Con solidaridad y respeto a Cuitláhuac García Jiménez, Eric Patrocinio Cisneros Burgos, Ricardo Ahued Bardahuil y Rafael Hernández Villalpando
Muy difícil resulta comentar sobre el concepto de la seguridad nacional, para el caso mexicano, es aún inacabado, confuso y sujeto a interpretaciones caprichosas en las que se mezclan desde concepciones eruditas hasta opiniones neofitas que confunden la protección ciudadana con la supervivencia del Estado o el orden interno.
Pues bien el 16 de mayo se publicó el decreto por el que se aprueba la Estrategia Nacional de Seguridad Pública del Gobierno de la República, en la que se señala como uno de sus objetivos de la seguridad pública, seguridad nacional, y paz. Lo que acentúa, la percepción de la falta de claridad conceptual de ambos términos.
El pensamiento sobre la seguridad nacional debe partir de una definición clara de lo que se entiende por ella, su dimensión y sus alcances, sólo así podrán establecerse los contenidos, las funciones y responsabilidades institucionales y constituir las estructuras para cumplir los fines propuestos. Si esa incertidumbre los efectos del cambio paradigmas pueden resultar adversos.
De esta forma la seguridad de la nación debe ser concebida como una condición a lograr y mantener para que sea posible el desarrollo y la convivencia social en un ambiente interno y externo estable y en lo posible armonioso.
Cambiar el paradigma sin una idea nítida suele ser peligroso y de costos frecuentemente elevados.
En otro contexto el diagnóstico es grave, muy complicado ¿alguien lleva la cuenta? Es mayor y quizá no lo hemos dimensionado como es debido. Son sentencias de dependencias estatales que han resentido en mayor o menor medida la disminución de sus presupuestos y las derivaciones de ello difícilmente las podemos evaluar hoy con claridad.
¿El propio gobierno tiene una idea de las afectaciones que está desencadenando? Sólo dos botones de muestra: cierre de estancias infantiles y cese del financiamiento público a organizaciones civiles.
Todo ello se ha presentado bajo el amparo de una aspiración incontestable: austeridad.
La palabra tiene connotaciones positivas cuando aluden al cese de gastos suntuarios, o a la interrupción del despilfarro. Pero estamos aprendiendo que la noble austeridad también quiere decir despidos súbitos, reducciones de salarios arbitrarias, cancelación de programas importantes, rebajas severas que impiden a las instituciones cumplir con sus encomiendas.
Las instituciones y programas tienen una historia. Desde su gestación hasta el presente han pasado por distintas etapas, reclutando personal especializado, acumulando conocimiento y destrezas profesionales, afinando rutinas y por supuesto también cargan con taras e ineficiencias.
Desde el presupuesto se puede fortalecer, acotar, redimensionar e incluso clausurar programas y dependencias. Son muchas las necesidades y los recursos limitados. De tal suerte que reasignar en principio es una tarea necesaria y compleja. Pero castigar a rajatabla y sin previsiones mayores puede configurar situaciones irreversibles.
Se pueden y se están erosionando capacidades institucionales que se construyeron a lo largo del tiempo y que no será sencillo recuperar.
Lo que se está dejando de hacer, de atender y de prever puede dejar una estela de destrucción mayúscula. ¿ a costa de qué y de quiénes? El exceso de austeridad se ha vuelto problemático y propicia un malestar en donde ya suenan alarmas.
¿El gobierno de AMLO comienza a traspasar fronteras En donde ya no se trata de quitar privilegios y grasa, si no el músculo de actividades que pueden impedir la buena marcha del país y generar consecuencias negativas?
La operación austeridad va en ruta de un estrangulamiento de la administración pública.
¿Una mejor recaudación podría aligerar los recortes? Las tijeras del jardinero, de las que hablamos, no alcanzaron y en su lugar se ha sacado una podadora que con mucha velocidad cortara el resto. La podadora corta parejo y se llevará partes que son necesarias. El país no sólo funciona con los empleados de base, porque quién tiene el conocimiento y la especialidad para mover el elefante son a los que se recorta. ¿Con la pobreza franciscana funcionará el gobierno? ¿Cuánta austeridad más aguantará el país?
En esta grave situación, la indigestión emocional permanente no ayuda, sin embargo, a navegar productivamente estos tiempos tan agitados e inciertos. El sol o disgusto no sirve para aprender mayores cosas sobre el país y tampoco abona a la construcción paciente, inteligente y estratégica de oposiciones capaces de hacerle frente y ponerle límites al Ejecutivo, su movimiento y su momentum.
Anuncios del gobierno que rompen el fondo y/o la forma. Medidas gubernamentales que se suceden a toda prisa, encimándose unas con otras. Decisiones de gobierno cuyo sustento argumentativo y racionalidad técnica no son en absoluto claros por ejemplo: asfixiamiento presupuestal y regulatorio del sector público que pudiera llegar a comprometer la propia vialidad de programas prioritarios del nuevo gobierno.
Conviene con todo hacer el esfuerzo por entender. "Entender" buscando desentrañar la trama posible de motivaciones, razones, lógicas y significados que pudiera (o no) hacer comprensibles gestos, dichos y actos de poder que con frecuencia, resultan ininteligibles.
Conviene hacerlo, en resumen, para sacarle algún provecho a este momento tan álgido y confuso en la política y en la vida de México.
En lo personal, frente a la 4T, esforzarme en encorchetar el impulso a juzgar y darme a la tarea de intentar entender, me ha resultado útil. Hacerlo me ha obligado a hacer explícitos, confrontar y examinar mis propios supuestos, mis creencias y mi forma de mirar y organizar la realidad. Me ha permitido también, experimentar otras formas de leer el mundo, aprender cosas que no sabía y a hacerme, desde ahí, nuevas preguntas.
Entendernos en ánimo de justificar o de resignarse frente a decisiones que remueven soportes y entendidos claves de la forma tradicional de hacer política y gobierno en nuestra República, y que pueden no gustarnos, parecernos inconsistentes o, de plano, descabelladas. Tratar de entender para conocernos y conocer un poco más al país que le habla AMLO.
Hay años buenos, muy buenos. Hay años confusos, pero muy confusos.
Finalmente referiré que la renuncia de Guzmán Martínez a la dirección general del Instituto Mexicano del Seguro Social resultó la chispa que prendió la pradera, ya que de inmediato, desde diversos frentes, se puso el grito al cielo, por la gravedad de las imputaciones que hizo el senador con licencia, en las que alerta sobre la crisis en el abasto de medicinas, al tiempo de poner en riesgo enfermos que dependen de los medicamentos que les proporciona el IMSS para mantenerse con vida.
Desde San Lázaro, los diputados exigieron que se detenga el recorte indiscriminado que se hace al sector salud.
Los recortes económicos dañan "el corazón del Seguro Social", ya que la infraestructura hospitalaria y de servicios empieza a colapsar y no se observa como el gobierno de la 4T vaya a contener el desastre administrativo y financiero para siquiera intentar enderezar un barco que va a pique.
Ya que está maniatado y a expensas de lo que ordena la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Miroslava Sánchez, presidenta de la Comisión de Salud, ha señalado que "puede haber austeridad republicana, Pero lo que sí necesitamos es asegurar la calidad de la atención a los derechohabientes", para ello necesitamos personal, medicamentos e infraestructura.
A la fecha van 700 millones que no llegan a las altas del IMSS.
En los argumentos esgrimidos por Germán Martínez para justificar su dimisión, menciona: "Ahorrar y controlar en exceso el gasto en salud es inhumano. Ese control llega a escatimar los recursos para los mexicanos más pobres"
En los hechos y con las acciones que en materia de restricción del gasto gubernamental está haciendo, se atenta contra cientos de miles de mexicanos que viven en estado de precariedad y que por ende carecen de los servicios médicos fundamentales.
No es de ahora, el IMSS ha sido desbordado por la demanda. Lleva lustros que mientras crece la población, los servicios se contraen y la tensión se deteriora.
Y ahora el diagnóstico es grave, pues se le ha dado el golpe de gracia a link con los recortes económicos que atentan contra la vida de miles de enfermos.
Asimismo faltan especialistas para atender enfermedades crónico degenerativas y a adultos mayores, como geriatras, reumatólogos, urólogos, gastroenterólogos, endocrinólogos, nefrólogos y radiólogos.
"Los niños que padecen cáncer y esperan su tratamiento, quienes viven a la espera de la insulina, las poblaciones de diversidad sexual que reclaman antirretrovirales, no merece ni un minuto de rebatingas de poder". Es decir el derecho ambiente está desprotegido. " La cuarta transformación no son cambios burocráticos, sino revolución cultural". Germán Martínez Cázares.
Dicen los expertos que entre más contrasta la realidad con la narrativa, la narrativa se va desgastando.
Pero dicen también que esto no es suficiente para provocar un nuevo cambio.
Cambiar el rumbo requiere de una nueva narrativa, suficientemente poderosa para que la anterior quede obsoleta. |
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