y coraje para hacer conducir la sociedad. El desencanto emerge, lo **societal** pierde sentido y los ciudadanos pierden la paciencia.
El uruguayo José Mujica lamenta el desvío de los principios éticos de la clase política en la región y la seducción por los privilegios y la corrupción por el dinero público. "El problema es que la actual generación de políticos ha arruinado la relación entre la ética, los valores sociales y el ejercicio de la representación política. " Enrique Dussel, filósofo argentino mexicano, experto en el tema, dice: "Padecemos una generación de políticos en México que carecen de calidad ética. Buscan enriquecerse y han naturalizado la
corrupción al grado que se ha calificado, desnaturalizando la sociedad".
Por tanto, relación entre ética y política ha sido tensa. Su desvío nos conduce a la impunidad y a la corrupción generalizada como un cáncer que hace metástasis en todos los rincones sociales. La corrupción es la antesala de la violencia y la inseguridad que hemos padecido hace lustros. Por ello, es importante no banalizar el actual debate electoral.
Como sociedad no podemos legitimar que la élite política burle las normas ni se pase por el arco del triunfo las leyes electorales. Estamos ante el riesgo de una evidente pérdida de autoridad moral de los principales actores que conducen y simbolizan el rumbo de la nación. O ¿debemos aceptarlos con el mismo cinismo pragmático? Sin acortar la responsabilidad del ciudadano, la élite política tiene negado menoscabar el orden socialmente establecido. Si es inoperante el artículo 226 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (Legipe), sobre precampañas y sus tiempos electorales, instituida en 2007, pues hay que cambiarlo porque está rebasado o es obsoleto. Pero no truquear para adelantarse de manera alevosa sobre los contrincantes. Esto es provocar un claro desencuentro político y un diálogo de odio. México es un país más plural y complejo, en donde la cultura común ya no es variable absoluta. Se requiere fortalecer la ética política y mínimos valores comunes que faciliten la convivencia y la construcción social. De lo contrario, lo hemos visto en otros países, la decepción.
Y como lo comenté en espacios anteriores el gobernador de Querétaro, el panista Mauricio Kuri González respalda a la senadora Xóchitl Gálvez Ruiz para la candidatura de la oposición a la Presidencia de la República. "La caballada a nivel nacional está jalando bien". "Ojalá y ella sea, es una candidata fuerte, que conoce y es un agente que tiene una gran trayectoria y muy buen perfil" Kuri González fue una de las personas consideradas para abanderar
a la oposición en 2024. Y mencionó que lo que más le preocuparía en México es que pierda la democracia.
Nunca antes los partidos habían compartido el privilegio de decidir a su abanderado en las presidenciales con organizaciones de la sociedad civil.
El Comité Organizador de la Elección interna está formado por siete ciudadanos, cinco son ex consejeros del IFE, y seis integrantes de los partidos.
El poder se rige por principios y dos de ellos son el de la plenitud y el de la ubicuidad.
Los achicados partidos tradicionales hicieron a un lado sus diferencias ideológicas para formar el Frente Amplio por México, junto con organizaciones de la sociedad civil.
El último registro, fue el de Beatriz Paredes. La senadora acudió a la Torre Azul de Reforma, donde sesiona el Comité Organizador apoyada en lo que llamó su "bastón de mando". Llegó acompañada, entre otros por Mauricio López, y su gran amigo Heriberto Galindo.
Estructurada, inteligente, la aspirante del PRI aseguró, en el breve mensaje que siguió a la entrega de documentos, que no tiene "cola que le pisen". Hoy vivimos un "parteaguas" que definirá si el horizonte de México será el de la evolución democrática o el de la regresión autoritaria. "Lo más fácil en México es incitar a la violencia y al odio, lo verdaderamente difícil es tener la grandeza para encontrar los puntos que nos unen".
¿El fenómeno Xóchitl Gálvez la desanima o la anima?
"Me encanta que Xóchitl se vista como yo". Le estamos dando una gran promoción a la vestimenta que surge de las mujeres artesanas. Me encanta que tenga orígenes indígenas como yo. No tiene por qué desanimarme.
Son biografías distintas. A, Alito Moreno, no le tengo ninguna confianza. Mi impresión es que es una persona que siempre busca como quedar bien, como sacar provecho. No le interesa el partido y menos el país. "Es factible que la ruptura dentro del partido, no sólo
por la salida de senadores, sino también por la creación de grupos de corrientes de opinión provoquen, tarde o temprano, que Alito se vaya. Lo que él pretende es ser senador y que no lo metan a la cárcel. Ese es su objetivo, lo cual no es nada seguro.
Y para terminar los recientes acontecimientos son más que elocuentes. La vida nos ha enseñado que todo es sumergible y es destructible. Nos debemos aplicar con la mayor rapidez al control de daños. Debemos iniciar el salvamento y el rescate.
No sé cuántos botes salvavidas tenemos. Es más, no sé si tenemos botes salvavidas. Por eso, no sé si se salvará el gobierno, el sistema, el país o no sé si se salvará alguno. Tampoco sé a quién se quiere salvar. Tan sólo sabemos que hemos perdido mucho tiempo de salvamento discutiendo si la culpa fue del Titanic o si fue del iceberg. Para los que siempre acusan a otros, la culpa fue del capitán del Titanic. Para los que siempre se excusan de todo, la culpa fue del capitán del iceberg. Para los que se mueren, nada importan los culpables.
Existen algunos gobernantes que piensan que la solución consiste en regresar el iceberg al Ártico. Algunos de sus opositores creen que la solución sería reparar el Titanic. Los que pensamos en salvar a las personas sabemos que hay que utilizar a todos los Carpathía que sean necesarios, olvidándonos del iceberg y del Titanic. Pero estamos tan perdidos que no sabemos discutir o ni siquiera sabemos lo que discutimos.
Para la casualidad de Aristóteles, todos podemos tener razón porque todos nos referimos a algo distinto.
Pero para la gobernabilidad de Habermas, todos estamos perdidos por no coincidir en el diálogo.
Mientras tanto, los futuros candidatos nos asustan con que ya viene el lobo. Los corderos electores buscamos un buen pastor. Pero los disfraces no nos dejan ver quién es quién. Es más, ni siquiera sabemos si el lobo es imaginario ni si el pastor es farsante.
En pocas palabras estamos viviendo con una impotencia gubernamental que se da cuando un sistema resulta incapaz de servirse por sí mismo. Equivale en medicina a la discapacidad. En psicología, a la alineación. En derecho, a la interdicción. Sin embargo, ya no podemos refugiarnos en nuestro peluchito. El problema es más que serio. ¡Tengamos mucho cuidado con ello! En realidad, el iceberg es tan sólo el inicio y no el final de la historia. Pero dicen que no debemos preocuparnos tanto. Así de sencillo. |
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