Con solidaridad y respeto a Cuitláhuac García Jiménez, Eric Patrocinio Cisneros Burgos, Ricardo Ahued Bardahuil y Rafael Hernández Villalpando
Cómo lo he comentado en este espacio cada vez que escribo al respecto.
El actual gobierno celebra los triunfos de un equipo de deportistas que se preparó y fue apoyado durante 3 años y medio por el gobierno federal anterior y los gobiernos estatales.
El número de medallas ganadas por la delegación mexicana en los Juegos Panamericanos de Lima, superó ampliamente a la expectativa de Ana Gabriela Guevara que esperaba 19 medallas de oro, y se trajeron 37 medallas áureas y un tercer lugar en el medallero, con 136 en total.
Amlo prometió un estímulo monetario por cada medalla de oro y una beca por un año a cada integrante de la delegación haya o no conseguido triunfos. El dinero para esos estímulos vendrá de la venta de la casa de Zhenli Ye Gon, subastada en 102 MDP. "Por eso los 544 deportistas van a tener su apoyo especial" .
Con todo respeto no hay riesgo alguno en premiar a los triunfadores y hay que hacerlo, pero el chiste es apoyarlos antes de saber que ganarán una medalla.
Este es un ejemplo nada trivial de política de Estado.
Independientemente del gobierno en turno , apoyar a los deportistas nacionales inspira a la juventud, fortalece el orgullo nacional y disemina una cultura de salud y ejercicio entre la población.
Cada gobierno podrá variar la política de apoyo al deporte y las cifras reinvindicaran o no esa modalidad sexenal, pero los componentes de Estado: "Apoyar la formación de talentos desde abajo como una política masiva de salud pública, reclutar y apoyar a los talentos detectados y luego cuidar y acompañar el deporte de alto rendimiento son componentes inevitables en una política pública exitosa".
No, la negra noche del neoliberalismo esta bueno para título de novela, pero no para un diagnóstico serio y punto de partida para mejorar el bienestar de los mexicanos.
Bien dijo John F Kennedy: "El éxito tiene muchos padres, pero el fracaso es huérfano".
Ojalá que apoyen a los deportistas mexicanos en su camino a los Juegos Olímpicos, a celebrarse en Japón el próximo año y en las demás justas deportivas internacionales, y que no se quede de petate, luego de que regresaron con la mejor participación, desde 1955, al ocupar el tercer lugar en el medallero.
Da gusto ver que el país tiene logros importantes, en cualquier disciplina.
Claramente, a pesar de las instituciones deportivas los escasos recursos y el errático apoyo por parte del Estado mexicano, estas mexicanas y mexicanos son atletas y deportistas de clase mundial.
Que Ana Gabriela Guevara aprenda lo que se logró este año, es el país que recibió y ojalá nos entregue mejores resultados en futuras competencias.
En otro contexto ni somos ni nacemos iguales.
Es importante tener los mismos derechos ante la ley, pero eso resulta insuficiente cuando las oportunidades son tan dispares y, peor aún, cuando en la sociedad perduran resabios clasistas racistas y xenófobos, prejuicios en que para unos las cosas sean mucho más difíciles que para otros.
Es de elemental justicia buscar que el terreno se empareje para que sean los méritos y las capacidades los que determinan el lugar de cada persona en el ámbito profesional, en vez de la cuna, nacionalidad, género, pertenencia étnica preferencia sexual o color de piel.
Combatir efectivamente cualquier forma de discriminación debería ser factor de unidad nacional, pero su uso demagógico aviva la polarización.
Estudios como el que coordina Patricio Solís en el Colegio de México, demuestran correlación, si bien no única y determinante entre el tono de piel y cargos directivos.
Encuestas no dejan lugar a dudas; nuestra sociedad es extremadamente discriminante.
Los promotores de la 4T personalizan el tema y se lanzan contra los privilegiados de nacimiento a quienes identifican con los opositores a su proyecto.
No hace mucho, un comunicador oficialista estigmatizó a la comunidad de una universidad privada en un medio público, y antes a los participantes de una marcha opositora, por su clase social, con la intención de descalificar moralmente a disidentes, pues pretenden ligarlos a la defensa de privilegios aberrantes.
Es parte de la narrativa épica reiterada hasta la saciedad por la propaganda gubernamental, que necesita de enemigos poderosos a los que derrotar, así sean inventados.
Al asociar privilegios sociales y de clase con opositores, se discrimina a minorías políticas en pos del autoritarismo. Tan grave como eso es la impostura.
Educación y Salud son los dos grandes pilares de la igualdad social.
Es irresponsable que desde el poder se remuevan resentimientos sociales en la lucha política; está visto que la cuestión racial es materia inflamable que puede salirse de control si se le azusa con fines facciosos. Transferir dinero en efectivo genera clientelas y compra de votos, pero no significa un cambio estructural a favor de la igualdad ni atenta contra la pigmentocracia.
En otro tema, ahora sí, la inseguridad se está volviendo un tema cada vez más complicado; todos los días nos enteramos de hechos violentos, algunos de ellos con una saña que pensábamos era algo del pasado; algunos, como la extorsión o el derecho de piso, en actividades económicas que no se habían visto o conocido con anterioridad y siguiendo estrategias cada vez más sofisticadas; y otros más, como el robo en la calle, que son tan frecuentes, que hace que vivamos en un estado permanente de alerta.
Para evaluar lo que está haciendo la administración podemos simplemente observar si las actividades que dijeron que se iban a realizar se están realizando, o podemos medir la efectividad, es decir, la razón de ser de la estrategia para combatir la inseguridad, disminuir la violencia y que los ciudadanos se sienten más seguros; y hacerlo.
Alfonso Durazo planteó que "La meta inicial es lograr abatir los homicidios dolosos venta y 50% en el transcurso de los primeros tres años".
Lo que conocemos del 2019 va en sentido contrario de la meta que se propuso.
¿Qué también sentimos en la entidad federativa en la que vivimos?
Las cifras de percepción de la inseguridad son anuales, al igual que en el caso de los homicidios; no obstante, el INEGI tiene una encuesta trimestral para áreas urbanas denominada Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, que muestra qué en los dos primeros trimestres del 2019 los ciudadanos se sienten tan inseguros como en el semestre anterior.
En otras palabras, muy lejos de lo que se requeriría para avanzar en el cumplimiento de la meta sexenal.
En síntesis, y reconociendo que el sexenio tienen poco de haber iniciado, podemos decir que hasta ahora la administración está aprobada en eficacia.
Están haciendo lo que dijeron: crearon la Guardia Nacional e incrementaron el presupuesto para seguridad; pero todavía estaría reprobada en efectividad, los homicidios se han incrementado la percepción de inseguridad no ha disminuido.
Por ello, hace sentido que los ciudadanos tengan una posición más negativa que positiva al evaluar la tarea del ejecutivo federal en materia de seguridad pública.
Y recuerde: Vuelvo ahora al diseño institucional de la democracia. ¿Hace falta cambiar la Constitución para cambiar el régimen?
Una visión ortodoxa diría que no se puede cambiar el régimen sin cambiar las reglas básicas de la competencia electoral o bien las reglas del ejercicio del poder federal.
Sin embargo, el nuevo balance del poder permite alterar algunos arreglos sin cambiar la Constitución.
Por ejemplo, hay quien dice que " ya se acabó con el federalismo corrupto para ir hacia un gobierno federal más fuerte"
Para algunos, centralizar el poder en el gobierno federal no parece ser una buena forma de consolidar nuestra democracia.
Para otros, aunque el presidencialismo haya sido parte de nuestro pasado autoritario, esta centralización es deseable porque ahora gobiernan "ellos" y no los de "antes".
Por último, el Ejecutivo se ha pronunciado contra varios órganos autónomos y contrapesos del diseño constitucional que heredó.
Para unos, los órganos autónomos reflejan la captura gubernamental por intereses particulares.
Para otros, su función fundamental es sigue siendo acotar la discrecionalidad del gobierno federal.
¿El poder Ejecutivo de hoy no merece tales contrapesos? ¿Sí? ¿No? ¿Por qué? |
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